El Canciller de Israel, Eli Cohen, afirmó que la República del Paraguay prevé inaugurar su nueva embajada en Jerusalén antes de que acabe el año, de acuerdo a la promesa de campaña del flamante presidente guaraní, Santiago Peña.
De esta manera, la nación sudamericana se sumará a Estados Unidos, Guatemala, Honduras y Kosovo en la breve lista de naciones que la reconocen como unidad político-territorial del Estado de Israel, situación que rechaza la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y Palestina.
Traslado de la Embajada y polémica en Paraguay
El traslado de la Embajada de Paraguay desde Tel Aviv a Jerusalén había sido una de las promesas de campaña de Peña, anticipando la tendencia política de su eventual gobierno y profundizando vínculos con Israel, un actor central en Oriente Medio.
Así lo ratificó Cohen, ministro de Asuntos Exteriores del estado judío, quien se reunió con el nuevo presidente en Asunción un día antes de la toma de posesión. Como contrapartida, Israel anunció que reabrirá su embajada en Paraguay luego de que el ex mandatario, Abdo Benitez, haya retirado la sede diplomática hacia Tel Aviv.
La tensión en la región árabe se remonta a la época de la segunda posguerra, cuando se creó el Estado de Israel. Jerusalén es un territorio crítico ya que ha sido declarado como Tierra Santa para las tres religiones abrahámicas: el cristianismo, el judaísmo y el islam.
Allí se ubica el Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos y la Mezquita de Al Aqsa. Sin embargo, el caos social entre Israel y Palestina escaló hasta numerosos enfrentamientos armados y la ONU convocó a “aquellos estados que han establecido misiones diplomáticas en Jerusalén a retirarlas de la Ciudad Santa”.
La mayoría de las embajadas que aún se situaban allí fueron retiradas paulatinamente, pero hubo un quiebre cuando el presidente norteamericano Donald Trump decidió trasladar la de Estados Unidos a Jerusalén en 2017.
La definición fue repudiada por las Naciones Unidas pero también por naciones centrales como Francia, Irán y Turquía. Funcionarios palestinos calificaron la acción como una abdicación por parte de Washington de ocupar el rol de mediador por la paz en la región.
El perfil de política exterior de Peña
“Paraguay tiene una vinculación muy cercana con Estados Unidos, históricamente. Hemos sido un aliado”, caracterizó el presidente Santiago Peña a la relación de su país con el gigante norteamericano.
A propósito, fue en esa misma línea en la que ratificó que Paraguay mudaría su sede diplomática a Jerusalén. En efecto, Israel es un socio histórico de Estados Unidos y el conflicto de intereses en la región con Palestina ordena al resto de los actores políticos en el planeta.
A propósito de ello, es encuadrar los posicionamientos de Paraguay en relación a los diferentes escenarios de confrontación que recrudecen a escala internacional. Contrario a la tendencia global, forma parte de la decena de países -y es el único en América del Sur- que reconoce a Taiwán como un Estado Autónomo.
A tal punto que el propio vicepresidente taiwanés viajó a Asunción para la toma de posesión de Peña. En un escenario en el que se tensiona la política de “Una sola China” que promueve el Partido Comunista de aquel país, Paraguay permanece como un importante socio comercial de Taiwán y esa situación genera contradicciones al interior del Mercosur para negociar con China.
En relación al conflicto en Ucrania, Paraguay ha tenido, en cambio, un posicionamiento neutral en el que promovió desde el inicio de la Operación Militar Especial en febrero de 2022 un cese al fuego y acuerdos por la paz.
“No nos alineamos a nadie sino a nuestros propios principios”, indicó en aquel entonces el canciller Euclides Acevedo, dejando en evidencia el desinterés guaraní por exponerse.
Occidente en declive y redespliegue en América Latina
La crisis en la élite anglosajona que se viene desarrollando desde principios de siglo ha debilitado la hegemonía unipolar que se había consolidado a partir del Consenso de Washington.
Esa confrontación entre sectores globalistas, con asiento en las cities financieras, y sectores continentalistas, con anclaje en el complejo petrolero de Texas e industrial militar del Pentágono, permitió la emergencia de un tercer esquema: el multipolarismo de los BRICS.
Este nuevo bloque ha acumulado la fuerza suficiente para poder cuestionar el ordenamiento de los asuntos internacionales por parte de las fuerzas atlantistas.
Sin embargo, en el marco del declive occidental ante el ascenso multipolar, el sector continentalista expresado en el Partido Republicano de los Estados Unidos y el Comando Sur del Pentágono, ha desarrollado un redespliegue en América Latina en la última década.
Con el objetivo de contrarrestar la influencia de China y Rusia en su “patio trasero”, el Unipolarismo Financiero ha logrado ganar músculo político a partir de algunas figuras como Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile, Añez-Camacho en Bolivia, Boluarte en Perú, e incluso Bullrich-Milei en Argentina.
La decisión de Peña de trasladar la embajada en Jerusalén se inscribe en esa misma recta y abre la puerta para que otros países en la región la continúen.