
Hace diez años, el país miraba al cielo. El 16 de octubre de 2014, el ARSAT I despegaba desde la Guayana Francesa rumbo a su órbita geoestacionaria, marcando un antes y un después en la historia tecnológica argentina. Por primera vez, una empresa estatal diseñaba, fabricaba y operaba su propio satélite de telecomunicaciones. Un año después, el ARSAT II consolidaba ese camino con una nueva misión que expandía la cobertura a todo el continente americano.
Los dos hitos fueron posibles gracias a una política de Estado que entendía la ciencia como motor de desarrollo y la conectividad como un derecho. ARSAT no solo garantizó soberanía en las comunicaciones: también potenció un entramado productivo nacional que involucró a más de 130 pymes tecnológicas, universidades y organismos de investigación.
Sin embargo, la postal actual dista mucho de aquella épica. Desde diciembre de 2023, los recortes presupuestarios aplicados por el gobierno de Javier Milei paralizaron la continuidad del ARSAT III, el proyecto que debía lanzarse este año y que ahora se encuentra en suspenso. Los despidos en empresas asociadas, la fuga de técnicos especializados y la incertidumbre sobre la financiación del sistema satelital generan preocupación en el sector.
Desde la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA) advirtieron mediante un comunicado que el Ejecutivo busca entregar “la joya de la corona”: la banda 5G, asignada originalmente a ARSAT, a empresas privadas extranjeras.
En paralelo, denunciaron un vaciamiento de las áreas estratégicas y la reducción de programas de desarrollo federal. “El Estado invirtió durante más de una década para construir una infraestructura que garantizara la independencia tecnológica. Hoy esa estructura está en riesgo”, señalaron desde el sindicato.
En los años de su lanzamiento, el sistema de satélites nacionales fue clave para reducir la brecha digital, conectar escuelas rurales, hospitales y localidades alejadas del tendido de fibra óptica. También fortaleció el control sobre las comunicaciones y el flujo de datos, un punto crítico en la era de la información. Sin esa red, muchas provincias podrían volver a depender de servicios satelitales extranjeros, con un costo económico y político enorme.
El trabajo detrás de los satélites Arsat
Detrás de los satélites hay años de formación científica, inversión pública y planificación a largo plazo. Ingenieras, técnicos y científicas que participaron del desarrollo de los ARSAT recuerdan el proyecto como una escuela de innovación nacional.
La encargada de construirlos fue la empresa estatal Invap y el 50 por ciento del satélite está realizado con piezas fabricadas en el país. Ambos satélites ofrecen servicios de telecomunicaciones, transmisión de datos, acceso a Internet, telefonía IP y televisión digital.
Como explican desde la Agencia Nacional de Noticias Científicas de la UNQUI, la diferencia es que el primero tiene alcance a Chile, Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia, mientras que el segundo cubre desde Tierra del Fuego hasta Canadá.
“La primera implicancia es que nos posicionó como uno de los 10 países que pueden desarrollar satélites geoestacionarios, operarlos y mantenerlos activos todo este tiempo. Tener un equipo con estas características a 36 mil kilómetros de distancia de la Tierra, con el ataque constante de la radiación, del vacío y los cambios de temperatura, es muy crítico”, dijo Ezequiel Mc Govern, trabajador de la empresa y delegado de Foetra consultado por la Agencia de UNQUI.
Los tiempos del aniversario son poco felices para seguir desarrollando ciencia en el país, pese a esto, les trabajadores continúan su lucha. El sindicato de las telecomunicaciones Foetra realizará un acto el 14 de octubre a las 17 horas.
El objetivo del encuentro es impulsar los proyectos de Ley presentados ante el Congreso que buscan “fortalecer la soberanía nacional con la participación activa de las provincias, preservando la continuidad del desarrollo económico del país, los trabajadores que lo sostienen, dándole a las políticas de telecomunicaciones un carácter federal”.