
En pleno barrio porteño de Caballito, a finales de la década de 1960, Carlos Alberto Mestre y Carlos Alberto García Moreno cursaban el secundario en el colegio Dámaso Centeno.
Muy pocos años después, en medio de los vértigos y efervescencias de la época, los jóvenes Carlos Alberto eran Nito Mestre y Charly García, que en un puñado de años construyeron una banda que haría historia y de la que hoy, exactamente un viernes 5 de septiembre como ese día de 1975, se cumplen 50 años de su despedida.
El Luna Park, en una doble función noctura fue el escenario del “Adiós Sui Generis”, nombre también de la película que se filmó en esa jornada y que es el registro definitivo de la función final de uno de los mayores íconos de la música nacional. El trabajo del director Bebe Kamin, también parte de esa memoria, fue realizado con cuatro cámaras y plasmado en un documental de 75 minutos.
Atrás quedaba la etapa del coro de la escuela, donde Charly tocaba el piano y Nito la guitarra acústica y la flauta traversa. Al mismo tiempo, cada uno de ellos tenía sus bandas: “To Walk Spanish” de Charly García y “The Century Indignation” de Nito Mestre.
En ese septiembre de 1975 el dúo, que había comenzado como sexteto en 1968, había grabado 3 discos: “Vida” en 1972; “Confesiones de invierno” en 1973 y “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” en 1974. En el año 2000 saldría “Sinfonías para adolescentes”, en el último regreso de la formación.
Sui Generis o el adiós de la primavera antes del largo invierno
El tiempo a veces es caprichoso y lo natural no siempre encaja con la historia. En septiembre se termina el invierno y fue justamente cuando se despidió Sui Generis. Apenas unos meses después llegaría la dictadura cívico-militar y en el loop de sensaciones aparece con nitidez la escena de la película “La noche de los lápices”.
Allí, en la ficción los actores que representaron a los pibes de La Plata desaparecidos hasta el día de hoy desde ese 16 de septiembre de 1976, cantaban “Canción para mi muerte”, en un fragmento del final de la película, basada en la investigación de María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez.
“Hubo un tiempo que fue hermoso
«Canción para mi muerte»
Y fui libre de verdad
Guardaba todos mis sueños
En castillos de cristal” (…)
A veces el arte anticipa y la realidad termina siendo la copia cruel de las creaciones culturales. Al fin y al cabo, en Sui Generis hay una enorme cantidad de letras que cuentan su época, pero al ser universales trascienden su tiempo.
Sui Generis, sobre todo las letras de Charly, funcionan como crónicas de un tiempo, una especie de recorrida por la Argentina. El joven Charly, aunque lo supiéramos tiempo después, anticipaba la llegada de “los dinosaurios”.
El rock argentino, con tantas expresiones que habían ido de la copia en castellano a la creación nacional, sacaba carnet de adultez poco antes del silencio de las Juntas Militares.
“Hace 50 años, la disolución de Sui Generis marcó el cierre de una etapa y el nacimiento de otra: la consolidación de Charly García como emblema del rock y el recuerdo imborrable de un dúo que transformó la canción joven”.
La historia de Sui Generis
El Festival BARock III de 1972 en el Club Argentinos Juniors, fue el momento del despegue para la banda de Charly y Nito, quienes con León Gieco, se transformaron en las grandes figuras del encuentro.
Desde ese momento, la popularidad y crecimiento profesional no dejó de escalar. De fiestas privadas y recitales en colegios a los teatros de la Avenida Corrientes y de las grabaciones caseras a editar con sellos comerciales los discos, Sui Generis construyó con solvencia una carrera breve pero potente.
En noviembre de 1972 salió “Vida” el primer álbum, donde Charly compuso todos los temas salvo uno en coautoría con Carlos Piégari, parte del grupo desde un principio, que con esa participación terminaría saliendo de la formación.
Claudio Gabis y Alejandro Medina, dos de los integrantes de Manal, fueron partes de las grabaciones del material que se presentó en el Teatro Astral.
“Confesiones de Invierno”, fue editado en noviembre de 1973. Ese segundo álbum fue entregado al público en el Teatro Ópera. Charly y Nito contaron en ese trabajo con la participación de Alejandro Correa en bajo y Francisco Pratti en guitarra.
Las letras de Charly García, con la cominación de una sensible belleza y una crítica social poco frecuente en el rock hasta ese momentro, a la par de la sutil combinación de las voces que desplegaban con Nito, tan emparentadas con los resgistros del recorrido sinfónico de esa época, fueron puntales de un público que se volvió masivo.
“El adiós de Sui Generis en 1975 fue mucho más que un recital: fue un espejo de los sueños, las frustraciones y la sensibilidad de una época. Medio siglo después, su eco todavía vibra en la cultura popular”.
“Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, de 1974, fue su tercer álbum de estudio y algunas de sus letras fueron modificadas por la censura. En determinadas canciones de ese disco el bajo está a quedó en manos de Alejandro Correa, anque en otras aparece el bajista Rinaldo Rafanelli, quien se quedaría en la banda hasta el final del ciclo.
El Teatro Coliseo fue la sede de la presentación de “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, con dos funciones, el 13 y 14 de diciembre de 1974, del llamado Ciclo Talent, el sello especializado en rock de la compañía grabadora Microfón.
En estas presentaciones además de Charly y Nito, Rafanelli tocó el bajo y Juan Rodríguez la batería con el agregado de David Lebon en la guitarra eléctrica y la presencia de León Gieco como invitado.
El 11 de abril de 1975, Sui Generis regresó a la Avenida Corrientes, para presentarse en el Teatro Gran Rex, el más grande de la Ciudad de Buenos Aires.
Poco tiempo después sería el anuncio de la separación y la convocatoria para el Luna Park, que contó con una gran promoción publicitaria con afiches en la calle y avisos en la muy popular revista “Pelo”.
Uno de los afiches de la despedida de Sui Generis.
El 5 de septiembre de 1975, viernes igual que medio siglo después, con las funciones de las 20:30 y 22:30, Charly y Nito cerraban el breve recorrido de una banda bisagra en la cultura nacional. Para el rigor de la precisión histórica a Sui Generis le quedaría una presentación en Caleta Olvia en Santa Cruz y algunos fugaces regresos: en 1977, en 1981 en Montevideo (Uruguay) y en el año 2000 con la edición del disco “Sinfonías para adolescentes”
Sui Generis fue símbolo de época, potenciado por lo que se vendría, pero también fue la plataforma de dos carreras extraordinarias, con pasos por diversas fomaciones y etapas solistas.
El power tierno de una era que pronto se llenaría de tormentas.
La canción de los fogones de al menos dos generaciones, que todavía suenan en el imaginario colectivo de la Argentina y sus letras atraviesan el cielo de las poesías de los tiempos.
Una vejez sin temores
“Cuando ya me empiece a quedar solo»
y una vida reposada.
Ventanas muy agitadas,
y una cama tan inmóvil…
Y un montón de diarios apiladoooos,
y una flor cuidando mi pasado
y un rumor de voces q me gritan
y un millón de manos q me aplauden (…)