
El 18 de septiembre se estrena en los cines Belén, una película basada en una historia real, protagonizada por Ana Pláate y Dolores Fonzi, quien también es la directora. El film narra la lucha del colectivo feminista por la liberación de “Belén”, una joven tucumana que había sido condenada a prisión por homicidio luego de sufrir un aborto espontáneo en el hospital.
“Yo no parí ningún bebé”, se escucha que la protagonista manifiesta durante el juicio, en el tráiler que dio a conocer la directora. Y allí agrega: “Llegué al hospital a que me ayudaran y terminé presa habiéndome enterado de que había perdido un embarazo. Ni el duelo me dejaron hacer”.
A través de sus redes sociales, Dolores Fonzi sostuvo que “la unión de este grupo de mujeres convirtió la injusticia en una victoria colectiva”. La directora, además, explicó que “Belén puso en jaque al sistema judicial”.
La problemática del aborto en los cines
Tras su celebrada ópera prima, Blondi, la actriz y cineasta presenta esta historia para la plataforma Amazon Prime Video. Esta vez se trata de un drama dispuesto a recuperar el debate social por el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, el cual fue aprobado por ley en diciembre de 2020.
En la película, Fonzi interpreta a la abogada Soledad Deza, quien aceptó defender a la joven acusada de cometer un aborto ilegal. Ambas, acompañadas por el movimiento feminista, transitaron un camino que planteó un antecedente frente a un sistema judicial conservador.
La película, escrita por Dolores Fonzi y Laura Paredes, se apoya en el libro de Ana Correa. Somos Belén, el libro de Correa, se publicó en 2019 para el mundo de habla hispana y posteriormente fue traducido al inglés con un prólogo de la escritora feminista Margaret Atwood.
El film cuenta con la producción de Leticia Cristi y Matías Mosteirin para K&S Films, con Diego Copello como productor ejecutivo.Además de en cines y plataformas, la película fue seleccionada para participar del Festival de San Sebastián.
La historia de Belén
En 2014, Belén —nombre ficticio para preservar la identidad de la mujer— quedó detenida luego de concurrir al Hospital Nicolás Avellaneda, en Tucumán, por un dolor abdominal. Dichas molestias resultaron ser producidas por las contracciones de un embarazo del cual no tenía conocimiento.
Tras abortar espontáneamente, los médicos de la institución la denunciaron y quedó detenida. La joven pasó dos años encerrada en la Unidad Penitenciaria Nº 4 de Tucumán, luego de ser condenada en 2016 a ocho años de prisión por homicidio doblemente agravado.
La detención de Belén generó una fuerte reacción en el movimiento feminista y de derechos humanos. Organizaciones sociales, referentes políticos y colectivos de mujeres reclamaron por su libertad al considerar que su caso evidenciaba cómo el sistema judicial y de salud vulneraban los derechos de las mujeres, en particular de aquellas de sectores populares. Las marchas con la consigna “Libertad para Belén” se multiplicaron en distintas provincias del país.
El caso también se transformó en un símbolo de la lucha por la legalización del aborto en Argentina. La situación de Belén puso en evidencia las consecuencias de la criminalización, la violencia institucional y las desigualdades de acceso a la salud reproductiva.
En un primer momento se acusó a la joven de “aborto seguido de homicidio” y después se cambió la calificación a “homicidio con alevosía agravado por el vínculo”. Tras marchas y pedidos ante la Justicia, la Corte Suprema de Tucumán la absolvió y destacó la injusticia que había sido el trato recibido y el hecho de que hubiera permanecido detenida durante tanto tiempo. Belén pudo obtener su libertad en 2017.