En una jornada que dejó al desnudo la fragilidad parlamentaria del oficialismo, la Cámara de Diputados aprobó este miércoles dos proyectos que el Gobierno había intentado bloquear —la Ley de Financiamiento Universitario y la Emergencia Pediátrica— y rechazó cinco Decretos de Necesidad y Urgencia, en una señal clara de desgaste político para Javier Milei.
La sesión fue impulsada por la oposición, que logró el quórum pese a las maniobras del oficialismo y convirtió el recinto en escenario de una dura derrota institucional para el Ejecutivo.
Con media sanción, ambas leyes avanzan ahora al Senado, mientras los DNU rechazados se suman a una serie de fracasos legislativos que dejan a La Libertad Avanza sin respaldo ni capacidad de control político.
“Perdimos todas”, admitió el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en un intento por relativizar la embestida como parte de una estrategia electoral opositora. Pero el saldo fue demoledor.
Un Congreso que marca el rumbo
La Ley de Financiamiento Universitario fue aprobada por 158 votos afirmativos contra 75 negativos, con el respaldo transversal de bloques opositores. La norma establece la actualización automática de los fondos para universidades, paritarias docentes y aumento de becas.
El oficialismo la combatió con argumentos de ajuste fiscal, pero quedó en minoría incluso con algunos aliados silenciosos. También se votó la Ley de Emergencia Pediátrica, impulsada por la crítica situación del Hospital Garrahan.
El texto busca asegurar el financiamiento urgente de insumos, salarios y servicios básicos. La medida, que obtuvo amplio consenso, visibilizó un tema sensible que el Gobierno intentó desactivar sin éxito en los medios ni en el recinto.
Diputados «mandó» cinco DNU al tacho y manifestó señales de desgaste
El golpe más estructural para el oficialismo llegó con el rechazo de cinco DNU firmados por Milei. Los decretos otorgaban facultades delegadas al Ejecutivo y promovían la intervención o el vaciamiento de organismos técnicos como el INTI, INTA, Vialidad y entes culturales.
Algunos fueron rechazados por mayoría simple y otros, directamente por los dos tercios del cuerpo, lo que refuerza su caída política y jurídica. El oficialismo no solo no logró sostener sus decretos, sino que además se quedó sin capacidad de veto ni negociación real.
Con estos rechazos, el Congreso empieza a recortar de hecho el alcance del “plan motosierra”, limitando el margen de maniobra presidencial. Además de las votaciones centrales, la sesión dejó expuesta una fractura en sectores que hasta hace poco eran aliados circunstanciales del oficialismo.
Legisladores de bloques provinciales y dialoguistas, que en otras ocasiones habían acompañado al Gobierno, esta vez votaron en contra o se abstuvieron, mostrando un cambio de clima político que podría anticipar nuevas derrotas parlamentarias para Milei en lo que resta del año.
Esta pérdida de interlocutores no sólo complica la gobernabilidad, sino que debilita la estrategia electoral del oficialismo, que pretendía mostrar fortaleza institucional de cara a octubre.
¿Una derrota electoral?
El desconcierto del Gobierno fue evidente. Francos buscó minimizar los resultados, acusando al kirchnerismo de “hacer demagogia”, pero en total fueron doce las derrotas que sufrió el oficialismo durante la jornada.
La sesión dejó claro que ni el bloque libertario ni sus eventuales aliados pueden hoy imponer agenda o bloquear iniciativas ajenas. Con este escenario, el Congreso vuelve a posicionarse como contrapeso real del Ejecutivo. A 80 días de las Elecciones legislativas, la imagen de Milei como “dueño de la lapicera” se ve desdibujada.
La oposición mostró músculo político, y lo hizo con una agenda que interpela directamente a la sociedad: educación pública, salud infantil y control institucional.
Para el oficialismo, esta sesión deja una doble señal de alarma: sin votos en el Congreso y sin resultados económicos a la vista, el camino hacia el 26 de octubre aparece cada vez más cuesta arriba. Mientras tanto, el Senado espera por estas leyes. Y las urnas, también.