Por decisión del gobierno de Javier Milei, el Día de las Infancias deja de existir. El Decreto 562/2025, publicado este jueves en el Boletín Oficial, restablece la vieja denominación “Día del Niño”, dejando de lado la inclusión que se había conquistado en 2020 con un cambio simbólico clave.
Un decreto que borra Derechos: Milei impone una mirada única sobre la niñez
Con esta medida, el Gobierno no sólo altera el calendario, sino que envía un mensaje contundente: las infancias diversas, plurales y no binarias vuelven a quedar fuera de la narrativa oficial. La nueva fecha oficial es el tercer domingo de agosto, que este año será el 17. El viernes previo (15) también será no laborable, generando un fin de semana largo.
Pero el verdadero impacto no está en el calendario, sino en el gesto político: reinstalar el término “Día del Niño” equivale a desconocer las múltiples formas de ser y vivir la niñez en la Argentina actual. El decreto lleva las firmas del presidente Javier Milei y de la ministra Sandra Pettovello.
En 2020, el término “Día de las Infancias” fue impulsado por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia con el objetivo de ampliar la mirada sobre la niñez, visibilizando no sólo a varones y mujeres, sino también a niñas y niños trans, no binaries, de pueblos originarios, con discapacidad y otras identidades silenciadas históricamente.
El origen del cambio fue resultado de una consulta federal coordinada por la SENAF, que reunió a organizaciones de infancia, género y diversidad de todo el país. Argentina fue uno de los primeros países de América Latina en institucionalizar el uso del término “infancias”, marcando un precedente regional.
Para 2023, más de 80 municipios argentinos ya celebraban oficialmente el “Día de las Infancias”, con actividades que promovían el juego libre, la igualdad y la identidad diversa.
Reemplazar esa denominación por “Día del Niño” implica una negación explícita de esa diversidad y una vuelta a una lógica binaria, masculina y excluyente. El lenguaje construye realidades. Llamar “Día del Niño” a una fecha que había sido resignificada bajo parámetros inclusivos es una decisión política alineada con el negacionismo del gobierno frente a la perspectiva de género y los Derechos Humanos.
La diversidad infantil, otra vez invisibilizada por el Estado
No sorprende, en este contexto, que el presidente haya celebrado en redes el “Día del Niño” en 2024 ignorando deliberadamente el cambio de nombre previo. El decreto de este año no hace más que oficializar ese desprecio. La ministra de Capital Humano ha sido criticada por el vaciamiento de programas sociales, la parálisis de políticas de primera infancia, y la distribución irregular de alimentos para comedores comunitarios.
En ese marco, la eliminación del “Día de las Infancias” se inscribe como otro capítulo en una gestión que viene desmantelando la protección estatal hacia niñas, niños y adolescentes, especialmente los más vulnerables. Organismos de derechos humanos, colectivos de familias diversas y profesionales en niñez han señalado que este tipo de retrocesos simbólicos no son neutros ni inocuos.
Borrar el término “infancias” es volver a centrar el foco en una infancia homogénea, blanca, cis, urbana y patriarcal, dejando en los márgenes a quienes más necesitan ser visibilizados. La red de organizaciones “Infancias Libres” señaló que este tipo de decisiones refuerzan la exclusión estructural que viven las niñeces disidentes en el país.
El retorno al “Día del Niño” no es una simple cuestión semántica, sino una declaración ideológica. Es el reflejo de un modelo que decide qué infancias merecen ser nombradas y cuáles no. Mientras más del 60 % de las niñas, niños y adolescentes viven en la pobreza, el Estado nacional opta por quitarles también la posibilidad de ser reconocidos en su diversidad. El mensaje es claro: las infancias que no encajan en la norma, no existen.