
Este viernes fue el preestreno del documental “Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta soberana”, dirigido por Juan Pablo Lepore y producido por el Centro de Estudios para la Soberanía Popular Mariano Moreno (CESOPMM) junto al Movimiento Popular La Dignidad. Se trata de una propuesta que trasciende la mera denuncia para convertirse en manifiesto político. El film confronta al espectador con una realidad que duele: en un país que alimenta al mundo, 16 millones de personas padecen inseguridad alimentaria. Esta paradoja cruel se convierte en el hilo conductor de una narrativa que no teme señalar responsables ni proponer alternativas concretas.
La presentación oficial tendrá lugar el 1 de septiembre a las 18, en la Sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543, CABA). Tras su estreno, circulará por diversos ámbitos académicos, sindicales y comunitarios para impulsar el debate sobre la Empresa Nacional de Alimentos.
Este film documental se estructura sobre datos contundentes que revelan la concentración extrema del mercado alimentario nacional. Diez corporaciones controlan el 90% de la distribución, mientras gigantes especuladoras como Molinos Río de la Plata, Arcor y Mastellone fijan precios que acentúan la crisis social. La obra navega desde los mercados bonaerenses hasta las plantaciones riojanas, construyendo un mapa de la dependencia alimentaria que caracteriza al modelo económico actual.
Estética y compromiso político
Juan Pablo Lepore asume la dirección con la claridad de quien comprende que el cine político requiere tanto rigor documental como capacidad de síntesis. La conducción de Rafael Klejzer, figura destacada del Movimiento Popular La Dignidad, suma una perspectiva militante que no oculta su posición ideológica. Esta transparencia fortalece el relato, que rechaza la falsa neutralidad para abrazar la parcialidad comprometida.
El montaje alterna testimonios, datos estadísticos y material de archivo con notable eficacia. La cámara muestra espacios emblemáticos de la producción y comercialización nacional, mientras las voces expertas contextualizan cada imagen. La propuesta visual evita el sensacionalismo fácil y opta por la construcción pausada de argumentos sólidos. El resultado es un film que informa tanto como persuade, característica fundamental del mejor cine documental político.
La producción conjunta entre el CESOPMM y el Movimiento Popular La Dignidad revela una estrategia que busca trascender las salas tradicionales. El documental nace con vocación militante y con conocimiento de la realidad, diseñado para circular en universidades, sindicatos y espacios comunitarios donde la reflexión política encuentra terreno fértil.
Soberanía perdida, soberanía posible
La obra sitúa la concentración alimentaria actual en perspectiva histórica precisa. Conecta las políticas de desregulación impuestas por la dictadura militar con la crisis contemporánea, traza una línea que atraviesa los gobiernos de José Alfredo Martínez de Hoz, Carlos Menem, Domingo Cavallo y Fernando De La Rúa. Esta genealogía del neoliberalismo alimentario permite comprender que la situación actual no constituye casualidad, sino que es el resultado de decisiones políticas específicas.
El documental examina casos emblemáticos como el intento fallido de expropiación de Vicentín, episodio que ilustra las resistencias estructurales que enfrenta cualquier política de soberanía alimentaria. Frente a estos obstáculos, presenta modelos alternativos exitosos: la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos de Bolivia y la experiencia de AGROANDINA en La Rioja, las cuales demuestran que la intervención estatal puede quebrar oligopolios y democratizar el acceso a alimentos básicos.
La propuesta central del film es la creación de una Empresa Nacional de Alimentos (ENA), que se presenta con argumentos técnicos sólidos. Esta propuesta podría acortar cadenas de comercialización, garantizar precios justos a productores y ofrecer alimentos a costo para consumidores. Esta visión programática convierte al documental en herramienta de construcción política concreta.
De la indignación a la propuesta
“Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta soberana” logra lo que el mejor cine político debe conseguir: transformar la indignación en propuesta. La creación de Lepore no se conforma con señalar los males del presente, sino que imagina alternativas posibles. En tiempos donde el discurso oficial celebra la desregulación total, este documental reivindica el rol del Estado como garante de derechos básicos.
La fuerza del film reside en su capacidad para articular denuncia y esperanza. Muestra que la soberanía alimentaria no constituye una utopía, sino un proyecto político factible. En una Argentina donde la pobreza alcanza al 50% de la población y la indigencia al 20%, esta propuesta adquiere urgencia histórica.
El documental cumple una función pedagógica fundamental: explica que el hambre no es destino inevitable, sino el resultado de políticas concretas pero no inquebrantables. Esta claridad conceptual, sumada a la solidez de la investigación y la eficacia narrativa, convierte a la obra en un aporte significativo al debate público nacional. El cine documental argentino encuentra aquí un ejemplo de cómo la militancia política puede potenciar la calidad estética sin traicionarla.