
Silencio eterno. Así definieron millones de fans en redes sociales la muerte de Ozzy Osbourne, cantante de la histórica banda Black Sabbath, que falleció este martes a los 76 años. Su deceso fue confirmado por su familia en un comunicado: “Estaba con los suyos, rodeado de amor. Pedimos privacidad en este momento”.
La noticia sacudió al mundo de la música apenas semanas después de que Osbourne ofreciera su última actuación en vivo, en un show benéfico junto a sus excompañeros Geezer Butler, Tony Iommi y Bill Ward, en Villa Park, Birmingham. El espectáculo, promocionado como “el mejor concierto de heavy metal de la historia”, recaudó más de 190 millones de dólares y se convirtió en un evento de despedida tan poderoso como conmovedor.
De Birmingham al Olimpo del rock
Nacido como John Michael Osbourne en 1948, Ozzy vivió una infancia marcada por la pobreza, la dislexia y los trabajos precarios. Todo cambió al escuchar “She Loves You” de los Beatles: fue el momento que lo empujó a perseguir la música. Tras pequeños proyectos, formó con Tony Iommi y compañía Black Sabbath, grupo que fundó el heavy metal tal como lo conocemos.
Su voz inconfundible, el tono lúgubre de las letras y su estética oscura lo convirtieron en el «Príncipe de las Tinieblas», un mito viviente para generaciones enteras.
Drogas, excesos y resurrección
Ozzy no solo marcó una época por su música, sino también por su vida descontrolada. Desde morder la cabeza de un murciélago hasta orinar un monumento en Texas vestido con ropa de su esposa Sharon, el artista supo hacer del escándalo un arte. “Sin controversia, no hay rock and roll”, declaró alguna vez.
A pesar de sus adicciones —que casi lo destruyen—, Osbourne supo reinventarse como solista y lanzar discos aclamados como Blizzard of Ozz y No More Tears, además de crear el mítico Ozzfest, festival que reunió a lo mejor del metal durante más de dos décadas.
Ozzy showman: de los escenarios a MTV
En 2002, Osbourne se transformó inesperadamente en estrella de reality show gracias a The Osbournes, el programa familiar que batió récords en MTV. Allí mostró su faceta más humana, confundido y desordenado, pero adorable. Lejos de destruir su mito, la exposición televisiva amplió su popularidad entre nuevas generaciones.
“Soy un payaso estrafalario. Todo es entretenimiento”, dijo alguna vez. Y su vida lo confirmó: pasó de la prisión juvenil a vender millones de discos, de los excesos autodestructivos a ser un padre presente, y de la oscuridad del metal al calor de la televisión familiar.
Un legado imposible de igualar
Con Black Sabbath, Ozzy grabó nueve álbumes certificados como oro o platino. Como solista, 17 de sus temas llegaron al top 10 del ranking Mainstream Rock, y siete discos se metieron en el top 10 de Billboard 200. Fue incluido en el Salón de la Fama del Rock en 2006 y siguió activo hasta los últimos años, pese a luchar contra el Parkinson desde 2020.
Deja seis hijos, millones de seguidores y un legado musical que trasciende fronteras, géneros y décadas. Ozzy Osbourne no fue solo una voz, fue una fuerza cultural.
Como él mismo dijo: “No podrías inventarme”.