
Un estudio comparativo de Creencias Sociales del Observatorio Pulsar.UBA trazó el perfil de una Argentina que valora la Democracia, pero pone en duda su eficacia. Mientras crece la tolerancia entre sectores con ideas opuestas, también se afianzan posturas más duras en seguridad y un consenso privatista moderado. Entre ellos, los Derechos, el Estado y las representaciones políticas atraviesan una etapa de transformación.
En ese aspecto, el informe detectó que la Democracia sigue siendo el régimen más valorado. En 2024, ocho de cada diez personas manifestaron que prefieren vivir en un sistema democrático. En 2023, esa proporción era del 70 %. Sin embargo, esa valoración pone en duda debido a que el 42 % cree que, si un gobierno democrático no da respuestas, debería ser reemplazado antes de finalizar su mandato.
No obstante, los perfiles construidos por el observatorio dividieron a la población entre demócratas puros, pragmáticos e indiferentes. Los pragmáticos crecieron interanualmente, reflejando una sociedad que prioriza resultados por sobre la estabilidad institucional. La confianza en la democracia parece estar condicionada por la eficacia del gobierno de turno.
¿En qué elegimos creer?
La política, sin embargo, genera sentimientos encontrados porque el 52 % dijeron estar muy o bastante interesados y un 47 % respondió lo contrario. En este terreno político, la voz femenina se hizo latente en su gran mayoría de los encuestados.
La polarización, en cambio, mostró una leve baja en casi el 60 %, por lo que no condiciona sus relaciones personales por las ideas políticas de los demás, y el 78 % sostuvieron que no juzgan moralmente a quienes piensan distinto.
En cuanto al orden público, el informe revela un giro hacia posiciones más punitivistas. Dos de cada tres personas manifestaron posturas duras frente al crimen. El 66 % se mostró a favor de que los militares colaboren con la lucha contra el narcotráfico, pero el 80 % rechazó la libre portación de armas. Es decir, se reclama más seguridad sin resignar derechos.
Por su parte, el Estado como actor político y económico, aparece en una posición ambivalente, en el sentido de que aumentó la percepción de que se gasta mucho del 64 % al 80 % entre 2023 – 2024, y hay alto consenso en reducir gastos en política y empleo público. De todas maneras, la mayoría se opone a recortar salud y educación, y exige control estatal sobre servicios privatizados.
Sobre la ayuda social, el 66 % sostiene que es necesaria, aunque no resuelva todos los problemas. Esta tensión entre el consenso privatista y la demanda de derechos muestra una sociedad que redefine su vínculo con lo público sin renunciar del todo a él.
En el plano de los derechos individuales, el informe muestra una tendencia estable hacia la ampliación. El respaldo a la eutanasia, la adopción homoparental y el alquiler de vientre se consolida. También creció el apoyo a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), aunque la legalización del trabajo sexual y del consumo de marihuana sigue generando divisiones.
A la hora de elegir un modelo de país, nuestros habitantes miran hacia el norte global. Estados Unidos encabeza la lista tanto como país con el que Argentina debería vincularse, como en aquel al que desearían parecerse. España, Canadá e Italia completan el podio.