El fútbol argentino está en medio de la pretemporada a la espera del comienzo del campeonato local y con un nuevo mercado de pases a la vuelta de la esquina. Más allá de que ciertos apellidos ya cambiaron de clubes, la ventana de transferencias se abre de forma oficial el próximo lunes 7 de julio. En ese sentido, la gran novela se generó en Buenos Aires con River Plate y Racing como los protagonistas más relevantes de esta época del año.
El Millonario buscó los servicios de Maximiliano Salas que dejará la Academia al ejecutar su cláusula de rescisión. Este movimiento provocó malestar en Avellaneda y puso el foco en la metodología utilizada por los de Núñez para quedarse con el delantero. Pese a no haber tantos antecedentes, existen algunos muy importantes en el último tiempo. Además, la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) se metió de lleno en el tema con un agregado en el reglamento.
Sin rodeos
Con el Mundial de Clubes en el pasado, al menos para los equipos argentinos, en el país ya se palpita lo que será el arranque del 2° semestre. La Copa Argentina ya inició una nueva fase, aunque los duelos de River y Boca serán los únicos pendientes por su participación en el torneo internacional. Además, el Millonario tiene como máximo objetivo la Copa Libertadores con los octavos en agosto, al igual que Racing, y la búsqueda de reforzar su plantel.
Bajo ese panorama deportivo, el técnico Marcelo Gallardo puso manos a la obra con un apellido ofensivo dentro del país. El DT le hizo saber a la dirigencia que uno de sus mayores deseos estaba no muy lejos de Núñez. El delantero Salas era la gran apuesta del Muñeco para reforzar un sector diezmado tras la lesión de Sebastián Driussi y la venta de Franco Mastantuono. Sin lograr un acuerdo con Racing, desde el Millonario hablaron con el jugador al respecto.
El ex atacante de All Boys se mostró más que interesado en ser transferido y a pesar de la negativa de su club para venderlo, River resolvió concretar todo desde la cláusula. De este modo, Salas activará su salida al ejecutar dicho sistema con un monto de €8.000.000. El jugador ya se despidió de sus compañeros en los últimos días y no fue parte de los convocados por Gustavo Costas para el cotejo de Copa Argentina ante San Martin de San Juan.
Un llamado de Gallardo bastó para que el correntino de 27 años replantee su futuro y quiera irse de Avellaneda. Incluso, tenía todo encaminado para una renovación con una mejora circunstancial de sueldo y cláusula. Luego de demostrar su mejor versión con el vigente campeón de la Copa Sudamericana, Salas continuará su recorrido en las filas de River de cara al resto del 2025. Cabe mencionar que en Racing no cayó del todo bien esta maniobra institucional.
Desde la dirigencia albiceleste, con Diego Milito como presidente, hasta el cuerpo técnico y el propio plantel, sintieron la partida de Salas como una traición. Hay quienes desde el exterior del cuadro de Avellaneda avalan su decisión de buscar una mejora económica y deportiva en su carrera. Lo que es seguro es que en Racing sienten que River faltó a la famosa palabra de caballeros que había en el fútbol argentino para no robarse jugadores mediante la cláusula de rescisión.
Una herramienta moderna
En términos legales la cláusula de rescisión es una forma que le permite al jugador concluir su vínculo con un club antes de lo previsto en su contrato siempre que se abone cierta cantidad. Más allá de que el dinero debe ser pagado por el futbolista, casi siempre es el equipo comprador quien deposita el monto. En este caso River no logró un acuerdo con Racing por la transferencia de Salas y decidió inclinarse por ese debatible movimiento.
Cabe mencionar que la metodología como tal se originó en España en 1985 por el Real Decreto 1006/1985 para su regulación. Incluso, en aquellas tierras se dio el caso con mayor polémica de la historia del fútbol. En el 2000 se concretó el traspaso de Luis Figo desde Barcelona al Real Madrid a través de una cláusula que hoy equivaldría a unos €60.000.000. Ese suceso quedó registrado como una épica traición al pasar sin escalas entre clásicos rivales.
Según el propio portugués que reveló la verdad tiempo después, su intención no era dejar el cuadro catalán pero quedó preso de sus palabras. El mediocampista arregló un acuerdo previo con Florentino Pérez, candidato a presidente merengue, como método de presión para su renovación en el equipo culé. No obstante, el triunfo de quien hoy sigue en el cargo de la Casa Blanca obligó a que el luso cumpla lo pactado y cambie de vereda.
Más allá de las cuestiones en suelo español, la cláusula de rescisión tiene un manejo propio en la Argentina. Lo primero que debe pasar es que el jugador notifique al club que la ejecutará vía carta documento. Desde el equipo vendedor se debe entregar un CBU para que se haga el depósito, pero, si ese paso es negado, el jugador puede hacerlo de manera directa con la AFA. Asimismo, la parte interesada tendrá que abonar impuestos y costos administrativos para que la AFA emita el certificado de transferencia.
Una gran diferencia que se aprecia con este formato de cláusula es que no se debe abonar el 15% al jugador dentro de los diversos porcentajes a pagar. Dentro de lo que se deposita está el 2,5% al Fondo de Retiro de Futbolistas, el 2% a la AFA y el 0,5% a Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA). Mientras que, otro monto a tributar es el 8% del valor correspondiente al Decreto 520/23. Este camino habilita que no haya deducciones en el consenso entre el club que la fijó y el jugador representado.
Un apartado beneficioso
El fútbol argentino se vio convulsionado en los últimos días por la guerra de intereses entre River y Racing pero antes de eso hubo otro caso resonante. Durante el Mundial de Clubes se conoció que el Real Madrid adquiriría a Mastantuono mediante su cláusula de €45.000.000, situación que River no pudo rechazar. Frente a ese acontecimiento, desde la AFA agregaron una nueva variable en el apartado de este método de interrupción contractual.
La casa madre del fútbol argentino, en conjunto con FAA, publicaron una nueva normativa con los puntos 4°, 5° y 7° en el Boletín N° 6711. Este flamante concepto se incorpora a la reglamentación original de las cláusulas emitida en junio de 2019. El agregado indica que desde ahora el futbolista podrá ejecutar la denominada “cláusula simplificada de finalización anticipada de contrato” si acuerda con el club en el que está inscripto.
A su vez, esta novedosa sección apunta que las 3 partes involucradas pueden concretar una forma de cancelación para la salida con plazos, métodos de pago y cuotas. Además, permite la posibilidad de que se agreguen diversos objetivos por productividad en el club al que el jugador llegue. Incluso, existe una arista que ante una cláusula desactualizada por rendimiento permite que el jugador sea compensado con futuras negociaciones sin el comprador lo acepta.
En tanto, la normativa apunta que “a los fines de su oportuna validación internacional” se deben registrar los acuerdos en el Transfer Matching System (TMS) de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Este proceso se conforma en base a los cotidianos estándares de la máxima entidad del fútbol. De hecho, el cambio se aplicó tras una actualización mundial luego de que en 2024 la FIFA no habilitó el pase de Lass Diarra al Charleroi.
Por su parte, desde las entidades nacionales se explicó que la adopción del novedoso apartado no va de la mano con la transferencia de Mastantuono. Con el objetivo de brindar un mecanismo extra al jugador para romper su vínculo, insistieron que los acuerdos entre privados se podían realizar antes del boletín. El caso del joven talento de River abrió cierto debate en la cuestión de las cláusulas pero lo de Salas explotó aún más el panorama por ser entre clubes del país.
Un quiebre definitivo
Para muchos dentro del fútbol argentino se debería solo activar la cláusula de rescisión cuando aparecen ofertas del exterior para no generar roses internos. Otro sector sostiene que es una forma más equilibrada y justa para que el futbolista no quede preso de su club y logre que su carrera crezca con un nuevo pretendiente. Lo que es seguro es que el caso Salas no es el primero en Argentina pero que como todos, finalizará con una mala relación entre partes.
Aquellos apellidos que utilizaron esta herramienta se fueron por la puerta de atrás, abucheados por los hinchas y sin posibilidad de retorno. En el último tiempo Boca fue uno de los equipos más involucrados en estas circunstancias de transferencias. La más resonante en el Xeneize sucedió con Cristian Medina, quien ejecutó su cláusula de U$S15.000.000 a inicios de 2025 para ir a Estudiantes como parte del proyecto de grupo Foster Gillett.
La situación del volante es la única en que una empresa se metió de lleno en una venta para reforzar a otra institución. En tanto, los de la Ribera también sufrieron del otro lado en 2024 cuando Valentín Barco ejecutó su cláusula de 10 millones de dólares para mudarse a Inglaterra. Incluso, Ezequiel Fernández activó la suya de 20 para irse a Arabia Saudita. Lo curioso del caso con el Colo es que una reciente venta a Francia le depositaría cierto dinero a las arcas xeneizes por derechos de formación.
Por otro lado, ese mismo año Boca también tuvo injerencia en la salida de Cristian Lema de Lanús al activar su cláusula de U$S 400.000. En 2023 sucedió con Lucas Blondel al dejar Tigre para sumarse al Xeneize que ejecutó su cláusula de U$S1.800.000. Para cerrar con esta institución, en 2021 abonó la cláusula de Esteban Rolón que estaba tazada en U$S 500.000 para que deje Huracán y se mude a Brandsen 805.