
En un clima de tensión política creciente, Plaza de Mayo vuelvió a ser escenario de una convocatoria masiva impulsada por diversos sectores del campo popular que rechazan la proscripción política de la ex vicepresidenta Cristina Kirchner. Desde temprano, las inmediaciones de la histórica plaza porteña amanecieron valladas y con un imponente escenario montado de espaldas a la Casa Rosada, en una señal directa de interpelación al poder institucional.
Banderas de intendencias del conurbano bonaerense, gremios de peso como ATE y diversas agrupaciones políticas ya copan el espacio, a la espera de columnas de militantes que llegarán desde diferentes puntos del país.
Una convocatoria transversal y amplia
El acto que convoco a un abanico de organizaciones que abarca desde el PJ orgánico y La Cámpora, hasta espacios como el Frente Renovador, Patria Grande, Nuevo Encuentro y Principios y Valores. También estarán presentes movimientos sociales como el Movimiento Evita, Barrios de Pie y el Polo Obrero, además de fuerzas de izquierda como el Frente de Izquierda y el Nuevo MÁS.
En el ámbito sindical, la CGT no realizó una convocatoria formal, pero dejó libertad de acción a sus gremios, muchos de los cuales sí decidieron participar activamente: SMATA, Libres del Sur, UOM, UOCRA, Canillitas, UTE, ATE, La Bancaria, Sipreba, CTA, entre otros.
El eje común de todos estos sectores es el rechazo a lo que consideran un intento de proscripción política, que afecta no sólo a una figura puntual sino al ejercicio mismo de derechos democráticos fundamentales.
La política oficial, en tensión con la protesta
Desde el Gobierno nacional, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que la movilización “debe desarrollarse sin violencia” y pidió que cause “la menor molestia posible” a la ciudadanía. En declaraciones radiales, criticó el sentido político de la protesta: “Ellos creen que pueden estar 10 días en la calle y que con eso van a volver al poder. Y no es así”, sostuvo, en referencia a la estrategia del peronismo de mostrar músculo callejero.
Sin embargo, desde los espacios convocantes remarcaron que el sentido de la movilización no es electoral sino democrático: expresar el repudio a una situación de judicialización de la política que, aseguran, vulnera garantías constitucionales básicas.
Un mensaje a favor de los derechos políticos
Más allá de las consignas visibles en pancartas o banderas, la movilización buscó enviar un mensaje claro: el campo popular no aceptará pasivamente decisiones judiciales o políticas que impliquen restricciones a la participación democrática.
En palabras de algunos organizadores, “la defensa de los derechos políticos no puede depender de un tribunal ni de un gobierno de turno, sino ser una garantía permanente de la democracia argentina”.
El acto en Plaza de Mayo, pusó de manifiesto la vigencia de un reclamo que trasciende liderazgos personales y apunta a resguardar principios básicos de la vida democrática.