
El Día del Padre 2025 dejó un sabor amargo para el comercio minorista argentino. Según el relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas a precios constantes cayeron un 1,7% respecto al mismo período de 2024. Este es el tercer año consecutivo con retracción de consumo en esta fecha clave para los comercios.
Las promociones con tarjetas de crédito, los descuentos en efectivo y las ofertas especiales no lograron revertir la prudencia de los consumidores, que priorizaron productos de menor valor y artículos en promoción. El ticket promedio alcanzó los $41.302, cifra que refleja un incremento nominal, pero un retroceso real del 8,9% al descontar la inflación.
La crisis golpea al consumo familiar
Los datos muestran que la celebración no impulsó significativamente las ventas. Un 58% de los comerciantes consultados afirmó que la fecha no modificó el nivel de actividad comercial mensual. Además, la coincidencia con un fin de semana largo habría reducido la circulación en centros de compra, desviando la atención hacia el turismo y actividades recreativas.
El informe de CAME revela que cuatro de los seis rubros evaluados registraron subas marginales, mientras que dos sectores clave, Indumentaria (-12%) y Librerías (-8,6%), sufrieron importantes caídas.
Rubros con desempeño dispar
- Equipos periféricos y celulares (+9,7%): Ligeras mejoras impulsadas por accesorios económicos.
- Electrodomésticos (+5,8%): Leve repunte con foco en productos de bajo valor.
- Cosméticos y perfumería (+4,6%): Crecimiento impulsado por ventas online y combos promocionales.
- Calzado y marroquinería (+0,6%): Ventas moderadas, con protagonismo de productos más accesibles.
- Indumentaria (-12%): El rubro más afectado, con fuerte retracción en unidades vendidas.
- Librerías (-8,6%): Bajo movimiento, con prevalencia de ofertas y consumo medido.
Expectativas inciertas para el comercio minorista
El débil resultado del Día del Padre se suma a una tendencia preocupante para el consumo interno. La inflación acumulada, la caída del salario real y la incertidumbre económica continúan debilitando la capacidad de compra de los hogares argentinos.
A pesar de los esfuerzos promocionales de los comercios, los consumidores optaron por el ahorro y el ajuste en sus gastos, postergando compras o eligiendo opciones de menor precio.