En un contexto de emergencia para la ciencia y la tecnología en Argentina, investigadores, docentes, becarios y autoridades de institutos se concentraron este miércoles 28 de mayo a las 13 horas frente al Polo Científico de Buenos Aires, en Godoy Cruz y Paraguay. La consigna elegida, “Nadie se salva solo”, tomada del clásico El Eternauta, resume el estado de alerta en el que se encuentra el sector.
La movilización, que también tuvo réplicas en al menos diez provincias, busca visibilizar el impacto devastador de las políticas del gobierno de Javier Milei, que incluyen la paralización del CONICET, la cancelación de becas, el freno a proyectos estratégicos y un ajuste presupuestario sin precedentes.
“Un plan de aniquilación”
La Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICyT) advirtió en un comunicado que “la situación de la ciencia y técnica argentinas es muy crítica” y acusó al gobierno nacional de llevar adelante una política de “aniquilación” del sistema.
Entre los reclamos, señalan que:
- Se bloquearon los ingresos al CONICET de dos camadas completas de 800 investigadores ya seleccionados.
- El poder adquisitivo de salarios y becas cayó un 40%, alcanzando mínimos históricos comparables con la crisis de 2001.
- No se ejecutan créditos internacionales destinados a investigación.
- Jóvenes científicos emigran sin garantías de retorno.
- En muchos institutos se pagan servicios esenciales con fondos personales de los investigadores.
“Sin ciencia no hay futuro”
El investigador del CONICET, Alberto Kornblihtt, llamó a la población a sumarse a la movilización, más allá del ámbito académico. “No basta con nuestra movilización. Necesitamos que quienes no hacen ciencia participen también. El país los necesita”, expresó.
La carta de Kornblihtt alerta sobre un clima social hostil hacia la ciencia, alimentado por discursos que banalizan el rol del conocimiento y fomentan el desprecio hacia quienes lo producen. “El país necesita de más ciencia y tecnología si se quiere salir del modelo exportador de bienes primarios sin valor agregado”, subrayó.
El retroceso presupuestario: vuelta a 2005
Los datos hablan por sí solos. En 2023, el Estado nacional destinaba un promedio mensual de $200 mil millones a ciencia y técnica (a precios de marzo de 2025). En el primer trimestre de 2025, ese monto cayó a la mitad: $100 mil millones. Es decir, se retrocedió dos décadas en términos de inversión pública.
Un informe del Grupo de Estudios de Política Científica (EPC) estima que la Función Ciencia y Tecnología del Presupuesto Nacional caerá un 24,9% en 2025, representando apenas el 0,153% del PBI. Muy por debajo del 0,45% establecido por la Ley de Financiamiento de la Ciencia aprobada en 2021 por unanimidad.
Cientificidio en marcha
La convocatoria denuncia, además, la desarticulación total de la Agencia Nacional de Promoción Científica, la cancelación de los PICT (Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica), el boicot al proyecto CAREM-25 en la Comisión Nacional de Energía Atómica, y la intervención del INTA, que podría fusionarse con el INTI, lo que significa su desaparición práctica. “Todo esto forma parte de un contexto amplio de retrocesos”, concluyeron los convocantes, que eligieron para la jornada un mensaje urgente:
“El cientificidio avanza. Actuemos ya”.