La compraventa de autos usados sigue siendo un mercado dinámico en Argentina, con más de 1,3 millones de transferencias anuales, según datos de la Dirección Nacional del Registro del Automotor. Sin embargo, detrás de esta cifra, crece una preocupación: cada vez son más los casos de estafas, conflictos judiciales y operaciones frustradas por errores evitables.
El error más común: comprar sin investigar
“Uno de los errores más comunes que veo en los casos que llegan a mi estudio es la falta de averiguación previa sobre los antecedentes jurídicos y registrales del auto”, explica Mónica Sticconi, abogada y exjueza de Faltas. “Se adquieren vehículos sin chequear si tienen deudas, pedidos de secuestro o incluso titulares fallecidos, lo que puede dejar al comprador con un problema serio y un vehículo inutilizable”.
La misma advertencia hace Paula Todesco, coordinadora académica de la Diplomatura en Comercialización de Automotores de la Fundación FUCER: “A veces solo se fijan en lo estético, pero no miran la situación legal e impositiva. El auto puede estar impecable, pero no transferible. Y ahí empiezan los dolores de cabeza”.
Una necesidad creciente: formación y profesionalización
En este contexto, crece el interés por capacitarse. Desde FUCER detectan que titulares de agencias con décadas de experiencia, sus hijos, empleados y hasta abogados se acercan a estudiar para actuar con mayor respaldo legal y formal.
“Hay una búsqueda por jerarquizar la actividad. Hoy no alcanza con conocer de autos: hay que entender de normativa, contratos y derechos del consumidor”, afirma Todesco.
Ley de Defensa del Consumidor: un factor clave
Muchos vendedores desconocen que están alcanzados por la Ley de Defensa del Consumidor, lo que puede jugarles en contra ante cualquier conflicto. “Si el caso llega a la Justicia, la norma favorece al comprador. Una venta mal hecha puede terminar siendo un pésimo negocio para la agencia”, explica Sticconi, docente de la diplomatura.
Informalidad: el costo de no saber
Tanto Sticconi como Todesco coinciden en que la informalidad sigue siendo el talón de Aquiles del sector. “Se compran autos en lugares sin respaldo, sin pedir los informes necesarios. Todo parece simple, hasta que aparecen los problemas”, resume Sticconi. Y concluye: “La falta de formación termina saliendo cara”.