La miniserie documental Inclusives, producida por Nota al Pie, continúa abriendo el debate sobre inclusión y accesibilidad a través de un ciclo de entrevistas. Esta nueva edición aborda la discapacidad y deporte, junto al atleta paralímpico de alto rendimiento Gabriel Sosa. El deportista, además, fue medallista de bronce en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 y representó al país en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
El camino de Sosa en el atletismo adaptado comenzó en su adolescencia cuando un compañero de secundaria lo desafió a una carrera en silla de ruedas en el colegio. “Siempre me gustó la velocidad, así que acepté”, recordó.
A partir de ese momento, con el apoyo del profesor Aníbal Quintero, se inició en la disciplina y participó en los Juegos Evita de 2014, donde obtuvo medallas en lanzamiento de bala y en la carrera de 80 metros en atletismo.
En 2017, su talento lo llevó a ser convocado por el entrenador nacional Beto Rodríguez, quien le ofreció concentrarse con la Selección Argentina en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD).
“Era la primera vez que convivía con otros atletas con discapacidad, fue una experiencia nueva y motivadora”, contó. En 2018, dejó su hogar en La Rioja para instalarse en Buenos Aires y entrenar como atleta de alto rendimiento.
El sacrificio de representar a la Argentina
La transición de su vida en el interior del país a la capital fue desafiante. “El cambio fue brusco, desde la comida hasta la intensidad de los entrenamientos”, explicó. Con el tiempo, se acostumbró a la rutina de entrenamientos exigentes, viajes constantes y competencias nacionales e internacionales.
Sosa describió con emoción el momento en que subió al podio en Lima: “Fue increíble. Nunca pensé que llegaría tan rápido. Cuando vi que estaba tercero, no sabía si gritar o quedarme callado”. Sin embargo, detrás de esos logros hay un gran esfuerzo, no solo físico, sino también económico.
“Tengo una beca del ENARD y de la Secretaría de Deportes, pero cada vez exigen más y dan menos”, lamentó. Además, señaló que no cuenta con patrocinadores privados y que está abierto a cualquier ayuda, incluso en insumos o transporte.
La polémica clasificación a París 2024 y su futuro en el atletismo
La conformación de la delegación argentina para los Juegos Paralímpicos de París 2024, que se llevarán a cabo entre el 28 de agosto y el 8 de septiembre, generó fuertes controversias.
La Federación Argentina de Deportes sobre Silla de Ruedas (FADESIR) cuestionó duramente los criterios de selección aplicados por el Comité Paralímpico Argentino (CPA) en atletismo, denunciando falta de transparencia y la exclusión de deportistas que cumplían con los requisitos.
Según dicha institución, quedaron marginados del equipo deportistas como Sosa. “Entrené un año y medio para los Juegos y cumplía con todos los requisitos”, afirmó. Según explicó, hubo un empate en la votación para la selección de atletas y el voto final del presidente del Comité favoreció a otro competidor. “Pienso que hubo favoritismo por vínculos personales”, denunció.
A raíz de esta situación, Sosa tomó la drástica decisión de abandonar la competencia. “Voy a seguir entrenando y ayudando a los jóvenes que vienen atrás, pero si la gestión no cambia, no vuelvo a competir”, advirtió.
Inclusión y accesibilidad: un desafío pendiente
Sosa destacó la falta de reconocimiento en las premiaciones de las competencias en las que participa, como la media maratón y la maratón. “Nosotros somos los que salimos primeros en la largada y también los que llegamos primeros, pero muchas veces las personas de élite, que llegan después de nosotros, reciben la premiación antes”, explicó.
Para él, esta situación no se trata de discriminación, sino de una falta de compromiso con la inclusión. “Sería justo que la premiación se haga en orden de llegada, sin diferencias”, agregó.
Además, el atleta hizo hincapié en la accesibilidad dentro y fuera de los espacios deportivos. “En el CeNARD tenemos mucha accesibilidad, hay rampas y pocas escaleras. Pero cuando salimos a la ciudad, la realidad es otra: muchas veredas están rotas y no todas las cuadras tienen rampas”, comentó.
Esta falta de infraestructura adecuada obliga a las personas con discapacidad a buscar alternativas para desplazarse, como ingresar a estacionamientos o calles con desniveles. Para Sosa, la accesibilidad es clave para garantizar la autonomía de las personas con discapacidad.
“No se trata solo de poder moverme, sino de hacerlo sin barreras. Es fundamental que se mejoren las condiciones en el espacio público para que todos podamos transitar sin dificultades”, concluyó.