El Gobierno de Javier Milei decidió cerrar el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) bajo la excusa de que el organismo “presenta un gasto sin contrapartida”. Sin embargo, su eliminación podría ocasionar problemas en la calidad de vida de los ciudadanos.
Esto último se debe a que el ENOHSA tenía como rol principal planificar, ejecutar y administrar las obras de infraestructura hídrica y sanitaria en Argentina, con el fin de garantizar la calidad del agua potable y del servicio de saneamiento.
El encargado de anunciar la noticia fue el ministro de Economía, Luis Caputo, quien justificó la destrucción del ente que asegura el acceso y calidad del agua potable asegurando que se trata de “un antro de corrupción”. A su vez, informó que -a diferencia de lo que ocurrió con otros organismos cerrados por el Gobierno- los trabajadores del ENOHSA no perderán sus puestos de trabajo ya que serán reubicados en distintas entidades y empresas públicas.
Al cruce saltó el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis: “A la pobreza que están generando, ahora le agregan los problemas de salud que van a venir por dejar de cerrar brechas de agua y saneamiento”. “No les importa la salud de millones de argentinos y argentinas. Cierran la obra pública, no van a hacer nada en los 4 años. Impresionante”, expresó.
También se manifestó el ex titular del ENOHSA, Enrique Cresto, quien explicó que “uno de los componentes más importantes de la conformación de la pobreza estructural, es la falta de acceso al agua potable y al saneamiento”.
El agua potable como un derecho
En este contexto, cabe mencionar que un adecuado suministro de agua potable y saneamiento garantiza la prevención de enfermedades infecciosas que pueden influir en la efectividad de las vacunas. Entre ellas, por ejemplo, enfermedades como el cólera pueden debilitar el sistema inmunológico.
La falta de agua potable y la ingesta de agua contaminada pueden provocar erupciones en la piel, enfermedades gastrointestinales, ya sea por su consumo o por la higiene personal y también de los alimentos como las verduras y hortalizas.
El acceso al agua potable como un derecho nacional debería garantizar no solo el tener a disposición el agua limpia, sino también contar con los servicios de saneamiento ya que contribuye a un entorno que es más seguro para realizar campañas de vacunación.
Está comprobado que las comunidades que tienen un mejor acceso a estos servicios son menos propensas a las enfermedades riesgosas por contaminación, por lo cual, pueden facilitar la concientización en la población a través de campañas de salud pública.