En la transición de las monarquías a la etapa de la burguesía, que se sintió revolucionaria por un tiempo, la figura del Rey fue vista como esa entidad que se quedaba con los impuestos, el esfuerzo del trabajo y coartaba la libertad, sobre todo la de comerciar.
La figura de la nobleza era intermediaria con el poder divino y durante siglos hizo creer que su existencia y sentido se debía precisamente a una especie de orden celestial.
Contado de ese modo parece un cuento. Pero resulta que en pleno Siglo 21 aparece un personaje que se siente Rey, porque su poder emana de las fuerzas del cielo. Pero que paradójicamente acusa al Estado, que sería el equivalente del Rey moderno, ya que mediante los impuestos se apropia del esfuerzo del trabajo y cercena la libertad, sobre todo la de comerciar.
Si no fuera trágico, hasta podría resultar una comedia de enredos.
Javier Milei, autopercibido el médium para establecer un puente al futuro, aparece con un discurso pre-capitalista, es decir de la época de las monarquías. La desaparición del Estado o su reducción a mínimas expresiones tiene, además del impacto destructivo sobre millones de personas, un solo tributario en esta confusión de roles: el Dios mercado.
Pero es un mercado con pocos jugadores, de allí que Milei sea acaso el único mandatario en el mundo que elogia a los monopolios. Por eso resulta paradójico que las fuerzas de la burguesía, no las del cielo, apoyen un proyecto que los puede poner en la posición que tenían hace siglos. La burguesía nació revolucionaria, cuando se plantó en la historia frente a la encarnación máxima del Estado monopólico que era el Rey.
Del carácter revolucionario de la burguesía se podría hablar en otra columna, acaso un Teorema de Baglini aplicado con retroactividad podría explicar su rol en los tiempos.
Política pura, dura y tradicional
La extensa sesión en la Cámara de Diputados dejó la aprobación en ese cuerpo de la segunda versión de la Ley Bases. Un ambicioso proyecto presentado apenas dos semanas después de la asunción de Javier Milei, que tuvo un traspié en febrero y volvió reducido en abril.
En el intento de modificar de un plumazo varios pilares de la estructura jurídica argentina, se incluyeron de facto una Reforma Laboral, del Estado, el Paquete Fiscal y un Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que de alguna manera pone al país en un status colonial, de que será muy complejo salirse.
Algunos de los puntos, que ahora deberá debatir el Senado, incluyen estos temas:
- Aprueba la delegación de facultades al Ejecutivo por un año.
- Reorganiza administrativamente y avanza en las privatizaciones de empresas del Estado.
- Flexibiliza el empleo público.
- Establece un nuevo régimen de concesiones estatales.
- Habilita un blanqueo laboral, con eximición de multas para los empresarios, pero con eliminación de la moratoria previsional.
- Reducción en Bienes personales, que beneficia a los ricos.
- Modificaciones a la Ley de Contratos de Trabajo.
- Reemplazo de las indemnizaciones por despidos por un fondo de cese laboral.
- Permite que trabajadores autónomos contraten hasta 5 personas sin que se aplique la relación de dependencia.
- Restituye la Cuarta Categoría del Impuesto a las Ganancias, la de los trabajadores con ingresos medio-altos.
Todo en un contexto de saqueo a los ingresos, con una velocidad y profundidad que no tiene antecedentes. Eso se plasma, por ejemplo, en la fijación por Decreto del Salario Mínimo Vital y Móvil en 234 mil pesos, para una canasta de indigencia que orilla los 377 mil pesos.
La promesa de mantener abierta la billetera del ministerio de Capital Humano se contrasta con la realidad de los hechos y se verá en las calles el martes, cuando se reclame por la reducción a la mitad de las prestaciones vinculadas al Potenciar Trabajo, convertido en otros dos planes y con la afectación directa a cientos de miles de personas.
El precio de las tarifas de los servicios públicos, el costo del transporte y los alimentos en sus picos históricos, son la demostración cotidiana que el ajuste no lo iba a pagar la casta sino los sectores populares y con impacto en el nivel de actividad económica. La caída del consumo, menor producción, menos ventas y en definitiva un nuevo peligro que asoma: el agravamiento de la desocupación.
A ese panorama hay que sumarle la incertidumbre cambiaria, con sectores exportadores pidiendo, por ahora en voz baja, una nueva devaluación. La sola imagen de las silobolsas, producto estrella de la última edición de Expoagro, ejemplifica por donde va a ir la jugada. El atesoramiento de cosechas va a ser, otra vez, el mecanismo de presión hacia el Gobierno.
Es sabido, no hace falta haber ido a la Escuela Austríaca que promociona Milei, que la devaluación impacta de nuevo en la inflación y que el falso superávit anunciado tiene fecha de vencimiento. La caída del consumo rebota en la recaudación, lo que de acuerdo a la lógica de una gestión que gobierna para los sectores concentrados, obligará a nuevos ajustes.
La casta no solo no tuvo ni tiene miedo, sino que se hace cada vez más rica.
El mundo, ese lugar lejano adonde van Milei y Mondino
La mira corta y estrechez de roce político están haciendo de Javier Milei un fenómeno mundial del absurdo. Cada vez que un medio extranjero lo menciona, da lo mismo su dimensión, el Presidente postea en su redes la noticia con la leyenda «Fenómeno Barrial».
Como una persona que comparte sus logros en redes sociales, su viaje a Cataratas, la torta que le hicieron los hijos, el gol que metió en el picado con los amigos, Milei cree y pretende hacer creer que su figura trasciende las fronteras como un modelo a seguir en la lucha contra la casta mundial, desde el poder que le dio Conan hace dos mil años en el Coliseo romano y que está avalado por las Fuerzas del Cielo.
«Si no fueran tan temibles nos darían risa. Si no fueran tan dañinos nos darían lástima», canta Joan Manuel Serrat en el tema «Los macarras de la moral».
El arte lo explica todo.
La canciller Diana Mondino, millonaria heredera de un banco, está a cargo de las relaciones exteriores de la Argentina. En ese rol fue a China, como parte del intento de negociar con ese país el tema del Swap, por el cual las reservas nacionales tienen una inyección concreta de capitales en el marco de la situación muy compleja en torno a la deuda externa y los condicionamientos que esto genera.
A la vuelta del largo viaje, durante su escala en París, dijo que “los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales”. Se refería a la base de observación espacial que China tiene en la provincia de Neuquén y que es apuntada por Estados Unidos como una base militar.
No es solamente una muy mala frase que habla del desprecio de Mondino, sino que también refleja la ignorancia sobre temas que debiera manejar. Su intento posterior de explicar que en realidad se refería a que no se sabía si eran militares o civiles, no hace más que confirmar que al menos debe ir al Congreso a dar alguna respuesta, tal como surge de un pedido que hicieron un grupo de diputados.
Las frases de Mondino, que van desde la defensa de la presencia británica en Malvinas, a la vinculación de los piojos con el matrimonio igualitario, de asegurar “que se baña y habla inglés” a decir que “por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años es seguro que te vas a morir. Entonces, ¿para qué estás haciendo este tipo de cosas?”.
Esto último, criticando los préstamos de Anses a jubilados, lo dijo en la mesa de Mirta Legrand, que hace pocos días había cumplido 97 años. El arte de la diplomacia, virtud que Mondino no puede anotar en su CV.
Es el extraño modo de vincularse de esa manera tan particular con el mundo como vuelve a hacer Milei en estos días, con su cuarto viaje a Estados Unidos, a una actividad en el Foro del Instituto Milken en Los Ángeles.
Es el intento de poner a la Argentina en riesgo democrático, con un empobrecimiento generalizado de cada vez más personas, con la más descomunal transferencia de riquezas a los dueños de todo y con el riesgo latente de vulneración democrática y hasta de integridad nacional.
Es la confirmación que la creatividad popular, para generar las condiciones de alternativa, es el paso siguiente a la resistencia que asoma y crece ante cada golpe cotidiano.