Iriarte Verde nació en septiembre de 2007 y se terminó de instaurar en 2011, cuando recibió la matrícula. Se trata de una cooperativa agroecológica que produce y vende productos hortícolas y comida orgánica, con el objetivo de contribuir a “la construcción de la soberanía alimentaria” y de generar un espacio autogestionado por sus trabajadores.
Actualmente cuentan con dos almacenes, uno en la calle Río Limay al 1233 en Barracas y otro en Anchorena 617, en el barrio de Abasto. Ambos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nota al Pie habló con su tesorera, María Caroli.
Hace más de diez años que están en Barracas, habiendo empezado en la calle Iriarte, que es la que le dio el nombre a la cooperativa. El contacto con el barrio es imprescindible y esto se nota en la amena relación que tienen con les vecines, que llegan al almacén, agarran uno de los cajones rojos o azules, y eligen lo que se quieren llevar.
El mecanismo es distinto, explicó Caroli, porque “acá tenés que construir algo para que el otro te compre” porque tienen que hacer el trabajo de contar qué es lo que venden y por qué.
Vegetales, frutas, quesos, legumbres, hierbas, dulces y artículos de limpieza son algunos de los productos que tienen en sus locales y que también se puede conseguir a través de su página web.
Optaron por la agroecología porque “es una ciencia que vincula al sistema productivo con la ecología”, según explican en su sitio. Allí también escribieron que “la agroecología sostiene que la producción es un todo integrado”, donde “el hombre es parte del sistema productivo y no un mero agente externo que deposita la tecnología sobre el mundo natural para obtener un bien”. Una frase que enmarca las relaciones y la forma de trabajo de Iriarte Verde.
El local de Río Limay existe desde 2010. Era un galpón abandonado que pudieron recuperar e incluso arreglar el primer piso, donde en un momento existió un bar comedor que tuvieron que cerrar como consecuencia de la pandemia. El otro almacén, de Anchorena 617, Abasto, es mucho más reciente.
Como toda cooperativa, en Iriarte Verde, las decisiones se realizan de forma horizontal, en una asamblea que, con el tiempo, pasó de ser una vez por semana a una vez por mes.
Elles se dividen los trabajos en base a disponibilidad. Por ejemplo, María Caroli, tesorera, estaba atendiendo a les clientes cuando Nota al Pie fue al local de Barracas. Actualmente, la cooperativa tiene ocho integrantes.
¿Cómo empezó y fue creciendo Iriarte Verde?
Les fundadores se encontraban en otra cooperativa, donde realizaban mayormente la parte de asesoramiento a productores. En 2007, un grupo se fue de ahí y creó Iriarte Verde, también en el barrio de Barracas.
“La idea inicial era, primero, la autogestión, que nosotros mismos generemos nuestra propia fuente de trabajo, con nuestros criterios, con nuestros valores, con lo que nosotros creemos que que tiene que ser la cooperativa”, destacó María Caroli.
Además, elles veían que el mercado está bastante concentrado de alimentos y que la sociedad está yendo a un sistema de ultraprocesados y lo que querían era que “la producción de los alimentos sea de una manera sana de una manera que no dañe el ambiente”.
Cuando empezaron no tenían ni página web ni Instagram. Su principal fuente para hacerse conocer era mediante el boca a boca o la entrega de volantes. Además, participaban de algunos espacios como el Museo del Hambre, donde podían visibilizarse más. Recién en 2015/2016 conformaron su página web y las redes sociales.
Con el tiempo fueron creciendo. Del primer local que estaba en Santa Magdalena e Iriarte se fueron mudando hasta llegar al local central que es el que está en Río Limay en 2010. Y luego abrieron otra en la zona del Abasto. Además, cuentan con dos hectáreas en Chacabuco.
¿De dónde vienen los productos?
Uno de los principios de la cooperativa es saber de donde viene lo que venden y esto se corresponde en la utilización en su mayoría de productos locales. Por eso están asociades con productores hortícolas que se encuentran en el Sector H del Parque Pereyra Iraola en la Provincia de Buenos Aires.
“Nosotros trabajamos con un grupo de cinco familias ahí y después tenemos una producción propia que es un proyecto propio de la cooperativa que está en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, y ahí estamos armando una granja integral hace unos años”, explicó María Caroli.
En el caso de algunas cosas que no pueden obtener desde el Parque Pereyra Iraola o de Chacabuco, lo traen de productores chicos de otras provincias. Al no producir cebolla, la traen de Mendoza; lo mismo sucede con la papa, que, de acuerdo a María, tienen tres o cuatro meses y después la traen de esa provincia. A su vez, en cuanto a frutas, las peras y ciruelas vienen de Neuquén, cítricos y palta de Corrientes, bananas de Misiones o Salta.
La misma relación que mantienen con les vecines es la que quieren tener con les productores. “Hemos recorrido y conocido a los productores. Hay gente que conocemos de hace 10, 15 años”, destacó Caroli porque “está bueno ver la producción, cómo producen, ver cómo viven”. Esto se relaciona también con que uno de los principios de la Cooperativa es la apuesta por el sector de la economía social, solidaria y popular.
Con eso en mente, su tesorera puede mencionar de dónde vienen todos los productos que están en venta: “La miel es de Mercedes, los lácteos los trabajamos con La Choza de General Rodríguez y El Abascay de Brandsen; todo lo que es grano sin semilla trabajamos con Salve La Tierra de San Antonio de Areco”.
También, “los aceites de oliva son de Mendoza y La Rioja, los condimentos son del Movimiento Crece Desde el Pie, de Mendoza, las harinas son de P.A.CA (Proyecto Agroecologico Casilda), Santa Fe, los fideos son de Oro del Inca, los arroces de Oryza”. “Después tenemos los productos de cosmética que son de Pájaro Tigre, que es cosmética artesanal; y de limpieza tenemos Más Limpio, que son biodegradables”, detalló.
En la búsqueda de generar algo propio y de saber de dónde vienen los alimentos que venden, apareció su lugar en Chacabuco. María Caroli es asociada, y por un conocido pudieron acceder a la compra de una chacra con dos hectáreas en 2014. “Empezamos plantando árboles, que era lo que no te ataba tanto al lugar, pero después nos robaron un montón de veces, dejamos y hace dos años iniciamos más fuertemente”, explicó ella.
La cooperativa entendió que ya contaba con la parte hortícola y los productos que ya recibían de otros productores, pero les faltaba la “parte más de animales”. “Nos pusimos a pensar en esto de la granja integral y de producir animales. Acá ya vendimos pollo y estamos vendiendo huevos. Lo otro, como la producción de leche, va llevar largo tiempo”, destacó la tesorera.
En cuanto a los productos que venden actualmente, están en medio de la transición otoño-invierno en horticultura. Están saliendo del verano, por lo que cuentan con variedades de zapallos, morrón, berenjena, rúcula, radicheta, lechuga, choclo, coles.