Arrufat es una reconocida y antigua empresa familiar, fundada en 1931, especializada en la fabricación y distribución de chocolate. La empresa se vio afectada por un vaciamiento y una mala gestión que la llevó a la quiebra en el 2009.
Sin embargo, tras una larga lucha, les trabajadores lograron transformarla en una cooperativa y así salvarla como una fuente de empleo. En estos quince años, la recuperación de Arrufat Vivise Ltda. es el resultado del esfuerzo de quienes son sus obreros.
En la actualidad, la chocolatería sigue funcionando y, justamente para estas fechas, la producción crece con la elaboración de los clásicos huevos de Pascua. La fábrica ubicada en Tres Arroyos 739, en el barrio porteño de Villa Crespo, abre sus puertas a todes aquelles que quieran conocer el proceso de trabajo.
Algunes de sus socies recuerdan que para la época que se decretó la quiebra, la empresa quedó adeudando meses de sueldo e indemnizaciones a sus empleades. A partir de ese momento, les trabajadores tuvieron que dar una dura batalla para lograr la expropiación de Arrufat.
A pesar de la crisis económica, la caída en el consumo y los tarifazos, la cooperativa anunció que sigue adelante a “puro pulmón” y acaba de organizar las ofertas de sus productos para estas celebraciones religiosas.
Arrufat: un ejemplo de resistencia a toda crisis económica
Nota al Pie fue recibido por la cooperativa y pudo entrevistar a Andrés Serrano, miembro histórico de la compañía y presidente de la organización. El medio periodístico lo consultó para saber cómo se prepara Arrufat para abordar el actual contexto económico.
“A nosotros se nos hizo muy difícil. Estaban por decidir no hacer los productos para la Pascua por los aumentos excesivos en la materia prima”, comentó Serrano. “No se conseguía chocolate: se llama manteca de cacao, licor de cacao, que viene de afuera (importado) porque aumentó casi un 300%”, precisó.
En referencia a otros costos que tiene que enfrentar la fábrica, el referente de la cooperativa, destacó que “Ahora se nos hace más difícil porque veníamos pagando una tarifa de luz de 185 o 190 mil pesos. Este mes nos llegó 726 mil con subsidio. No sé lo que vendrá el próximo”, expresó al respecto.
Consultado acerca de si Arrufat recibe algún tipo de apoyo estatal, Andrés Serrano, aclaró que en la actualidad no es así. “Antes teníamos, a veces, algún apoyo del Ministerio de Trabajo o del Ministerio de Acción Social, pero con este gobierno no hay expectativas. Ni con el anterior ni con este ahora”.
Respecto de cómo se presenta el futuro para la compañía, el dirigente cooperativista pronosticó: “Bueno, cuesta arriba. Queremos hacer una diferencia, quizás, con esta Pascua para poder comprar la materia prima y continuar conservando la fuente de trabajo. Digamos, estamos en la incertidumbre”.
Una lucha organizada que resistió allanamientos
Les integrantes de la fábrica aún recuerdan cuando tuvieron que atravesar tres meses sin ingresos en aquel 2009. Les empleades se vieron obligados a instalar una urna en plena calle para recolectar fondos para su subsistencia. La medida suscitó reacciones, tanto positivas como negativas, por parte de les vecines.
Además, llegaron a solicitar mercadería a supermercados como COTO, razón por la cual, tuvieron que vencer las barreras del pudor: “El que es obrero no está acostumbrado a pedir, se avergüenza”, confesó Serrano.
Poco tiempo después, les trabajadores resistieron un allanamiento que tenía como fin retirar una máquina reclamada por los antiguos propietarios de Arrufat. Con el apoyo de organizaciones cooperativistas y sociales que ocuparon la calle Tres Arroyos desde Honorio Pueyrredón hasta Avenida San Martín, se pudo visibilizar la necesidad de proteger esta fuente de trabajo.
Como consecuencia de esta lucha, el Ministerio de Desarrollo Social compró la maquinaria reclamada por los dueños originales. Así, les obreres de la chocolatería pudieron darle continuidad a su trabajo y encarar el camino hasta convertirse en una cooperativa.
Al igual que Madygraf de Garín o Zanon de Neuquén, Arrufat es una de las tantas cooperativas que tienen que sobrevivir bajo duras condiciones de vida. En especial, son las tarifas de energía las que les consumen un alto porcentaje de sus ingresos.
Por otra parte, estos emprendimientos sufren la indiferencia por parte del Estado quien debería tomarlos como proveedores privilegiados. Al menos en estas Pascuas, Arrufat continuará ofreciendo dulzura y calidad en sus productos.