Este miércoles 14 y jueves 15 se desarrolla en la ciudad etíope de Addis Ababa una nueva sesión ejecutiva de la Unión Africana (UA), el bloque conformado por 55 estados del continente. La Comisión, integrada por 10 miembros, inició un proceso de debate sobre el funcionamiento y la orientación del organismo que decantará en la Cumbre a desarrollarse el próximo sábado 17 y domingo 18 con la participación de actores a nivel internacional. Nota al Pie analiza la reunión del bloque africano de acuerdo a la crisis internacional que profundiza la disputa geopolítica.
Reunión Ejecutiva camino a la Cumbre
Con una composición y funcionamiento análogo a la Comisión Europea que depende de la Unión Europea (UE), la Comisión de la Unión Africana está integrada por 10 miembros: presidente, vicepresidente y ocho comisarios referentes de diversas áreas. El bloque africano fundado en 2002 transita su tercera década en un contexto de crisis internacional que repercute en los marcos de alianza que históricamente organizaron la región. En ese sentido, el Presidente de la Comisión de la UA, el chadiano Moussa Faki Mahamat, subrayó la necesidad de abordar la situación continental de acuerdo a la dinámica de la crisis que exacerba cada asunto.
A propósito, destacó los déficits de seguridad en Sudán, Somalia, la República Democrática del Congo, Libia y la región del Sahel, envueltos actualmente en conflictos armados y terrorismo. “Se está produciendo otro nuevo fenómeno de colapso de nuestras instituciones de gobernanza regional y continental, que está afectando a casi todas las comunidades económicas regionales”, expresó Moussa. El planteo, ratificado por el Presidente del Consejo Ejecutivo, el comorense Dhouihir Dhoulkamal, fue orientado a reforzar las propuestas de estabilización a partir de instancias de diálogo. A su vez, convocó a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), organismo impulsado por Francia en el marco de la bipolaridad y en franca crisis, a encabezar el proceso de normalización institucional.
En tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Etiopía, Taye Atske-Selassie, elogió los esfuerzos de la UA para abordar la crisis en su país a partir de iniciativas como el Acuerdo de Paz de Pretoria. En la 44º Sesión Ordinaria del Consejo Ejecutivo también se hizo mención del proceso de reforma institucional “en marcha” dentro de las líneas africanas. Luego de las reuniones del órgano ejecutivo se realizará una nueva Cumbre de la Unión Africana en donde se debatirán y definirán situaciones de seguridad en el continente y la integración regional como mecanismo para afrontar dichos desafíos.
Unión Africana: un factor que gana escala geopolítica
La Unión Africana representa el 20% del territorio mundial y concita el interés de numerosos actores de escala internacional debido a sus riquezas naturales que van adquiriendo relevancia estratégica de acuerdo a los nuevos saltos tecnológicos en materia energética y de hidrocarburos. Además, su densidad poblacional y pirámide poblacional le adhiere un importante potencial productivo. En 2024 el bloque regional se incorpora al G20 como miembro permanente, acontecimiento que deja a la vista la proyección del espacio y el refuerzo de una agenda de los países del denominado Sur Global. Hasta su ingreso, Sudáfrica era el único miembro.
Bajo la presidencia brasileña, el G20 se propone jerarquizar su posición en un escenario de gobernanza global en franca descomposición. En ese sentido, el ingreso de la UA le proporciona mayores grados de representatividad, sobre todo en el nivel económico. Si bien el organismo africano afronta desafíos internos que ponen en riesgo su estabilidad política y la paz social, su presencia en el G20 aumenta la proyección económica y financiera del espacio que conducirá el país sudamericano.
La crisis configura los marcos de alianzas
La crisis civil que deviene en política en la región del Sahel pone de manifiesto la incapacidad de Francia y Alemania, potencias europeas con influencia en África Occidental, de ordenar la situación de acuerdo a sus intereses. Tal es así que han expresado su voluntad de retiro y en paralelo emergen con mayor fuerza dirigentes políticos proteccionistas que retoman discursos anticolonialistas y exhiben la potencia económica de sus pueblos. Con la intención de neutralizar el caos incubado por organizaciones separatistas y terroristas, las nuevas camadas dirigenciales se aferran a la paz social como condición para desplegar el desarrollo económico de sus naciones.
A propósito, el presidente brasilero Luiz Inácio “Lula” Da Silva arribó esta semana a Egipto iniciando su gira por el continente africano en El Cairo. Con un fuerte componente político, el mandatario sudamericano se reunió con su homólogo egipcio El-Sisi, luego con el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abougheit y por último aterrizará en Addis Abeba para reunirse con diversas autoridades y participar de la cumbre africana. “El mundo actual es demasiado grande para mirar solo a Estados Unidos y Europa”, ratificó Lula luego de la audiencia con El-Sisi, expresando su compromiso por fortalecer una nueva gobernanza global de acuerdo al nuevo sistema internacional.
El Proyecto Multipolar-Pluriversal en el continente africano
La estructuralidad y profundidad de la crisis internacional es tal que su dinámica acelera procesos insospechados hasta hace apenas un lustro atrás. El retiro franco-alemán de los asuntos políticos en el Sahel expresa un cambio en la correlación de fuerzas que genera oportunidades para el resto de los actores a nivel internacional. La influencia militar de Rusia para combatir el terrorismo y contener los movimientos separatistas; la expansión de la Iniciativa de la Ruta y la Franja de China; la ampliación de la red de bases militares de Turquía; la aproximación sudamericana de Brasil; son tan solo algunos de los ejemplos que dejan en evidencia esta transformación.
La hegemonía política y militar del atlantismo en el continente africano atraviesa una crisis de dimensiones desconocidas y pone en riesgo su control. En ese marco, las naciones de ingresos medios como Egipto y Sudáfrica cobran protagonismo en organismos regionales e internacionales posicionando sus reclamos en contra de potencias como Israel en Oriente Medio. En el nivel económico y de infraestructura, la Iniciativa de la Franja y la Ruta representa una asociación estratégica con Beijing; y en el nivel comercial, la incorporación de Egipto y Etiopía engrosan las capacidades del BRICS+ para fortalecer el proceso de desdolarización. África gana grados de autonomía y las potencias internacionales rearticulan sus marcos de alianza con el continente.