Miriam Lewin fue una figura fundamental en el proceso de Memoria, Verdad y Justicia. Testificรณ en el Juicio a las Juntas y se dedicรณ a reconstruir su historia y la de muches otres a travรฉs del periodismo de investigaciรณn. Su juventud en la izquierda peronista la llevรณ a ser detenida en el centro clandestino de detenciรณn Virrey Cevallos y en la Escuela de Mecรกnica de la Armada (ESMA).
En 2014, junto a Olga Wornat, publicรณ el libro ยซPutas y Guerrillerasยซ, donde abordaron los crรญmenes sexuales en los campos de concentraciรณn, destacando por quรฉ estos delitos fueron desestimados, a veces incluso por las propias vรญctimas, estigmatizadas y condenadas al silencio.
La naturalizaciรณn de la violaciรณn, el estigma que pesa sobre las sobrevivientes, el doble castigo por ser militantes y mujeres, y el peligro de la inminente avanzada del discurso negacionista, fueron algunos de los puntos acerca de los que charlamos con ella.
El castigo por ser mujer: restaurante o fusilamiento
Una vez, Mirtha Legrand hizo un programa especial por el aniversario del Golpe de Estado e invitรณ a Miriam Lewin. La diva de los almuerzos no dudรณ en preguntarle si era cierto que ella salรญa a cenar con el Tigre Acosta, el jefe de la ESMA.
โNos sacaban a cenar, sรญ. No salรญamos por nuestros propios medios. No sabรญamos si nuestro destino iba a ser un restaurante o el fusilamiento. รramos prisioneras, no podรญamos negarnosโ, le respondiรณ Miriam entonces.
Por aquellos dรญas, la sociedad parecรญa no comprender que las prisioneras vivรญan bajo amenaza de muerte en los centros clandestinos y que el dominio de los represores sobre ellas era absoluto.
Algunas habรญan perdido recientemente a sus maridos y a sus hijos, otras estaban embarazadas y ninguna sabรญa cuรกl serรญa su destino al salir: si un restaurante o el fusilamiento. Pero sรญ sabรญan que ser mujer tenรญa una carga extra.
โNosotras sabรญamos que, si nos agarraban, รญbamos a ser un objeto para ellos y la violaciรณn era inevitable. Era lo que nos tocaba por ser mujeresโ, dice Miriam. Las mujeres eran llevadas a los campos de concentraciรณn y podรญan anticipar lo que las esperaba.
La idea de una mujer desnuda y estaqueada a merced de un grupo de hombres parecรญa natural. Ellas, las prisioneras, perdรญan toda voluntad y libre albedrรญo porque desobedecer era un pase directo y rรกpido a la muerte. En algunos casos, cuando ese destino ya estaba sellado, solo se retrasaba.
โLa lรณgica del centro clandestino es distinta a la de una cรกrcel formal, -dice Miriam-. Si se acercaba algรบn represor y te ofrecรญa un beneficio, mejor comida, abrigo, si te habilitaban llamar a tu familia para que supieran donde estabas o para que sepas de tus hijos, quizรกs te podรญa costar que se genere alguna situaciรณn en la que te presionaban para tener sexo y si habรญas aceptado los regalos, vos sentรญas que ahรญ habรญas dado tu consentimientoโ, afirmรณ.
โIncluso cuando las mujeres eran โliberadasโ y estaban en las casas de sus familiares, algunos represores las visitaban y las forzaban a tener relaciones. En ese caso, todo el paรญs era un campo de concentraciรณn. De manera que, si una mujer, estaba esperando el pasaporte para salir del paรญs con su hijito y la visitaba un represor, era obvio que ella no iba a poner en riesgo su vida y la de su hijo, iba a cederโ, agregรณ a su relato.
Muchas mujeres sobrevivientes de los delitos de la dictadura, que fueron abusadas sexualmente por sus captores, aรบn hoy no lo denunciaron pรบblicamente. โExiste la fantasรญa de que habรญa espacio para decir que no, y que no lo hicieronโ, comentรณ Lewin.
โPero no existe posibilidad alguna de que haya consentimiento en esas condiciones, donde toda nuestra subjetividad y derechos estaban arrasadosโ. โAunque la vรญctima dijera โyo consentรญโ, โyo lo amabaโ, nunca se puede hablar de consentimiento porque para eso tenรญa que haber libertad, y eso no existรญaโ, agregรณ.
Existe la idea generalizada de que la forma, quizรกs, mรกs corriente de sufrir una violaciรณn es ir caminando por la calle, ser abordada por un desconocido, y forzada con la utilizaciรณn de un arma como amenaza.
Aรบn hoy cuando una mujer denuncia una violaciรณn en una comisarรญa, le piden que muestre las marcas que muestran que intentรณ resistirse. โQuieren que pongas en peligro tu vida para defender tu sexoโ, reflexiona Miriam.
Inรฉs Hercovich, sociรณloga, investigรณ acerca de las vรญctimas de violaciรณn sexual, y entendiรณ que la mayorรญa de ellas decรญan que, al momento de ser violadas, optaban por quedarse quietas, esperando que pasara lo mรกs rรกpido posible con el propรณsito de evitar que las maten.
La experiencia indica que las mujeres, para sobrevivir, pueden no oponer resistencia. A la mujer se le exige heroicidad para defenderse de una agresiรณn sexual, si no puede demostrar que se resistiรณ al abuso, entonces no hubo violaciรณn.
Putas y guerrilleras
El libro de Lewin y Wornat fue publicado en el 2014, previo al estallido del Ni Una Menos y la Ola Feminista, y causรณ un revuelo porque los delitos sexuales era algo de lo que no se habรญa hablado como un concepto separado del resto de las torturas perpetuadas por los militares y grupos de tareas.
El tema pretendรญa ocultarse: el objetivo, por parte de los represores, era obvio: no agrandar sus penas. Sin embargo, existรญa otra pata que tambiรฉn querรญa meter el asunto bajo la alfombra: las mujeres que no estaban dispuestas a denunciar a sus violadores. Simplemente, preferรญan que el tema no trascendiera, que no se hablara de eso.
Marta Candeloro fue abusada en La Cueva, el centro clandestino de detenciรณn situado en Mar del Plata y tardรณ 25 aรฑos en denunciar a su violador porque temรญa que los titulares de los diarios de su ciudad anunciaran โViolaron a la mujer del doctor Candeloroโ. Se trataba, para ella, de un โhecho privadoโ.
โYo creo que muchas de ellas no lo habรญan procesado o no podรญan entender que nosotras habรญamos sido nada mรกs que las vรญctimas, que no podรญamos elegirโ, asume Miriam. โCuando pasรณ lo de Quica, una compaรฑera preguntรณ โยฟcon quรฉ necesidad?โ, como si eso amancillara la imagen heroica que tenรญamos de Quica. Y para mรญ esa imagen aumentรณโ, agregรณ.
Sara (Quica) Osatinsky tuvo dos hijos y un marido. Los tres fueron asesinados por los militares y ella fue secuestrada y torturada y se convirtiรณ en una figura materna para los detenidos de la ESMA.
Aรฑos despuรฉs se fue a Suiza a trabajar, colaborando con refugiados, y volviรณ a Argentina con 75 aรฑos a denunciar por abuso sexual al prefecto Hรฉctor Febres, sin consultarlo con nadie. Su denuncia afectรณ a las ex cautivas que se habรญan apoyado en ellas, las que la veรญan como una madre. Para ese entonces, su violador, ya se habรญa suicidado.
Los hijos y la edad tambiรฉn eran factores que influรญan en la decisiรณn de no hablar sobre los abusos. โA cierta edad te importa lo que puedan pensar de vos y tu sexualidad. Hoy ya somos mujeres grandes, tenemos mรกs de 65 aรฑos, ese pudor ya no existe, se diluyรณ el miedo a que nos trataran de putasโ, afirmรณ Miriam.
Ademรกs, comentรณ que el nombre del libro se debe a la forma en que los represores las llamaban, pero tambiรฉn al miedo que provocaba que este mote penda sobre sus cabezas si sus propios compaรฑeros de militancia se enteraban de sus vรญnculos (forzados) con los militares.
Miriam afirmรณ que, para escribir el libro, le sirviรณ la experiencia de haber entrevistado a vรญctimas de abuso sexual infantil, porque la estrategia โes la mismaโ: โse identifica una vรญctima dรฉbil, se la privilegio y, una vez que estรก aislada y demonizada por sus pares, porque es la favorita del abusador, entonces en esa situaciรณn de vulnerabilidad potenciada, el agresor concreta el delitoโ.
Se crea en la mente abusada de la vรญctima la falsa idea de que fue ella quien permitiรณ el abuso por aceptar esos privilegios. โEn un centro clandestino de detenciรณn, el privilegio puede ser que te dejen torturarโ, explicรณ Levin.
ยฟQuรฉ van a pensar de nosotras?
En el libro, las autoras explican que el dilema en el que se debate la mujer militante capturada es ser puta o traidora. โSi cede su sexo, se convierte en puta. Si da informaciรณn, en traidora. Se trata de una pesada doble carga, que no es la misma que atraviesa el varรณn secuestrado y torturadoโ, escriben.
El tema siempre fue tabรบ. Se empezรณ a pensar como crimen de lesa humanidad a la violencia sexual en contexto de conflicto, cuando la Corte Internacional de La Haya los identificรณ asรญ, refiriรฉndose a la ex Yugoslavia y a Ruanda.
Poco despuรฉs, en los juicios a los militares, los fiscales comenzaron a preguntarles a las vรญctimas si habรญan sido objeto o testigos de un abuso o violaciรณn. โEmpezaron a brotar las denuncias como hongos, a lo largo y a lo ancho del paรญs, una demostraciรณn mรกs de que fue un plan sistemรกticoโ, comentรณ Miriam.
Aun asรญ, algunas declinaron de instar a la acciรณn legal. โEs una contradicciรณn, -dice Miriam-, porque si se necesita la voluntad de la sobreviviente para instar la acciรณn legal contra un violador, cuando se trata de un crimen contra la humanidad, y no contra la persona, hay algo que no funcionaโ.
โNo se deja a un pedรณfilo en libertad porque no haya voluntad de denunciar por parte de la familia, corres el riesgo de que lo vuelvan a hacerโ. Y agregรณ โme resulta contradictorio que estos violadores vayan a la tumba sin haber sido condenados, sรณlo porque la vรญctima โno pudoโ denunciarlosโ.
โAlgo que fue un obstรกculo para testimoniar fue el: โยฟquรฉ van a pensar de nosotras nuestra familia?โ โยฟquรฉ van a pensar nuestros hijos?โ sobre todo si eran varones, que iban a pensar los hombres que nos rodeaban. Ellos aceptaron que las mujeres hayan dado informaciรณn por no aguantar la tortura, pero no pueden aceptar que hayamos tenido sexo forzadas por nuestros captoresโ, contรณ Miriam.
Por eso, afirmรณ โlas sobrevivientes estรกbamos siempre con la etiqueta de putas y traidoras. Traidoras porque quizรกs habรญamos colaborado dando informaciรณn y habรญamos sobrevivido, y otras putas porque si habรญamos sobrevivido era porque habรญamos tenido sexo voluntariamente con nuestros captoresโ.
El prรณlogo fue escrito por Rita Segato y allรญ explica el concepto de proxenetismo concentracionario: sucede cuando un represor le habilita el acceso carnal con una detenida a un prisionero que muestra buen comportamiento. Como si fuera un premio.
En este sentido, Miriam comenta que el abuso sexual era sistemรกtico: โel Tigre Acosta les indicaba expresamente a los represores que tenรญa bajo su mando que tuvieran relaciones sexuales con las prisioneras, porque era una forma de disciplinarnosโ.
El violador, para Segato, es un โgran moralizadorโ y la violaciรณn era una sanciรณn para las mujeres. โEra una manera de decirnos โvos, en lugar de elegir el camino de buena mujer (novia, esposa y madre) elegiste tomar las armas para defender un proyecto de paรญs, entonces nosotros te disciplinamos de esta maneraโ, dice Miriam.
Obligar a las prisioneras a mantener relaciones sexuales era una prueba de recuperaciรณn. Por otro lado, el libro explica que era un elemento que legitimaba a los violadores dentro de la fratrรญa de machos represores y tambiรฉn era un mensaje desmoralizante y destructivo a los varones que estaban prisioneros y no podรญan evitar que violen a sus mujeres y compaรฑeras.
โEs como un triรกngulo: violaban para legitimarse como machos, para darle un mensaje a los hombres enemigos (โmira cรณmo me apropio del cuerpo de tu compaรฑeraโ) y un escarmiento para nosotras, para volvernos a convertir en un objeto, como la mujer tradicional contra la que nosotras nos habรญamos reveladoโ, afirmรณ la periodista en el texto.
Por otro lado, Miriam Lewin propone el ejercicio de pensar โsi hubiese pasado con un varรณn, ยฟQuรฉ dirรญan? Si un varรณn hubiera aprovechado la atracciรณn sexual que sentรญa hacia รฉl, serรญa una guardiana, si hubieran estado regentados por represoras mujeres y รฉl hubiera aprovechado para conseguir mejores condiciones de detenciรณn. Hubiese sido vitoreado por sus pares, no lo hubieran seรฑalado, ni acusado de haberse prostituido, hubieran dicho โMira, que pilloโ.
El regreso del fantasma
โPara mรญ, como sobreviviente es muy desestabilizante emocionalmente. Revive la sensaciรณn de vivir en una sociedad donde vamos a empezar a tener miedo de hablar. Hoy en dรญa podรฉs hablar de (Sergio) Massa, de Milei, de tus ideas polรญticas y no corres ningรบn peligro, en aquella รฉpoca solo por hablar podรญan secuestrarteโ, afirmรณ Miriam ante la consulta de la situaciรณn actual.
De cara al ballotage que se llevarรก este domingo, el apoyo con el que cuenta La Libertad Avanza no deja de sorprenderla. โEl aรฑo pasado la juventud se lanzรณ masivamente a ver una pelรญcula como Argentina 1985, y ahora votan a (Javier) Mileiโ.
Para Miriam, una de las causas puede ser el ingreso a la conciencia polรญtica de nuevas generaciones para las que la dictadura ya es historia antigua. โMilei no es un candidato antisistema, es la expresiรณn mรกs salvaje del sistema. Los verdaderos anarquistas hablaban de libertad, del Estado y del patrรณn. Milei busca un empoderamiento total de los patrones y la eliminaciรณn de todos los derechos laboralesโ, lanza Miriam como un mensaje a la juventud que elige a Javier Milei.
Miriam insiste en que la apropiaciรณn del concepto de โlibertadโ por parte de Milei es una farsa, y como prueba de ello recurre al hecho de que la encargada de seguridad y defensa va a ser Victoria Villarruel, aliada y reivindicadora de la dictadura, y que cuenta con el apoyo de represores que hoy en dรญa estรกn presos.
La periodista dejรณ ver su preocupaciรณn con respecto a las amenazas viralizadas estos รบltimos dรญas, donde se habla de โel Falcon verdeโ, en alusiรณn al vehรญculo utilizado por los grupos de tareas para realizar secuestros y traslados.
โLo que pasa es que los discursos de estos tipos incitan a la violencia y para eso no es necesario ni siquiera legislar. Hay grupos que, alentados por la violencia verbal y simbรณlica que circula en las redes, pasan a la acciรณn en la vida real, ya pasรณ los Copitos. No tiene nada que ver la libertad de expresiรณn en estoโ, expresรณ.
โHay una forma que no se alinea con los valores democrรกticos y va en contra de cuestiones que ya parecรญan estar saldadas. Argentina tiene memoria y los genocidas fueron condenados en una enorme cantidad de juicios. La justicia ya se expidiรณ, eso no se puede discutir. La democracia tiene aรบn muchas dudas, pero no es con Mileiโ, concluyรณ Miriam.