En vísperas del Día Mundial de la Alimentación, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO, informó que el 30% de los alimentos producidos se desperdician. A su vez, más de 3.100 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2021. Asimismo, la ONG Manos Unidas advirtió que 735 millones sufren hambre en el mundo.
Hoy en día, más del 13% de los alimentos producidos a nivel mundial se pierde en la cadena de suministro después de la cosecha y antes de la venta al por menor. En tanto, otro 17% se desperdicia en los hogares, en los servicios alimentarios y en la venta al por menor, según la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
A ello se le suma que millones de individues se encuentran en estado de desnutrición y el mundo está alejado de alcanzar la mayoría de los objetivos de nutrición acordados a nivel global. En este sentido, las dietas saludables son una parte esencial para abordar este problema; sin embargo, tal como se mencionó más de 3.100 millones de personas no pudieron cumplir con ello en 2021.
Manos Unidas
La ONG Manos Unidas denunció que mientras cada día se desperdician toneladas de comida, “el número de personas que pasan hambre sigue en aumento”, consignó la agencia DPA.
La organización también advirtió que es “un fracaso para la humanidad” que 735 millones de personas sufran hambre en el mundo, de acuerdo al informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”. Dicha cifra representa un incremento de 122 millones de personas en comparación con 2019, antes de la pandemia por Covid-19.
Asimismo, la ONG señaló que pese a que la crisis causada por el Coronavirus parece haber quedado atrás, los problemas relacionados con la inseguridad alimentaria y la nutrición persisten. “Las consecuencias no solo agudizan el hambre, sino que repercuten, lógicamente, en el aumento de las personas pobres y enfermas”, afirmó.
En esa línea, aseguró que el fortalecimiento de la agricultura familiar sostenible, la defensa de los derechos humanos y el cambio de estilos de vida y consumo son los ejes estratégicos para combatir el hambre y la pobreza.
Por el contrario, sostuvo que el cambio climático, los conflictos armados y la inestabilidad económica son varias de las causas que alejan a las personas más vulnerables de la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación.
El coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas, Fidèle Podga, afirmó que las causas de fondo son diversas y están interconectadas.
“La inequidad en el acceso a los bienes, el consumismo de los más ricos, los intercambios comerciales injustos, las consecuencias del cambio climático, el acaparamiento de tierras con fines extractivos y agroindustriales, la especulación con el precio de los alimentos, un sistema alimentario que no está diseñado para satisfacer las necesidades de la gente, las guerras y conflictos interesados y, en definitiva, la explotación de unas personas por otras y de unos países por otros”, añadió.
Manos Unidas aseveró que África aún es la región más afectada por el hambre, con una de cada cinco personas enfrentando la inseguridad alimentaria, lo que representa más del doble del promedio mundial.
El agua, el tema elegido
Para conmemorar esta fecha, este año el lema será “El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás”. Según la FAO, sólo el 2.5% del agua es dulce, apta para beber, para la agricultura y para la mayoría de los usos industriales.
“El rápido crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo económico y el cambio climático están poniendo los recursos hídricos del planeta bajo un estrés cada vez mayor”, dijeron.
Indicaron que “al mismo tiempo, los recursos de agua dulce por persona han disminuido un 20 % en las últimas décadas y la disponibilidad, y la calidad del agua se están deteriorando rápidamente debido a decenios de uso y gestión deficientes, sobreexplotación de aguas subterráneas, contaminación y cambio climático. Corremos el riesgo de sobrecargar este recurso preciado hasta un punto de no retorno”.
En la actualidad, 2.400 millones de personas viven en países sometidos a estrés hídrico. Muchos de ellos son pequeños agricultores que luchan para satisfacer sus necesidades diarias, sobre todo las mujeres, los pueblos Indígenas, les migrantes y les refugiades.
Por último, cabe mencionar que cerca de 600 millones de individues que dependen, al menos de forma parcial, de los sistemas alimentarios acuáticos para vivir sufren las consecuencias de la contaminación, la degradación de los ecosistemas, las prácticas insostenibles y el cambio climático.