El 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer para concientizar sobre esta enfermedad que afecta a 500.000 personas en Argentina. Nota al Pie cuenta de qué trata la enfermedad y cómo avanzan algunos de las investigaciones para la cura, a la que aún no se ha llegado.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, esto quiere decir que empeora con el tiempo. Hace que el cerebro se achique y que las neuronas cerebrales se terminen muriendo, mientras el cerebro empieza a acumular una proteína llamada beta-amiloide.
Esta enfermedad causa demencia, problemas graduales de memoria y un deterioro en el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales. Las personas con Alzheimer suelen olvidar cosas o acontecimientos recientes, perder cosas, sentirse desubicado o desorientado, perder la noción del tiempo, suelen tener problemas para seguir el hilo de una conversación y para realizar tareas habituales, entre otras cosas.
Según la Organización Mundial de la Salud, existen aproximadamente, 25 millones de personas en el mundo que tienen esta enfermedad. Y se estima, que, debido a que cada vez se llega a vivir por más tiempo, en 2025 serán más de 40 millones de personas quienes padezcan Alzheimer. Según la Fundación Instituto Leloir, esta enfermedad afecta a 500.000 argentines, en la actualidad.
¿Cómo continúan las investigaciones?
Aún no existen tratamientos que sean eficaces para contrarrestar los síntomas del Alzheimer, aunque, en diálogo con Télam, la investigadora Diana Jerusalinsky destacó que hay “optimismo” dentro de la sociedad científica. En cuanto a la prevención, algunas investigaciones creen que las medidas que se toman para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares pueden servir para disminuir las chances de tener demencia: hacer ejercicio con regularidad, cuidar la alimentación, no fumar.
Pese a que aún no se ha podido conocer la causa y que todavía no hay una cura, hay varias investigaciones que buscan encontrar un tratamiento. Una de estas investigaciones está co-liderada por Diana Jerusalinsky, junto a Sergio Ferreira, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Se trata del desarrollo de un vector “capaz de entrar en las neuronas y allí producir un anticuerpo artificial que ataca una de las proteínas que se desarrollan patológicamente en el Alzheimer y forman las llamadas placas seniles constituidas por proteínas de beta-amiloide agregadas”. Este vector está teniendo buenos resultados en modelos animales, donde logró revertir el déficit de memoria.
A su vez, dentro de las distintas terapias están aquellas que desarrollan anticuerpos que atacan a la proteína beta-amiloide. Entre ellos se encuentran medicamentos como el Donanemab, el Lecanemab y el Aducanumab, que ralentizarían los síntomas de la enfermedad. Según Jerusalinsky, estas terapias “son muy costosas y han generado varios efectos colaterales indeseables”.
El Aducanumab fue rechazado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Previamente había sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA), aunque según el Congreso estadounidense la aprobación estuvo “plagada de irregularidades”. Por otra parte, algunos de los efectos secundarios del Lecanemab, por ejemplo, serían dolor de cabeza, hemorragia cerebral y alteraciones en la visión.
Otros tratamientos que están siendo investigados son las terapias antiinflamatorias y los anticolinesterásicos. Las primeras producen “alivio y mejoras temporales” en etapas tempranas de la enfermedad. Mientras que los anticolinesterásicos son fármacos que elevan los niveles de acetilcolina en el cerebro. Al igual que los antiinflamatorios, funcionan durante las fases iniciales del Alzheimer y retrasan el deterioro de la memoria y la atención. Aunque pueden provocar efectos secundarios como trastornos gastrointestinales.