Desde hace algunos meses subió a escena en la cartelera porteña “Colectivo”, una pieza contemporánea que aborda temas de relevancia social con un enfoque fresco y cautivador.
La obra está ambientada en la frontera entre Argentina y Bolivia, y en su trama expone esas historias invisibles de las llamadas “mulas”, aquellas que se convierten en el último eslabón del narcotráfico en una cadena de desigualdades.
“Colectivo” cuenta con la dramaturgia de Laura Fernández, bajo la habilidosa dirección de Diego Brienza, quien conduce un grupo de actrices muy versátiles. Sus funciones son todos los sábados desde las 20 horas en el teatro Andamio 90, ubicado en Paraná 660, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Una aproximación a “Colectivo”
En su trama, la obra presenta a siete mujeres que viajan en un colectivo de legalidad cuestionable. En ese marco, una de ellas es llevada fuera del vehículo sin explicación alguna, mientras las demás quedan esperando y experimentando una mezcla de unión, angustia y ansiedad.
Así, mientras tres de ellas disfrutan del turismo ajeno al horror, el resto del grupo transporta sustancias ilegales en sus cuerpos, y para ellas el miedo parece ser la única opción.
En tanto, a medida que esperan, entablan diálogos sobre diversos temas que abarcan el placer, el aburrimiento, la desesperación y el dinero. Además, este lapso de espera propicia el desarrollo de vínculos más o menos amistosos entre las protagonistas. La puesta resulta un drama fuerte con ciertos lapsos de comedia que alivian la tensión.
Esta propuesta ya ha recibido el reconocimiento de Mención Especial en el prestigioso Concurso Nacional de Obras Teatrales “Potencia y Política”, organizado por la Dirección General de Cultura de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Talento dentro y fuera del escenario
En la obra destaca la capacidad de Laura Fernández para construir personajes complejos y dialogar sobre asuntos tan diversos, donde se logra una conexión certera con el público. Los diálogos, hábilmente escritos, oscilan entre lo crudo y lo tierno, lo amargo y lo alegre. Esto permite al espectador vivir un torbellino de emociones contradictorias. Asimismo, el trabajo de dirección de Diego Brienza resulta impecable, y permite que el elenco de talentosas actrices brille en cada momento de la representación.
El amplio grupo de actrices está compuesto por Mercedes Ferrería, Agatha Fresco, Eugenia Ghiselli, Claudia Mac Auliffe, Majo Ñañez, Daniela Salerno, Analía Sánchez y Andrea Varchavsky. No es la primera vez que el director decide abordar temas complejos y sensibles en sus obras. En trabajos anteriores como El niño con los pies pintados (2012) y Mujer hermosa se ve por allá (2015), se ha encargado de traer a escena el abuso infantil y la trata de personas.
Esta vez, en la puesta se pone de manifiesto que el uso de estas mujeres para el tráfico de drogas también constituye una forma de violencia de género. El cuerpo de la mujer se convierte en objeto de explotación y vulnerabilidad, y los personajes de la obra sufren las consecuencias precisamente por ser mujeres.
Además, en el escenario se hacen presentes los talentosos músicos Manuel Eguía y Gabriel Gonzalo García, quienes añaden con su arte sonoro un elemento adicional clave a la experiencia teatral, enriqueciendo la trama y creando una ambientación única.
La elección del escenario, el teatro Andamio 90, es acertada, ya que su espacio íntimo y acogedor crea una atmósfera propicia para sumergirse en la historia y conectarse emocionalmente con los personajes.
En resumen
La obra pone de manifiesto una realidad social que suele ser ignorada: la situación de las mujeres que son utilizadas y explotadas por un sector de la sociedad. Estas mujeres están atravesadas por la pobreza y enfrentan diversas formas de violencia.
La obra expone cómo individuos desaprensivos se aprovechan de la situación de estas mujeres, y les ofrecen dinero mediante engaños y promesas falsas para que transporten sustancias ilegales.
En muchos casos, las víctimas desconocen la naturaleza de lo que llevan consigo. Son convertidas en “mulas”, una palabra que las deshumaniza y las coloca en el último eslabón de la cadena del narcotráfico. Así no solo se ven expuestas a poner en riesgo su libertad, sino que incluso su vida.
Colectivo logra dar voz y visibilidad a estas mujeres marginadas, poniendo en relieve sus historias y sus luchas. La obra desafía al público a reflexionar sobre las desigualdades sociales y la violencia de género que persisten en nuestra sociedad.