El pasado miércoles, el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, negó la excarcelación de la azafata Daniela Carbone en la causa por “amenaza de explosivo”. Dicho acto de intimidación fue realizado el 21 de mayo desde el Aeropuerto de Ezeiza en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Miami.
Como consecuencia del hecho, la mujer de 47 años fue imputada por coacción, intimidación pública e interrupción de servicios públicos. La fiscalía considera como acreditado que, de modo remoto, la misma buscó borrar el contenido de sus dispositivos móviles con los que efectuó la amenaza.
Los teléfonos fueron secuestrados con anterioridad al vuelo que la azafata realizó hacia Miami en cumplimiento de su función para Aerolíneas Argentinas. A su regreso, fue detenida, pero se detectó que tras la amenaza intentó eliminar las pruebas que la comprometían cada vez más como presunta autora del delito.
El fiscal a cargo, Sergio Mola, opinó en favor de una prisión domiciliaria por lo cual ordenó un estudio socio ambiental para evaluar si es viable la prisión domiciliaria de Carbone. De todos modos, la decisión final está a cargo del Juez del partido bonaerense, quién puede acordar o no con el enfoque propuesto por la fiscalía.
Despecho y delitos contra la seguridad pública
Para las autoridades judiciales y de seguridad la situación es suficientemente clara. Daniela Carbone había estado de novia dos meses atrás con un auxiliar de cabina. Su ex pareja abordó ese vuelo no sólo por su actividad, sino porque viajaba junto a una persona con quién inició una nueva relación amorosa.
Una vez que se comprobó que en la aeronave no se habían colocado explosivos, tanto el fiscal como el Juez iniciaron la tarea de investigación asistidos por la División Antiterrorismo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Luego, la pericia, analizó el audio amenazante enviado por medio de la web The Voice Changer que recibieron los compañeros de trabajo de la azafata. Los resultados indicaron que la voz distorsionada que enunciaba el mensaje pertenecía a Carbone, quién se negó a declarar tras su detención.
Ese mensaje de voz fue emitido desde un celular con cuenta prepaga, el cual pertenecía a la hija de Daniela. Gracias a un posterior allanamiento, que arrojó más información, se terminó por confirmar quién había sido el autor de la amenaza.
En la vivienda de Carbone se incautaron un Iphone 13 Pro y otro 12 Pro. Las líneas identificadas desde dónde salieron las amenazas estaban asociadas a estos dispositivos. En uno de ellos quedaron registradas distintas búsquedas en el motor Safari el mismo domingo 21 de mayo.
“Cómo investigar un audio”, “se puede analizar un audio para saber la voz de quién es”, “activar reconocimiento de voz”, “Aerolíneas Argentinas” y “SAME Provincia”. Estas fueron las pesquisas y preguntas que se hicieron al motor de búsqueda mencionado desde uno de los Iphone.
Según la interpretación de sus colegas “ella había quedado más dolida por la separación” y la amenaza no fue más que el detonante final de un cierre que ocasionó intranquilidad, miedo y daños económicos para ese sector de servicios aéreos.
¿Cómo fue la amenaza de bomba de la azafata?
La intimidación fue realizada por medio de mensajes de audio: “Decile al capitancito que le pusimos tres bombas en el Miami. Que se deje de joder con la política y chequee el avión porque van a volar en mil pedazos”, advertía. Les investigadores entendieron que la vinculación de la amenaza con razones políticas tenía por objetivo confundir y despistar.
Como consecuencia de los audios, el vuelo AR1304 Ezeiza-Miami, con salida a las 7.35 de la mañana del 21 de mayo, se demoró varias horas debido a que se realizó la evacuación prevista hasta que se confirmó que se trataba de una falsa amenaza. El viaje, que transportaba a 270 pasajeres y 12 tripulantes, le ocasionó a la empresa nacional de aviación pérdidas millonarias.