En el marco del Día Internacional de las Familias, la Fundación Tejido Urbano compartió un estudio sobre la calidad de vida de este núcleo de la sociedad. A partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) -que sondeó 31 aglomerados urbanos de todo el país- desarrollaron ejes estratégicos para determinar cómo viven les argentines.
Para comprender mejor los datos arrojados por el informe, Nota al Pie dialogó con el Director Ejecutivo de la fundación, Fernando Alvarez. A modo de introducción y como primera lectura general del informe, afirmó que “Argentina tiene grandes déficits en infraestructura y en calidad de vida a sus habitantes”.
De acuerdo a la EPH, del total de 9.893.000 hogares consultados, 980 mil no acceden al servicio corriente de agua de red. Además, 2.641.000 no cuentan con desagüe cloacal de red. En tanto, las viviendas sin gas de red suman 3.121.000. En consecuencia se trata de 14.622.000 personas que no cuentan con alguno de estos tres servicios básicos.
“Hay muchísimos hogares que tienen problemas por un lado, de hacinamiento -que es un porcentaje menor, pero no menos importante de habitantes-, y por otro lado, tienen problemas estructurales, sobre todo lo que tiene que ver con la provisión de agua potable, cloacas y gas”, dijo Alvarez.
¿Cómo vivimos les argentines?
Para responder esta pregunta se necesita darle contexto a los datos obtenidos del INDEC y del trabajo de Tejido Urbano. Por ello, Alvarez opinó: “En periodos de crisis, lo que se nota es que de a poco empieza a empeorar las condiciones de calidad de vida, mientras que en periodos más expansivos de la capacidad económica de los hogares, empiezan a mejorar”.
En la misma línea continúo: “Muchos servicios están atados a la inversión pública con lo cual en periodos de crisis, la inversión pública es baja y no mejoran los servicios de infraestructura”. Es decir que, la falta de compromiso político recae en la responsabilidad del desarrollo de la vida de las familias en el país.
Al respecto, el director de la fundación -dedicada a investigar y promover soluciones a los problemas habitacionales de Buenos Aires- expresó su inquietud. Al respecto sostuvo: “Lo más preocupante son las condiciones de saneamiento de los hogares”, porque “un porcentaje muy alto no tiene saneamiento, es decir no tiene cloaca”. Este escenario genera impactos negativos en la salud.
Según el eje estratégico que desarrolló la fundación sobre los servicios públicos, “la proporción de hogares con red cloacal es de 73,3% mientras que 26,7% queda excluido”. No obstante, este indicador muestra una mejora puesto que en 2016 un 70,1% de los hogares accedía al desagüe cloacal; mientras que en 2019 fue un 70,9% y 74,2% de hogares en 2022.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la esperanza de vida de un hogar sin el servicio de red cloacal es 10 años menos en comparación con uno en donde sí cuentan con provisión de saneamiento. Sobre esto, Alvarez subrayó que “es fundamental para mejorar enfermedades de los niños y demás cuestiones que están asociadas a la mala calidad del saneamiento urbano en las ciudades argentinas”.
Las condiciones de infraestructura y ambiente
Además de la problemática en el acceso a los servicios, las familias argentinas se enfrentan a problemas asociados a construcciones precarias y cuestiones ambientales. Por ejemplo, son 647.000 hogares (el equivalente a 2.253.000 personas) que viven en zonas inundables. Mientras que, otros 408.000 (unas 1.401.000 personas) viven cerca de basurales.
Sin embargo, el análisis de la fundación detectó un descenso en el indicador que corresponde a las condiciones de hábitat. Los hogares cerca de basurales bajaron de 7,1% en 2016; a 6,6% en 2019; y, finalmente, 4,5% en 2021. En el caso de las zonas inundables también se vio un descenso similar. Se pasó de un 11,2% en 2016; a 10,9% en 2019; y 6,7% en 2021.
Sobre las construcciones que cobijan a los hogares argentinos, los datos de la encuesta dan cuenta de edificaciones más bien precarias. En este sentido, un 8,2% de la población sondeada reside en viviendas con materiales de calidad insuficiente.
Otra cuestión acerca de la calidad de vida de las personas en Argentina es sobre la propiedad de la vivienda. Y según lo estudiado, les argentines están cada vez más lejos de la casa propia. Es decir que hay una tendencia decreciente en la proporción de hogares propietarios, lo que favorece a las otras categorías, en especial de inquilinos y ocupantes.
La proporción de hogares propietarios pasó del 67,3% en 2016; a 63,3% en 2019; y 63,4% en 2021. Se registró un fuerte aumento de los inquilinos del 17,7% en 2016; al 19,6% en 2021, según el informe de Tejido Urbano.
A modo de conclusión, el entrevistado apuntó: “Lo que realmente nos va a sacar de la pobreza es tener ciudades con mejor infraestructura y calidad de vida; va a ser que el país pueda funcionar mucho mejor y mejorar su calidad de vida y su economía”.