En menos de cuatro meses, el joven taekwondista Iván Orellana representará una vez más a Argentina en el Mundial de Finlandia, en la categoría de lucha juvenil de menos de 63 kilos.
Nota al Pie entrevistó al practicante de artes marciales oriundo de Moreno, en el oeste del conurbano bonaerense, quien contó cómo inició su lazo con la disciplina. Además, habló sobre su preparación en Europa antes de la competición contra las selecciones del mundo y su sentido de pertenencia por el país y el Taekwondo.
Iván y su vínculo con el Taekwondo
La cultura deportiva, más precisamente el arte marcial del taekwondo, creció en el seno familiar de Orellana. A corta edad, el joven continuó con el legado familiar iniciado por su padre, Hugo Orellana, quien además es su entrenador. “Mi inspiración fue mi papá, también mi tío y mi padrino”, resaltó el competidor.
A su corta edad, y gracias a la disciplina que practica, ha recorrido gran parte del territorio nacional y además ha experimentado viajes al exterior. Esto es producto de su esfuerzo y dedicación, de resignar determinadas cosas para estar mentalizado en el objetivo y ganar aptitudes propias de la disciplina.
“Una de las ventajas que yo noté desde que comencé fue que me formé como persona, porque no es como otras personas piensan que es ir y pegarse o ir a tirar patadas”, contó el taekwondista. También agregó que el taekwondo contiene muchas cosas, pero la base fundamental es el respeto.
Por ejemplo, cuando entrenan, el gimnasio permanece enmudecido hasta las indicaciones del entrenador. Cuando ingresan al “tatami”, la base donde combaten, se pide permiso tanto para entrar a la plataforma como para retirarse. “El taekwondo te da muchas cosas para la vida”, ratificó Iván.
Orellana compite en la categoría juvenil, que comprende desde los 18 a los 35 años de edad, con menos de 63 kilos. Además es parte de la escuela que tiene su familia en Moreno, el Centro de Entrenamiento Yomchi.
El joven versátil también tiene competencias de Kickboxing, deporte que es parte del Taekwondo. A su vez, suma características del boxeo, tanto en combate como implementos como guantes, protector bucal, a su vez que la pelea se disputa en un cuadrilátero.
Además, Orellana ya tuvo una competición de gran magnitud en esta disciplina: el año pasado disputó su primera Copa del Mundo de kickboxing en Hungría.
“Por suerte no se me hizo tan difícil, obviamente llevó su tiempo, pero fue más fácil. A mí me gusta todo lo que conlleva a ser golpeado o golpear”, explicó Orellana. La adaptación fue más llevadera porque tenía la intención de practicar la disciplina y tenía experiencia en el arte marcial, más las competencias que disputaba.
Victorias por su patria y constancia en su trabajo a pesar de los obstáculos
Iván prácticamente abrió sus ojos con el arte marcial coreano. Desde los 5 años ya estaba en un gimnasio compitiendo, y el torneo más significativo para él fue cuando tuvo que representar a la Argentina de local en el Mundial de 2018.
“Obtuve el segundo puesto, fue importante porque fue acá en Argentina y pude representar a mi país en mi país. Tuve a mi familia en la tribuna, a mis amigos apoyándome”, recordó Iván.
Orellana también tiene en cuenta que es muy difícil contar con el apoyo de sus seres queridos de manera presencial cuando compite en el exterior. “No es lo mismo tenerlos desde un teléfono, que yo me de vuelta en el torneo y los tenga a ellos ahí alentando y gritando por mí”, ratificó el taekwondista.
Iván, al igual que la selección argentina de fútbol, sabe lo que es ser campeón del mundo. Su logro se dio en 2017 en suelo estadounidense, más precisamente en Orlando. Luego de cinco peleas, el joven se consagró como el mejor del mundo y a su corta edad cumplió uno de los sueños que tenía cuando era niño: “Si vos te mirás para adelante, en un futuro te querés ver representado a tu país”.
Su próximo objetivo es el Mundial de este año, que tendrá lugar en Finlandia en septiembre. Para esta competición tuvo que anotarse a tres torneos, que se denominan los rankeables. Allí, Iván consiguió el primer puesto y se clasificó a la competencia. Previo al evento tendrá un entrenamiento riguroso en el exterior.
Ya en junio viajará al Viejo Continente: su primera parada será en Italia, luego disputará el mundial de kickboxing en Hungría y finalmente se trasladará a España, donde entrenará con la selección de kickboxing del país español.
Al ser un deporte amateur, el taekwondo no tiene una ayuda financiera extra, solo sus ganas de seguir y obtener de diversas maneras el dinero para poder realizar sus viajes. “Nosotros, como todo deportista amateur, nos manejamos haciendo rifas. También venta de pollo con papa frita, pizzas, torneos de penales, torneos de trucos y mil cosas. Para poder recaudar lo más que se pueda”, manifestó Iván.
Su camino no es fácil, porque además de los ingenios que tienen que hacer para llegar a los montos necesarios para sus gastos, lo tiene que convertir a moneda extranjera, ya que todas las competencias se disputan en el exterior. Pero a pesar de aquellas trabas o compilaciones que se pueden suscitar, Iván y su familia continúan adelante.