Tras 14 años de denuncias, el Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia decidió cerrar temporalmente el Centro de Recepción de Menores Pablo Nogués de Malvinas Argentinas, provincia de Buenos Aires. Se dio gracias a un habeas corpus colectivo presentado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) debido a las graves condiciones de detención de les jóvenes que estaban alojades allí.
Al Centro Pablo Nogués se derivan adolescentes menores de edad acusades o condenades por delitos. Sergio Raimundo, director del programa de niñez de la Comisión Provincial por la Memoria explicó, en diálogo con Nota al Pie, lo que sucedió: “Las condiciones de vida en esos lugares se fueron agravando porque no estaban pensados para tanto número de población, ya que ni el diseño arquitectónico ni el sistema cloacal estaba previsto para eso”.
La primera acción judicial colectiva sobre el Centro data del 2009 y fue iniciada por el entonces defensor general departamental Andrés Harfuch, con acompañamiento de la Comisión. En este momento, se está encargando del tema el juzgado de garantías a cargo de la jueza María Eugenia Arbeletche.
Según Raimundo, el cierre se da por “falta de gobernabilidad del dispositivo” porque “las autoridades del organismo provincial no lograban que quienes trabajaban en el dispositivo cumplieran con un estándar mínimo de derechos para con los jóvenes que tenía que ver con que no haya malos tratos”.
Por esa razón, desde la Comisión aprobaron la decisión a causa del “nivel de violencia alcanzado en el dispositivo, la dificultad de adecuar el accionar de los operadores y las consecuencias palpables en la pérdida de la vida de tres jóvenes”.
Además de “la obstaculización de derechos de otros, sumado al agotamiento de las instancias judiciales incumplidas a repetición”. Por lo cual, definieron que “la decisión de esta gestión de cerrar temporalmente el dispositivo es acertada”.
No es algo nuevo
Son varias las situaciones que aquejaron al Centro en los últimos años y que derivaron en suicidios, intentos de suicidios y reiterados reclamos para mejoras de condiciones.
En agosto de 2020, sufrieron un contagio masivo de coronavirus, que culminó con la muerte de un trabajador y con catorce de sus compañeres contagiades. Diez de les jóvenes también dieron positivo de Covid-19, por lo que terminaron decretando un aislamiento de quince días con varios motines en donde elles reclamaban por más testeos y por la falta de personal. Estos problemas llevaron al suicidio de Lucas Soraire y otro intento de suicidio en esa semana.
Sin embargo, no fue la única muerte dentro del establecimiento. En abril de 2021, Tobías Luján, que había sido traído hace unas semanas de La Plata, también se quitó su vida. Desde la familia le echaron la culpa al Instituto, considerando que “le daba pastillas el enfermero” y que les habían dicho que “tenían tiempo de sacarle la soga, pero no lo hicieron”.
En octubre del año pasado, otro joven falleció por las malas condiciones del Centro. Alex Fleitas había estado tres meses internado en un hospital, producto de la inhalación de humo tóxico durante un incendio en su celda. Según los relatos, su compañero empezó a gritar cuando se dio cuenta que Alex respiraba con dificultad, pero los operadores que se encontraban ahí no quisieron entrar al pasillo porque decían que había elementos cortopunzantes.
A partir de 2020, las autoridades del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia habían prometido establecer mecanismos para resolver problemas y hacer reformas de infraestructura urgentes, pero nunca se terminaron de revertir las malas condiciones de detención.
A tal punto que, en enero de este año, les jóvenes continuaban con algunos pedidos como mejoras en la comida, la posibilidad de que les familiares puedan ir al baño durante la visita y compartan comida, tener visitas íntimas, artículos de higiene suficientes y atención a la salud, entre otras cosas. “42, 43 grados de calor en esos lugares encerrados y ni siquiera le ponían el agua a enfriar”, contó Sergio Raimundo.