Esta mañana, el Salón Auditorio de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), ubicado en Avenida del Libertador 8250, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), albergó el foro de las “Desigualdades sociales y derecho al deporte en niñxs, adolescentes y jóvenes”.
Las ponencias, que forman parte del III Foro Mundial de Derechos Humanos (FMDH) que se realiza esta semana en distintas sedes de CABA, contaron con cuatro profesionales especializados en el tema como expositores y fueron coordinadas por Cecilia González, Doctoranda en Políticas y Gestión de la Educación Superior, activista de Derechos Humanos y profesora de Educación Física.
El primer turno fue para Amira Stegman, presidenta y fundadora del Club Medrano, quien trató la importancia de los clubes de barrio. Luego Matías Pascual, docente de educación física, plasmó la importancia de la disposición del deporte en lugares más precarios.
Mientras que Claudio Morresi, ex jugador de fútbol, instaló la visión de los mandatarios sobre el deporte: por un lado la cercanía a la mayor parte de la población y por otro como camuflaje de cosas ilícitas.
Por su parte, María Elena Naddeo, la creadora y primera presidenta del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, se basó en estadísticas que señalan que debido a la pandemia se generó un retroceso de 2 a 3 décadas en la sociedad con respecto al deporte.
La importancia de los clubes de barrio
La premisa de Amira Stegman fue fomentar y colaborar con los clubes de barrio, ya que, desde su perspectiva, en ellos se encuentra un lugar y un derecho para la práctica del deporte. “Hay que dejar de pensar en el deporte como elite”, ratificó Stegman.
En los clubes los chicos encuentran un refugio, una familia por elección, donde muchas veces no tienen un lugar propio. A lo que se conoce como clubes sin techo, esto debería ser modificado ya que hay hectáreas que son entregadas por el Estado, pero a clubes con matrículas grandes. No se tiene en cuenta el sacrificio que hacen los clubes de barrio, quienes muchas veces solo cobran parte de las cuotas, optan por becar a quienes no pueden abonarlo.
Aunque, en su mayoría, las políticas públicas que no velan por aquellas situaciones, hay dos particularmente que benefician la situación barrial. “Clubes en Obra” inició en el año 2010 e invirtió más de 2 millones de pesos en los clubes de barrio. Por otro lado, la iniciativa “Hay equipo” funciona como un beneficio monetario que otorga el Estado a los clubes para cubrir con las cuotas de aquellos niñes que no pueden pagarla.
El segundo expositor fue Matías Pascual, miembro del proyecto “Más deporte” plasmado en la Escuela Secundaria Técnica de la Universidad de San Martín (UNSAM). Se busca que el deporte sea el motor que contagie a los alumnos a que sus tardes sean productivas. Pensaron en la necesidad del barrio, un lugar precario donde abundan los delitos y buscan que los chicos se contagien con la propuesta del colegio.
El programa “Más deporte” nació en 2015, como una idea de crear varios talleres atractivos. “Se quiere que los pibes estén menos en la calle y más en la escuela”, expresó Pascual. Los deportes que se practican son fútbol y vóley, en este último se ha logrado que sea mixto. El docente comentó que hay muchos chicos de gran nivel, pero que se requieren políticas públicas que garanticen el acceso al deporte.
En esta misma línea, Pascual compartió el caso de una estudiante cuyo saque de voley nunca pasaba la red. Cuando le tocaba sacar, se escondía porque sabía que no podía. Sin embargo, en el torneo de San Martín fue ella quien dio el punto para la victoria y estuvo al borde de las lágrimas, venció su timidez y tuvo un recuerdo positivo.
El uso del deporte por las distintas presidencias
El ex secretario de Deportes, Claudio Morresi, señaló cómo se usó el deporte en décadas pasadas y su contraste con la actualidad. Morresi realizó un racconto de la época peronista, donde se podía ver a Eva Perón como figura reconocida por gran parte de la población.
Su apego a las masas se dio gracias a la política deportiva: su retrato pateando una pelota refleja lo que buscaba aquel gobierno. En aquellos años, Argentina fue una potencia deportiva y logró muchas medallas significativas.
En tanto, la antítesis fue lo que se vivió durante la dictadura cívico-militar encabezada por Jorge Rafael Videla. Su mandato de terror vivió su esplendor en 1978, mismo año donde Argentina fue sede de la Copa Mundial de Fútbol masculino. En aquel año, más precisamente en junio, se usó al deporte como camuflaje para los delitos de lesa humanidad que ocurrieron mientras se desarrollaba el evento, y como un lavado de cara para la imágen que la comunidad internacional tenía sobre nuestro país.
Por su parte, la docente y vicepresidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Maria Elena Naddeo, destacó que hay ciertos prejuicios sobre el uso del tiempo destinado al deporte. Se piensa como tiempo perdido, pero con los años va mejorando la perspectiva sobre el tema.