Este viernes Netflix estrenó la serie “División Palermo”, una producción nacional que intenta limpiar la mala imagen de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Palermo. Su estreno coincide con el cierre de una semana donde en las noticias locales se han visto imágenes que parecen sacadas de una mala película de acción por la total carencia de funcionalidad de varios integrantes del cuerpo policial.
División Palermo
La serie, presentada en clave de parodia, resulta bastante entretenida, ya que engancha al espectador de principio a fin. La misma fue creada por Santiago Korovsky, quien también es protagonista principal, además de dirigirla junto a Diego Núñez Irigoyen.
La primera temporada está compuesta de ocho episodios con una duración de 25 a 29 minutos en promedio. La historia sigue a un grupo de guardias civiles y la peligrosa trampa en la que caen debido al inesperado encuentro del protagonista con una banda de narcotraficantes.
Lo mejor de la trama es que está compuesta por personajes muy bien personificados y actores pocos conocidos en pantalla, aunque todos cuentan con una sólida carrera en el teatro porteño tanto comercial como alternativo.
La serie fue escrita por Ignacio Gaggero, Martín Garabal, Martina López Robol, Florencia Percia, Ignacio Sánchez Mestre, Mariana Wainstein y el mismísimo Korovsky, quienes juegan con temas como la supuesta seguridad reinante en la ciudad y el correccionismo político.
También se invita al espectador a reírse de situaciones torpes y ridículas, pero lo cierto es que dichos problemas se vuelven verdad con solo encender la televisión cinco minutos.
El humor negro como herramienta principal
En el inicio de la serie se introduce a Felipe, el personaje principal, un joven al que su novia lo deja por ser errante en varias cosas de la relación. Para peor, al regresar del trabajo y contar su desventura al jefe, este también lo despide.
Luego de ser despedido, el espectador descubrirá que esa no es más que una estrategía de su propio padre, quien se lo quiere sacar de encima del negocio familiar y hasta le da dinero para emprender un proyecto propio.
En tanto, durante la siguiente escena, al descuidado Felipe le roban la mochila con la plata y se encuentra con un guardia civil que lo ayuda a ir a denunciar el robo a la comisaría. Sin embargo, en el lugar es malinterpretado y reclutado como guardia urbana por ser judío, una minoría bajo la mirada de los agentes.
Dicha división fue creada por iniciativa del Gobierno de la Ciudad para “proteger a la población de incidentes menores”, pero, como se mencionó, la verdadera razón es mejorar su imagen con una guardia inclusiva. Así, aunque al principio Felipe se resiste, luego accede a alistarse porque entiende que es muy lejano recuperar su dinero.
La idea de que la mayoría de los integrantes de esta nueva división sean personas con discapacidad o una minoría resulta muy acertada y permite a los autores jugar desde el primer capítulo con el humor negro.
Asimismo, la trama está colmada de chistes bizarros en los que no se pretende reír de nadie y de ninguna discapacidad, sino mostrar cómo se trata a la sociedad hoy en día. Por ello, a lo largo de los capítulos se profundiza en la personalidad de cada uno de ellos y el público se vuelve testigo de sus capacidades y necesidades.
De hecho, hay escenas que no escapan al humor desopilante y torpe, como cuando una señora mayor increpa a una de las guardias en silla de ruedas por ser incapaz de correr tras un ladrón. Otra escena muestra a una señora que confunde a un personaje que presenta enanismo con un chico y le ofrece comprar un helado. Estos pretenden ser chistes que funcionan y pecan de cierta inocencia.
En resumen
Al principio de la serie parecía que todo iba a girar sobre Felipe y su superación del miedo y su poca suerte, pero pasando a los siguientes capítulos se van dando espacio a los otros personajes que forman esta singular guardia urbana.
En ese marco, cada uno de los personajes se esfuerza al máximo por cumplir con sus responsabilidades y al final resulta ser una serie bien producida y con poca baches en sus trama.
También es cierto que en la serie hay cierta crítica encubierta del accionar de la Policía de la Ciudad y el lado oscuro de dicha profesión como lo es la complicidad con las mafias, lo cual va de la mano con la corrupción tanto en altos como bajos cargos de estas fuerzas.
Además en esta serie los actores han hecho bien sus interpretaciones con figuras relevantes como la de Pilar Gamboa, Daniel Martin Garabal, Marcelo Subiotto, Carlos Belloso, Charo López, Agustín Rittano, Rafael Spregelburd y Camila Peralta, entre otros.
Por último, se trata de una comedia ligera bien contemporánea que puede gustar a todo el mundo y que arroja luz sobre el mundillo ilegal de drogas y la complicidad de la policía. No presenta grandes giros, sino que resulta una buena serie hecha puramente para entretener al público.