Este martes 6 de diciembre, en Indonesia, el Poder Legislativo aprobó una polémica reforma de su código penal, una herencia de la época colonial neerlandesa. Sin embargo, más allá de haber terminado con un vestigio de la dominación colonial, los cambios introducidos dan cuenta de un fuerte e importante giro hacia el fundamentalismo.
Un día antes, en Yakarta, capital del país asiatico, un centenar de manifestantes se congregaron frente al Parlamento para exigir el rechazo de la reforma del código penal. No obstante, en línea con el creciente conservadurismo social del país, la propuesta fue aprobada por unanimidad.
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El nuevo código penal preve la penalizacion de las relaciones sexuales extramatrimoniales con hasta un año de prision. Para ello, según establece la legislación, les padres, le consorte o les hijes de la persona acusada deberán presentar la denuncia ante las autoridades policiales del país.
El sexo antes del casamiento, asimismo, sera criminalizado por las nuevas normativas con la misma pena que el delito de adulterio. La convivencia entre parejas que no contrajeron matrimonio, a su vez, será un delito que contendrá la pena de hasta seis meses de cárcel.
Ademas, el texto no solo reafirma la prohibicion del aborto en el pais asiatico sino que, del mismo modo, castiga cualquier tipo de campaña que promocione los metodos anticonceptivos. De esta manera, los derechos reproductivos son objeto de una nueva embestida en un país que, según el informe de Human Rights Watch del 2021, sufre las consecuencias de una creciente ola conservadurista afectando a las mujeres.
Por otro lado, el delito de blasfemia será ampliado en el nuevo código penal. Indonesia, que cuenta con la población musulmana más grande del mundo, criminalizará la apostasía. De esta forma, penará hasta con cinco años de cárcel a quienes expresan opiniones públicas contrarias a las religiones oficialmente reconocidas.
Indonesia y su persecución ideologica
Más allá de las cláusulas que prevén grandes limitaciones en términos de libertades individuales o religiosas, el nuevo código penal también aumenta el autoritarismo en Indonesia. En este sentido, según el texto, quien insulte al presidente o alguna autoridad gubernamental puede enfrentarse a una pena de tres años en la cárcel.
Cualquier persona que decida asociarse o participar en grupos que defienden el marxismo/leninismo como ideología política, para el Estado indonesio, estará cometiendo un crimen de hasta diez años de cárcel. En esta línea, quien difunda ideas comunistas será penado hasta con cuatro años de prisión.
Tras estas modificaciones, el país del sudeste asiatico refuerza un valor central que ha mantenido a lo largo de las últimas décadas: el anticomunismo. De 1965 a 1966, tras un golpe de Estado, al menos 500.000 militantes del Partido Comunista de Indonesia fueron asesinades, convirtiéndose en uno de los genocidios más grandes del siglo XX.
En este marco, luego de la caída de la dictadura de Suharto en 1998, en Indonesia se abrió una esperanza de democratización en todos los aspectos de la vida social. No obstante, con el ascenso del fundamentalismo islámico y reformas como las del código penal, esa esperanza se transformó, a través de los años, en una ilusión.