Durante mucho tiempo, Alemania fue escéptica de aprobar el consumo de cannabis de manera personal. Sin embargo, el ministro de Salud del país, Karl Lauterbach, dio un paso adelante a favor de la legalización de cara al futuro. El pasado miércoles 26 presentó los puntos clave del proyecto, lo cual encamina la situación cada vez más.
Lauterbach puso en práctica lo que los socialdemócratas, liberales y los “verdes” habían escrito en su programa de gobierno: legalizar el cannabis. Tras largas consultas con los ministerios federales, el proyecto comienza a ponerse en marcha.
“Introduciremos la distribución controlada de cannabis para adultos con fines de consumo en tiendas autorizadas” dice el acuerdo de coalición del actual Gobierno federal. El ministro subrayó que las autoridades no quieren una expansión del consumo, sino que el objetivo es controlar el mercado negro.
Sin embargo, la hoja de ruta para ello es un tanto ambiciosa. Según el funcionario público, el acuerdo es que el Gobierno federal adoptará los puntos clave este otoño boreal y sobre esa base se redactará un proyecto de ley.
A continuación, llegará al Parlamento y a las consultas parlamentarias. Para el delegado del Gobierno en cuestiones de drogas, Burkard Blienert, el debate se retomará el próximo año.
En la actualidad, la posesión de cannabis, hachís o marihuana está penada en Alemania, debido a que se considera una violación de la Ley de Estupefacientes. Una vez aprobado el proyecto, el cannabis y el THC ya no clasificarán legalmente como estupefacientes.
Blienert también mostró su preocupación por las convenciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre drogas. «Hasta ahora, los acuerdos del derecho internacional se han interpretado de tal manera que el consumo de cannabis debe ser estrictamente perseguido», señaló el funcionario.
¿Qué dice el borrador del proyecto?
Según lo determina el escrito, el cultivo privado se autorizará de forma limitada con «tres plantas hembra por adulto». Respecto a la venta, solo será posible en «tiendas especializadas, con licencia», a las que solo podrán entrar personas mayores de 18 años. Posiblemente también será comercializada en farmacias. Asimismo, se prohibirá la publicidad de productos de cannabis y se limitará la cantidad de compra.
También, se permitirá la venta de productos de cannabis para fumar e inhalar, o para ingerir en forma de cápsulas, aerosoles o gotas. Sin embargo, los denominados comestibles, es decir, galletas o dulces que contienen cannabis, no estarán permitidos por el momento.
En paralelo, se ampliarán los servicios de educación, prevención, asesoramiento y tratamiento, y se van a examinar los efectos sociales de la liberación del cannabis.
Sin embargo, no es todo color de rosa. La reforma trajo consigo una serie de críticas, sobre todo del ala más conservadora del arco político alemán. En esta línea, el ministro de Salud del Estado de Baviera, Klaus Holetschek, afirmó que “los planes de legalización del Gobierno federal envían una señal peligrosa no sólo para Alemania, sino que también para el resto de Europa”. Además, expresó su preocupación de que el turismo de la droga llegue al país y advirtió de los riesgos sanitarios y sociales del hachís.
Declaraciones a favor y en contra en Alemania
El ministro Lauterbach, cuando presentó el proyecto de ley, señaló que el objetivo no es una liberalización, sino una regulación. En su cuenta de Twitter, explicó: “Queremos legalizar de manera responsable el consumo de cannabis. Eso significa productos de mejor calidad y por lo tanto protección sanitaria”. El funcionario sostuvo que será un alivio para la Justicia que puede “centrarse en cosas más importantes”. Agregó que, “si todo va bien, la legalización podría producirse en 2024”.
Por otro lado, Blienert expresó que “hasta ahora, los acuerdos del derecho internacional se han interpretado de tal manera que el consumo de cannabis debe ser estrictamente perseguido”.
A pesar de las diferencias, la agencia de control de drogas de la ONU aclaró hace poco que “las medidas para despenalizar el uso personal y la posesión de pequeñas cantidades de drogas no violan las disposiciones de las convenciones sobre drogas de la ONU”.