En tan solo 6 días, Brasil culmina con unas de las elecciones más trascendentes, polarizadas, tensas e importantes de su historia. El resultado no solo definirá el modelo de país de la nación hermana por los próximos cuatro años, sino que, a su vez, impactará fuertemente en el rumbo y cohesión de América Latina como bloque regional.
La primera vuelta, con unos resultados que no todes esperaban, dejó algunas certezas en torno a la política brasileña. Dos de ellas son la vigencia de Luiz Inácio Lula da Silva como líder popular, y el fortalecimiento definitivo de Jair Bolsonaro como capitán de la derecha.
En un clima de fuerte hostilidad, violencia política y fake news propiciado por el oficialismo, los candidatos siguen en campaña y encuentros electorales para obtener los votos que les permitan superar la barrera del 50%. Si bien Lula tiene muchas más chances de alcanzar la presidencia, Bolsonaro sigue recortando la estrecha diferencia según las (muy criticadas) encuestadoras. Por lo pronto, ambos dirigentes, se verán nuevamente las caras el próximo 28 de octubre en el debate organizado por TV Globo.
Las disputas claves en Brasil
Minas Gerais, el segundo Estado con más electores de Brasil, es sin lugar a dudas el termómetro de cada elección del país latinoamericano. En el año 2020 alcanzó los 21,3 millones de habitantes; y, desde 1989, le candidate presidencial que se impuso allí se convirtió en la máxima autoridad del país. De esta manera, con una primera vuelta que dejó un 48% para Lula y un 43% para Bolsonaro, ambos candidatos se disputan este Estado clave.
En este marco, Lula ha realizado varios encuentros en los últimos días en ese territorio; y recibió la presencia de la exministra de medio ambiente, Marina Silva, y la excandidata presidencial, Simone Tebet. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT), en este sentido, busca atraer el voto de los sectores más conservadores; que son poco proclives a elegir a su fuerza política.
Bolsonaro, por su parte, realizó un acto partidario en un gimnasio de San Pablo, donde se burló de Lula. Este Estado aporta 34,6 millones de votos a la elección. El actual presidente de Brasil había visitado Minas Gerais durante la semana y luego centró su atención en el Estado más rico del país. Lo acompañó su esposa, Michelle Bolsonaro, que tuvo gran protagonismo en la campaña. En tanto que el exjuez Sergio Moro, con un discurso anti-corrupción, volvió a aparecer; para ofrecer su apoyo al mandatario brasileño y atacar al líder del PT.
El sector religioso, por su lado, representa otro de los centros de la disputa electoral. Según una encuesta de Datafolha, el 49% de las personas aseguró que la religión es un aspecto clave para definir el voto en las elecciones presidenciales. Es por ello que, desde la reanudación de la campaña, Lula se ha enfocado en desmentir fake news y en acercar a un electorado mucho más favorable a Bolsonaro.
Una campaña llena de desinformación
Si bien la utilización de fake news con fines políticos ha sido una estrategia constante del bolsonarismo a lo largo de los años, en la recta final de la campaña esto se ha intensificado. El pasado 19 de octubre, en una reunión con pastores evangelistas y dirigentes ligados a la religión en Brasil, Lula denunció el uso electoralista de la fe. Además, criticó a Bolsonaro por promover una serie de mentiras sobre su persona.
Desde los de los denominados “canales paralelos”, propaganda realizada por espacios no oficiales de campaña, se ha tratado instalar que Lula cerraría templos e iglesias; atacaría la libertad de culto y promovería la apertura de baños universales en colegios y jardines de infantes. El objetivo de estas fake news es alejar todo voto religioso posible de la candidatura de Lula.
“Hay que reconocer la capacidad del ejército de parapoliciales de Bolsonaro en las redes sociales. Creo que nosotros no teníamos experiencia, Brasil no estaba acostumbrado a esto”, sostuvo Lula el pasado jueves en Río de Janeiro. De esta manera, desde el PT denunciaron la puesta en marcha de un aparato comunicacional financiado desde el Estado para esparcir mentiras sobre el exsindicalista metalúrgico.
En los últimos días, aumentaron las intervenciones del Tribunal Superior Electoral (TSE) para exigir que se retiren diversos spots que contienen información falsa o engañosa. La Justicia de Brasil, en este sentido, pidió quitar de la campaña de Bolsonaro diferentes piezas comunicacionales: una asociaba a Lula con el gobierno de Nicaragua; otra pretende instalar que celebró el inicio del Coronavirus; y otra lo relacionaba con casos de corrupción. Por su parte, a Lula le solicitaron eliminar propaganda que relacionaba a la familia Bolsonaro con esquemas de corrupción.
El pasado 20 de octubre, asimismo, el TSE respaldó la decisión de uno de sus ministros, Benedito Goncalves, de abrir una investigación. Esto sería por un presunto aparato de denuncias falsas en las redes sociales; asociado a Carlos Bolsonaro y perfiles partidarios de la familia del presidente de Brasil. Según el miembro del TSE, el esquema de difusión de falsedades es más complejo y tiene una mayor financiación que en la campaña del 2018.