El Instituto Gulich (CONAE/UNC) junto a la Fundación Mundo Sano utilizan la información provista por satélites de observación de la Tierra. Estudian la presencia de parásitos intestinales que impactan en la salud de las personas, en especial en las comunidades del norte de Salta. Mediante las herramientas satelitales se moldean los ambientes donde se desarrollan las enfermedades.
Los parásitos en cuestión se conocen como geohelmintos, porque viven en la tierra y desde allí se transmiten a las personas que, por ejemplo, ingieren alimentos sin lavarse las manos. Dentro de las actividades que realizan, se encuentra el relevamiento de las condiciones socioeconómicas de comunidades originarias de Tartagal. En ese marco, los resultados advierten la pobreza estructural de dichas poblaciones.
La información obtenida luego es compartida con los Ministerios de Salud de la Nación; de varias provincias e incluso también de otros países de Latinoamérica para que puedan implementarse políticas públicas.
Para realizar este trabajo poseen acceso a la información que recoge la Estación Terrena de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE); ubicada en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, en la provincia de Córdoba.
Utilizan las imágenes provistas por las misiones Landasat 8 y Sentinel. A futuro, sumarán la constelación SAOCOM, los satélites argentinos.
Ciencia con compromiso social
Hay una gran variedad de satélites y de aplicaciones de los mismos. Dentro de la “epidemiología panorámica”, desde hace 20 años se elaboran diferentes mapas de riesgo de zonas susceptibles a ser afectadas por enfermedades transmitidas por el agua, el aire o vectores. Esta información es clave para la implementación de políticas públicas.
En este caso en particular, el estudio se centra en los geohelmintos. Son parásitos transmitidos por el suelo. Las mayores concentraciones se encuentran en las comunidades del noreste y noroeste de nuestro país. Los datos ambientales provistos por los sensores remotos satelitales se unen a la información resultante de los relevamientos socioeconómicos donde se desarrollan las enfermedades.
Les profesionales visitan periódicamente las comunidades de Tartagal para relevar variables socioeconómicas. Entre ellas, analizan tipo de vivienda y acceso a servicios básicos, parámetros nutricionales (como talla y peso) y factores ambientales.
“Nuestro estudio se concentra en las parasitosis intestinales, una de las enfermedades desatendidas en la Argentina, generada por la pobreza estructural. Trabajamos con niños y niñas de 1 a 15 años de poblaciones olvidadas por el Estado, donde la falta de políticas de saneamiento ambiental genera las condiciones necesarias para que se expandan estas enfermedades”, comentó a CONAE Matías Scavuzzo, licenciado en Nutrición, doctorado y becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
“Por eso la importancia de hacer una ciencia comprometida y con sensibilidad social”, agregó.
Satélites para cuidar la salud pública
La epidemiología panorámica surgió en 1998 en el Instituto Gulich. Las primeras investigaciones se basaban en el estudio de la enfermedad de Chagas.
A través de imágenes satelitales, se referenciaba por dónde podría expandirse la vinchuca. Más tarde, los trabajos se centraron en otras patologías, como el paludismo, dengue, leishmaniasis, fiebre hemorrágica y hantavirus.
Desde hace 10 años, el Instituto Gulich comenzó a trabajar en conjunto con la Fundación Mundo Sano. Estudian las variables ambientales vinculadas a enfermedades transmisibles en varias provincias del país.
Por ejemplo, analizan las poblaciones de Aedes aegypti (mosquito que transmite Dengue; Chikungunya; Zika y fiebre amarilla) y de las vinchucas, relacionadas con el Chagas.
En 2016 comenzaron a enfocarse en las infecciones parasitarias intestinales. La población en estudio fue la localidad de Pampa del Indio, en Chaco, con personas mayores a 1 año.
En ese estudio, la CONAE fue la encargada de proveer datos adquiridos de sensores remotos y así poder asociar estos datos con factores socioeconómicos, ambientales y la presencia de la enfermedad.
En Tartagal las investigaciones comenzaron en 2019 y continúan vigentes. Según informó Victoria Periago, investigadora del CONICET y coordinadora científica de Mundo Sano; el objetivo es hacer un relevamiento para evaluar si hace falta poner en marcha un programa de desparasitación y también la frecuencia.
¿Qué son los geohelmintos?
Son parásitos que están presentes en el suelo, y que una vez que ingresan a las personas o animales, se desarrollan a su forma adulta. La falta de agua potable o baños con bacha para lavarse las manos y la defecación al aire libre, hace que estos parásitos puedan entrar en contacto con la piel o ser ingeridos y provocar una infección.
Periago explicó que la presencia de estos parásitos en personas que tienen otros problemas de base, como desnutrición, agrava los riesgos para la salud.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se realicen desparasitaciones masivas en aquellas poblaciones que tienen una cierta cantidad de niñes en edad escolar con parásitos.
“Por lo tanto, contribuimos con información en terreno para sumar esfuerzos y ayudar a la implementación de políticas públicas que puedan abordar el problema”, sostuvo Periago.
“Cuando hay pobreza estructural, cuando no hay saneamiento básico y cuando hay necesidades básicas insatisfechas, porque falta agua segura, electricidad y recolección de basura, por ejemplo, las primeras enfermedades desatendidas que aparecen son las parasitarias”, sostuvo Scavuzzo.