En el marco de la Asamblea “Barrios Históricos Vivos”, vecines de los barrios Monserrat y San Telmo marcharon contra el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Desde el Observatorio del Derecho a la Ciudad, denuncian que las intervenciones urbanísticas con fines turísticos tienen la finalidad de expulsar a les residentes permanentes; de esta forma el colectivo busca defender la calidad de vida de les vecines y sus comercios.
El plan del Gobierno, a través de su campaña “La Transformación no para”, es intervenir puntos estratégicos como el Casco Histórico de la Ciudad. Estos cambios en el espacio público junto a los de transporte buscan la apertura de un polo gastronómico y de entretenimiento a cielo abierto. El mayor problema radica en el impacto ambiental y la falta de protección del patrimonio cultural.
Fue el pasado domingo 14 de agosto cuando vecines se concentraron en la esquina de las calles Independencia y Defensa (CABA), donde repartieron volantes. A través de las pancartas manifestaron: “Paren de arruinar nuestra calidad de vida”. Y es que las obras afectarán a la circulación de transporte público en el barrio, pero también a la recolección de residuos y a las viviendas.
En qué consiste la transformación del Casco Histórico: qué pretende el Gobierno de la Ciudad
Bajo la figura de Horacio Rodriguez Larreta, el gobierno anunció el Plan de Renovación del Casco Histórico. ¿En qué consiste? Nada más y nada menos que la intervención urbanística del espacio público en 72 cuadras. Las calles en cuestión son: Bolívar (entre avenida Belgrano y avenida Juan de Garay); Humberto Primo; Carlos Calvo y Estados Unidos (entre las calles Perú y Defensa).
En estas zonas las obras se realizarán para adoquinar calles que habían sido asfaltadas hace unos años atrás; además, se trabajará para nivelar la calzada con las veredas. Por último, también se instalarán bolardos tipo balas. Para eso se señala el motivo de una “puesta en valor” de ciertas calles.
Ahora bien, al gobierno porteño se le olvidó que existe una normativa que regula el Área de Protección histórica N°1, cuya norma establece: “El espacio público de esta área tiene características morfológicas socio-funcionales y espaciales que lo definen como una importante expresión cultural y de interés ambiental de la Ciudad que debe ser protegido y mantenido para el conocimiento de las actuales y futuras generaciones”.
Así lo detalló en su informe el Observatorio del Derecho a la Ciudad. Exponen además que, lo pretendido por el gobierno de la ciudad no considera el patrimonio, la historia ni las identidades barriales. “En el urbanismo esto se llama convertir un espacio en un No Lugar”.
Asimismo, explican que el casco histórico no solo tiene un valor por los hechos que sucedieron allí, o por el patrimonio de los edificios. Con los años se desarrollaron dinámicas sociales y económicas de su población que le dan una “una particular vitalidad al barrio”. Cabe destacar que las quejas vecinales no se oponen a los usos de actividades a cielo abierto sino, a la falta de regulación de estas obras.
¿Y la ciudadanía participativa?
Otro de los detalles que pasó por alto el gobierno porteño es la participación ciudadana. Desde el Observatorio subrayan que existe el derecho a decidir de forma democrática qué territorios se transformarán y cuales serán resguardados. “Para que las futuras generaciones puedan disfrutar del patrimonio y la historia”.
Otro punto que desde los colectivos en defensa de los barrios históricos no pierden de vista es el del negocio inmobiliario. La población residente abandonó el barrio paulatinamente por cuestiones económicas y de habitabilidad.
Esto se profundizó a causa del Reordenamiento de Colectivos en el Casco Histórico. En total cuatro líneas (22, 24, 28 y 126), que circulaban por las calles Perú y Chacabuco serán trasladadas al Metrobús de 9 de julio y Paseo del Bajo. Esto se suma a la modificación del recorrido de las líneas 45, 10 y 17, que también fueron designadas al Metrobús de 9 de julio. Por esto, vecines reclamaron la “incomunicación del barrio”.
Frente a este marco, es que se organizaron como Asamblea “Barrios Vivos Históricos” y llevaron adelante diferentes medidas de reclamo durante los últimos meses. Con motivo de hacerle frente a la violencia institucional e inmobiliaria juntan miles de firmas para dar a conocer la preocupación de les vecines del barrio.