Este viernes 29 de julio a las 21 h, tendrá su reestreno Husek, una película dirigida por Daniela Seggiaro, que relata cómo los pueblos indígenas que habitan en el Gran Chaco (Salta) intentan sobrevivir junto a la compañía del monte y el río. La función se llevará a cabo en la Sala 2 del Centro Cultural San Martín, situado en Sarmiento 1551, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Según narra la sinopsis, la estabilidad de les indígenas se verá afectada debido a que el Gobierno local comienza a planear una orden territorial que tiene como objetivo crear un barrio de casas populares. Para esto, lo primero que harán será desplazar a las familias de los pueblos originarios a una zona más urbana.
Les protagonistas son Ana, la arquitecta a cargo del proyecto, Valentino, el cacique de su comunidad, y su nieto Leonel. Estos dos últimos serán los encargados de impedir que la nueva construcción avance. Para saber más sobre el film Nota al Pie dialogó con la directora de Husek, Daniela Seggiaro.
¿Qué te llevó a querer hablar sobre los pueblos indígenas? ¿Por qué contar esta historia?
Tanto en Husek como en Nosilatiaj. La belleza, mi primera película, lo que quise proponer es observar zonas puntuales en la relación que entabla el mundo occidental con el mundo indígena. En particular, he trabajado con un entorno cercano para mí como salteña vinculado al norte argentino y al pueblo wichí.
Esa observación se centra narrativamente en cómo se da ese diálogo, o más bien ese no-diálogo. Qué sucede en esa comunicación tan rota y tan desigual, qué perciben las capas de esa relación; y las cuales puedan generar un espacio en el relato para que la perspectiva indígena emerja y pueda narrar, a veces en su propio idioma, a veces intentando traducciones posibles o imposibles donde lo que está en juego son las diversas percepciones del mundo.
¿“Husek” está basada en una historia real? ¿Qué destacás de la película?
En Husek este eje se ubica en las diferentes maneras de entender y habitar un territorio, un territorio que también es lingüístico. Allí se dan al mismo tiempo la tensión y la resistencia que es ancestral pero que también es contemporánea.
Por eso es tan importante en esta película, el uso del idioma wichí “lhämtès” y su juego complejo de traducciones al que accedemos especialmente en los diálogos entre el personaje del joven Leonel (Leonel Gutiérrez) y la arquitecta Ana (Verónica Gerez); o entre el cacique Valentino (Juan Rivero) y los políticos.
Los personajes deambulan por ese territorio donde Valentino y Leonel empiezan a sentir la incomodidad, una incomodidad futura que es la que propone ese proyecto habitacional que llega y que se anuncia como puente hacia el progreso, hacia esa idea lineal, unidireccional de progreso que encierra una fatalidad ya conocida.
¿Qué resultados tuvo en el público este film? ¿Hay algún personaje que quieras distinguir? ¿Por qué el nombre “Husek”?
La película ha sido muy bien recibida tanto en ámbitos cinematográficos (Fid Marseille, Mar del Plata, Toulousse, BioBioCine, Ischia); como también en las pantallas locales (Hoyts Salta, Gaumont, entre otros).
Por otra parte, tuvo éxito también en las comunidades a las que fuimos con el Cine móvil de la provincia. Nos da mucho orgullo y placer que el trabajo conjunto hecho con tanta gente wichí que participó en distintos roles como Osvaldo Villagra en el guión, Cesar Sacaría en el equipo de dirección, actores y colaboradores junto a un equipo de técnicos y artistas salteños; sea tan bien recibido en su propia casa.
Que también sea bien recibido afuera, donde resuena lo universal de la propuesta de hacer películas que perduren en el tiempo; que sean parte de una memoria narrativa y que en esa memoria se incluya la palabra, la práctica y el devenir contemporáneo del pensamiento indígena. Creo que se trata de una gran deuda en nuestras narrativas.
Asimismo, existe una gran tradición indígena en nuestro país, personas que pueden narrar y que además lo hacen de manera magistral, el pueblo wichí es muy numeroso, su enorme vitalidad puede percibirse en su propio idioma wichí lhämtès y a pesar de la enorme injusticia con la que se enfrentan a diario estos pueblos; han sabido preservar su Husek, su don de gente, su espíritu, su ser wichí.