A más de 30 años de la muerte de Marsha P. Johnson, mujer trans afroamericana que defendía a las minorías y madre del movimiento LGTBIQ+, las causas aún se desconocen. Si bien la policía aseguró que fue un suicidio, sus amigues y compañeres de militancia apuntan a un transfemicidio.
El 28 de junio de 1969 la policía neoyorkina entró violentamente al bar Stonewall Inn, un lugar muy frecuentado por la comunidad gay de aquel entonces. Ese día es recordado como el inicio de la lucha del colectivo LGTBQI+ contra un sistema que persigue y violenta a las personas que no son heteronormadas.
Marsha estuvo aquel día y también el siguiente, en el que comenzó el movimiento. Dedicó su militancia a conformar y ser parte de STAR (Revolucionarias Activistas Travestidas Callejeras, en español), junto a su amiga y compañera de activismo, Sylvia Rivera. Juntas defendían los derechos de mujeres trans, drags queen y jóvenes que se encontraban en situación de calle.
¿Crimen de odio?
El documental de Netflix, La muerte y la vida de Marsha P. Johnson, recorre su historia pero también ahonda en la búsqueda de la verdad sobre su muerte. Victoria Cruz, activista e integrante de Anti-Violence Project, recorre las calles de New York para hablar con todas aquellas personas que conocieron a Marsha y que la vieron por última vez.
Victoria comienza recordando que, a lo largo del tiempo, han asesinado a muchísimas mujeres trans y que sus casos no han sido resueltos. Marsha, es uno de ellos. Hace 30 años que su caso está sin resolver.
“Si no podemos darle justicia a Marsha, ¿cómo podemos dársela a los demás casos sin resolver?”, se pregunta Victoria. Habla con sus hermanes y hasta con la Policía, quién se niega de forma violenta a decir lo que pasó aquel día.
Randy Wicker, su compañere de cuarto, tiene su casa rodeada de fotos de Marsha. En un encuentro con Victoria, ella cuenta que su amiga fue gran parte de su vida.
Cuando le pregunta sobre qué cree que le pasó, explica que para ella no fue un suicidio. “Eso es un insulto para su familia. Imposible que Marsha haya cometido un suicidio”, asegura.
“La policía ya estaba convencida: el caso ya está cerrado, no nos molesten. Porque no es nadie, no es una persona”, sostiene Randy.
Lucha y revelación
Aquel 28 de junio de 1969, las travestis se rebelaron contra la policía y, cansadas de la violencia institucional, prendieron fuego autos para defenderse. Los días posteriores fueron el fin de una época y el comienzo de otra, el movimiento estaba naciendo.
Al día siguiente, Marsha encabezó la marcha por el Orgullo Gay, y cuando una periodista le preguntó por qué estaba allí, respondió: “Cariño, quiero mis derechos gais ahora. Creo que es hora de que los homosexuales obtengan sus derechos. Y especialmente las mujeres”.
La periodista le cuestionó si estar ahí podría afectar su trabajo, y ella contestó que no tenía intenciones de “conseguir trabajo mientras el país discrimine a los homosexuales”.
“Marsha era muy amable y graciosa”, relatan sus compañeres de militancia. “Su misión en la vida era ir repartiendo por ahí paz y bondad, validando que no tienes que estar de traje. Puedes expresarte”, relata Agosto Machado, cofundador del movimiento LGTB.
“Mientras mi gente no tenga sus derechos en todo Estados Unidos, no hay razón para celebrar. Por eso, he estado marchando por los derechos de los gais”, aseguró Marsha en una de sus tantas manifestaciones de los años 70.
La muerte de Marsha contiene muchos interrogantes
La búsqueda por la verdad atraviesa todo el documental. Quienes hablan de ella, la recuerdan con mucho amor y admiración. Levantó la bandera contra la discriminación y el homo odio de la sociedad newyorkina; ayudó a las personas de bajos recursos y desafío al poder político de aquella época.
En el film, Victoria Cruz recorre lugares y habla con muchísimas personas para recabar algún dato o indicio que le diga cómo murió Marsha, quién la mató. En la hoja donde se encuentra la autopsia de su cuerpo, primero la catalogan como ahogamiento pero luego marcaron “posible homicidio”.
El forense Michael Baden da más detalles de la autopsia al final del documental. Explica que el cuerpo de Marsha entró vivo al agua y que su muerte no puede haber ocurrido en otro lugar ni por otros medios.
“Si la empujaron, si la perseguían y cayó accidentalmente, no podemos saberlo en la autopsia. Depende de la investigación policial. No hay pruebas de un ataque violento”, aseguró.
Lo cierto es que esa noche Marsha fue perseguida por un grupo de varones. También era hostigada por la Policía, como a todas las mujeres travestis de aquella época, y también de esta.
Son muchas las hipótesis que se crearon, cada une parece tener su propia versión de los hechos. La policía de New York nunca explicó ni quiso decir más nada. Tras 30 años de misterio, Marsha vive en el espíritu de la lucha colectiva estadounidense.