Un día como hoy pero de 1886 un grupo de trabajadores de la ciudad de Chicago comenzó un paro en reclamo de una jornada laboral de ocho horas. En su memoria, tres años más tarde, se instituyó en París, Francia al 1º de mayo como el Día Internacional de les Trabajadores.
En el marco de este día, que es celebrado en Argentina y el mundo. Nota al Pie realiza un repaso sobre las desigualdades de género que aún persisten en el mercado laboral y las dificultades que deben enfrentar las mujeres para acceder al empleo formal.
El género, un condicionante en el acceso al trabajo
La brecha de género en el ámbito laboral es una condición inherente a las formas más ancestrales del patriarcado. Todo el sistema giró siempre en torno a una distribución de las tareas que ponía a la mujer en el lugar de cuidadora del hogar y al hombre en el espacio público. Si bien, con el tiempo este mandato se fue modificando, aún por estos días, el género condiciona el acceso al mercado laboral.
El observatorio de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) desarrolló un informe sobre las condiciones de género en el mercado argentino. Según indicó el mismo, una de cada tres mujeres asalariadas en el país no se encuentra registrada ante la seguridad social, hecho que condiciona el acceso a derechos básicos y se asocia directamente con los bajos ingresos.
La investigación también asegura que existen diferencias en la cantidad de horas semanales totales destinadas al trabajo remunerado por parte de las mujeres en relación a los varones. En ese sentido, casi 60% de las mujeres trabaja menos de 35 horas semanales, mientras que en los hombres esta proporción es del 29%.
Las mujeres tienen un ingreso más bajo
En tanto, en el apartado destinado a la brecha de ingresos, los datos muestran una concentración de mujeres trabajadoras en los deciles del ingreso más bajos. Así, en el primer decil del ingreso se concentran casi el 15,8% de las trabajadoras, mientras que en el caso de los varones esta proporción es del 5,2%. En el otro extremo, mientras existe un 13,5% de varones en el decil más alto, este porcentaje es de 5,9% en las mujeres.
Además, es importante señalar que el fenómeno del pluriempleo, o tenencia de más de una ocupación, es mayor en las mujeres (19,1%) que en los varones (12,5%). Situación que está relacionada a la participación de las mujeres en las actividades de docencia y trabajo doméstico en casas particulares.
Por otro lado, el informe afirma que “la precarización y la desigualdad no solo impactan en la vida de las mujeres a través de un plano económico, sino que también tienen efectos sobre su bienestar a través de la salud”.
La feminización de los cuidados
La diferencia entre mujeres y varones en lo que respecta a las horas dedicadas al trabajo remunerado constituye otra de las características de los mercados laborales, encontrándose determinada por la división del trabajo socialmente establecida de acuerdo al género.
Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en nuestro país continúa la marcada brecha de género cuando nos referimos a tareas del hogar y cuidados. La investigación afirma que el 91,6% de las mujeres participan en las tareas domésticas de cuidados, mientras que en el caso de los varones lo hacen el 73,9%.
En ese aspecto, el 94,6% de las mujeres realiza actividades productivas, incluyendo el trabajo remunerado y el no remunerado, pero este porcentaje desciende a 90,2% en los varones. Sin embargo, sólo el 36,9% de las mujeres realiza trabajo remunerado, lo que marca una brecha con los hombres, de los cuales el 55,5% tiene un trabajo remunerado.
A su vez, las feminidades de entre 30 a 64 años son quienes más se dedican a estos trabajos no remunerados y tienen menos presencia en el mercado laboral.
Violencia simbólica
GROW género y trabajo es una organización que investiga, capacita y asesora a organizaciones en el abordaje de la temática de género. Durante el 2022 investigó la violencia simbólica a través de una encuesta con el propósito de conocer la experiencia de quienes han vivido este tipo de violencia. Los resultados muestran que 9 de cada 10 mujeres experimentaron violencia simbólica y, en el caso de los varones, respondieron lo mismo 5 de cada 10.
Desde la organización aseguran que situaciones de violencia simbólica que sufren las identidades feminizadas operan de manera “invisible”, bajo la forma de estereotipos, expectativas y roles; y los mensajes que reciben condicionan profesiones, exigen determinados cuerpos, marcan qué puede y debe hacer una mujer.
Georgina Sticco, directora de Grow, respecto a los hallazgos preliminares de esta primera encuesta opina que “la violencia simbólica nos atraviesa en nuestras vidas. Todos los días escuchamos mensajes que nos indican, de una u otra manera, cómo se espera que nos comportemos desde un enfoque de género”.
Dentro de los hallazgos de la encuesta se encuentra que, mientras estudiaban, un 82% de las mujeres escucharon comentarios relacionados a sus carreras y su género; 4 de cada 10 mujeres escucharon alguna vez que “las mujeres no pueden liderar determinados grupos de trabajo por ser más sentimentales”. Asimismo, al 29% de las mujeres le dijeron que la carrera elegida no le permitiría conciliar el trabajo con la vida familiar; y al 46% de las mujeres les preguntaron en una entrevista laboral por sus planes familiares.
La igualdad de género es un derecho humano fundamental y crucial para el desarrollo sostenible. Sin embargo aún se observan marcadas diferencias entre mujeres y hombres en los mercados de trabajo de todos los países del mundo.