Desde el martes 19 de abril hasta el domingo 1 de mayo, “Silencio en la Ribera” se proyectará en la 23° edición del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente). El film relata lo que fue la última crónica del escritor argentino Haroldo Conti, publicada en abril de 1976, un mes antes de su secuestro y desaparición en el marco de la última dictadura militar.
La película también se podrá ver el martes 26 de abril a las 20 horas en el cine Multiplex Lavalle 4; el jueves 28 a las 20:55 en el Cine Lorca 2; y, por último el viernes 29 a las 16 en el Museo del Cine.
Las entradas podrán comprarse desde el 15 de abril a las 10 horas de forma virtual y el 18 de abril en boleterías; y la reserva se realiza sólo de forma online.
La película logra revivir aquella crónica de los días que el escritor habitó el lugar. Intenta recuperar, además, materiales fílmicos de la región y permite establecer un vínculo con el presente de la ribera.
Al mismo tiempo, rescata valiosos cortometrajes que fueron realizados en la legendaria Escuela de Cine de La Plata durante los años 1960 y 1970. Se destaca la aparición de un documental sobre Conti llevado a cabo por Roberto Cuervo, que nunca pudo finalizarse por la desaparición física del autor en manos de la dictadura militar.
Nota al Pie diálogo con Igor Galuk, director del largometraje y un gran admirador del escritor Haroldo Conti.
¿Cómo fue el proyecto de armar este film?
Desde hace más de 10 años, con Riocine venimos contando historias y reflejando distintas realidades sobre los habitantes de las costas del Río de La Plata. Realizamos desde cortometrajes de ficción a series documentales, pero nunca encaramos un proyecto de largometraje, hasta hoy. Era una cuenta pendiente.
Creo que esos años de trabajo audiovisual en la región nos permitió conocer a fondo muchos rincones. Desde el estado general de la ribera, hasta recuperar voces que estaban un poco marginadas o ausentes.
Esta película también surge de un proceso colectivo de recuperación de materiales fílmicos regionales que se produjeron en el marco de la legendaria Escuela de Cinematografía de La Plata que fue cerrada por la dictadura en 1978 y que pudo reabrirse recién en 1993. Hoy lleva el nombre de carrera de Artes Audiovisuales de la Facultad de Artes (UNLP).
En los últimos años se pudieron recuperar muchos materiales fílmicos que se consideraban perdidos o se conocían muy poco, y el documental trae al presente algunos de esos cortometrajes con una sorprendente similitud con las imágenes actuales.
¿Por qué decidió hablar sobre Haroldo Conti?
Haroldo Conti es un autor que admiro profundamente, gran parte de sus novelas y cuentos fueron grandes disparadores en el inicio de nuestro trabajo audiovisual situado, pero su trabajo literario en la Revista Crisis lo conocí hace unos pocos años.
En el año 2015 llega a mis manos la crónica “Tristezas del vino de la costa o la parva muerte de la isla Paulino” que el autor publicó en abril de 1976, un mes antes de su secuestro y desaparición.
Encontrar que un autor de referencia para mi había escrito sobre los habitantes de la ciudad donde nací y me crié fue una gran revelación, pero no sólo eso, el estado de situación que Conti narra tan magistralmente fue el mismo que nosotros percibimos y filmamos casi 40 años después.
Conti le había puesto palabras a lo que nosotros habíamos observado audiovisualmente, a pesar de las temporalidades. Allí surgió la idea de fusionarnos, de recuperar la crónica de Conti y continuarla en el presente.
¿A qué se debe el nombre “Silencio en la Ribera”?
Creo que son varios silencios. Por un lado, el estado en que encontramos la ribera cuando iniciamos el proyecto en 2011, sin todavía conocer la crónica de Conti. Había un estado de abandono en toda la región costera.
Aunque sea una frase muchas veces reiterada, los habitantes de la región le siguen dando la espalda al gran río, hacen como si no existiera. Mucha gente que vive en las ciudades cercanas ni siquiera lo conoce. De eso no se habla.
Al río lo vienen matando hace años, al igual que a los pobladores y familias que habitan o habitaban los montes ribereños. Muchos ya se han marchado. Hace más de 100 años que todos nuestros desechos van a parar allí y hemos hecho muy poco por revertir esta situación.
Está prohibida la pesca, el consumo de pescado, bañarse en sus aguas, todo. Pareciera ser que la tendencia de expansión urbana, el progresismo y las decisiones políticas coinciden en el desmonte costero, el relleno de los humedales, la extinción de la fauna y la biodiversidad de la región, en pos de la creación de barrios cerrados y countries.
Por suerte, en los últimos años, y gracias al trabajo de distintas asociaciones, grupos vecinalistas, artistas y propuestas de referentes de la región se empezó a tomar conciencia sobre esta situación, y la necesidad de concientizar a la población de lo que está aconteciendo y de la riqueza natural que aún existe en la ribera.
Otro silencio es la ausencia de Haroldo. A Conti también lo silenciaron, lo hicieron desaparecer. Es la forma que tuvo (tiene) el poder real de hacer callar a aquellos y aquellas que levantan la voz para decir verdades.
¿Que podría destacar de la historia, que la vuelva una película interesante?
Creo que lo más bello es la vigencia de las palabras de Haroldo, las imágenes fílmicas recuperadas de él, y su relación con las imágenes actuales de los lugares que habitó al escribir su crónica. Entrar en su mirada, en los recovecos de su pensamiento y de su compromiso, siempre humanista y político, y traerlo al presente.
Es una película para percibir, para redescubrir la zona y sus habitantes y volver a ver a Haroldo Conti en la región. Los minutos de viaje que navega el documental son una invitación a experimentar, sentir y oler la zona, un río, unas personas, un lugar y salir de la sala teniendo la sensación de haber estado inmersos ese rato allí.