María de los Ángeles “Marita” Verón fue secuestrada el 3 de abril de 2002 en San Miguel de Tucumán cuando se dirigía a una consulta médica. La joven fue subida a un auto a la fuerza, luego de ser golpeada con un objeto. En aquel entonces, Marita tenía 22 años y una hija de 2, que ahora tiene la edad de ella al momento del secuestro.
Su mamá, Susana Trimarco, la busca incansablemente desde entonces. El mismo 3 de abril radicó la denuncia en la comisaría de la zona. Luego, se dirigió al hospital donde había sido citada para realizarse estudios para la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU). Allí se enteró junto a su yerno que la persona con la cual se comunicaba era un empleado de limpieza, no del hospital.
Unos días después, Marita fue vista a unos 30 kilómetros de donde fue secuestrada. Estaba tambaleante y tenía puestos unos tacos que no eran de ella; esta fue la última vez que se supo de su paradero. Entonces fue la madre quien comprendió que fue secuestrada por una “mafia de la prostitución”, como relató en la serie Cuerpo a cuerpo del Canal Encuentro.
Luego de varios testimonios y la propia investigación de la señora Trimarco, se pudo liberar a más de 20 mujeres. Durante el juicio, hubo muchas testigos. Entre ellas, se puede destacar a Fátima Mansilla, quien declaró haber visto a la joven Verón. Ella explicó que fue durante su trabajo de niñera en la casa de Milhein, a quienes se les acusa de su secuestro.
Durante el juicio, Mansilla explicó que estuvo secuestrada por seis meses junto a quien después reconoció como Marita. Recordó que, al salir de la casa, ella seguía ahí. Luego de su traspaso a otro prostíbulo, le perdió el rastro. Al respecto, declaró: “La primera vez que estuve secuestrada la vi a Marita, y también antes de salir de ahí”.
Susana Trimarco recuerda y reflexiona sobre la trata de personas todos los días de su vida. Este domingo, por el vigésimo aniversario de la desaparición de su hija, la recordó en sus redes sociales.
La hipótesis más probable
El secuestro de Verón fue llevado a cabo por una organización de trata de personas con conexiones en todo el país. En Tucumán llevaron a Trimarco hacía Rubén “La Chancha” Ale, quien poseía en su control la red de remiserías más grande de la provincia. La mujer de Ale le prometió ayudarla en su búsqueda, pero después de su primer contacto empezó a sufrir llamados anónimos, amenazas e incluso el incendio de su casa.
En ese entonces, las llamadas anónimas con pistas falsas hacían que la familia fuera de un lugar a otro, como una forma de despistarla. Susana Trimarco recordó una de ellas durante el juicio de 2012: “Me dijeron que un remis rojo de la empresa 5 Estrellas la había secuestrado”. Esta empresa pertenecía a Ale y su mujer, principales apuntados de la sustracción involuntaria de Marita.
Las pistas de la policía les llevaron hasta La Rioja, a las casas burdeles de Liliana Medina, mejor conocida como “Mamá Lili”. Supuestamente, compró a Marita Verón por el precio de $2.500, para obligarla a prostituirse en sus tres locales: “Candy”, “Desafíos” y “Candilejas”.
“Mamá Lili” trabajaba además con sus dos hijos: José Fernando, alias “Chenga” y Gonzalo José Gómez, alias “Chenguita”. Según los relatos y reconstrucciones, “Chenga” adoptó a Marita como su mujer y hasta creen que la había embarazado. Sin embargo, la continua búsqueda de su madre lo orilló a deshacerse de la joven tucumana antes de tiempo.
Un juicio lleno de escándalos
En 2012, luego de 10 años del secuestro, llegó el ansiado juicio y se llevó a 13 personas al banquillo de acusados. Ellas fueron: María Jesús y Víctor Rivero; “Mamá Lili” y sus dos hijos; Daniela Milhein y su esposo Andrés González (les primeres captores); Carlos Luna; Domingo Andrada; María Azucena Márquez; Humberto Derobertis; Mariana Bustos y Cynthia Gaitán.
El primer fallo de la causa fue la absolución a todes les acusades, pero la Corte Suprema provincial lo revocó y obligó fijar una pena a 10 de elles. Se excluyó a “Mamá Lili” porque falleció en el año 2013 por un paro cardiorrespiratorio, llevando consigo los secretos a la tumba. Los hermanos Gómez recibieron la condena más larga, por 22 años, bajo la caratula de “coautores del delito de retención y ocultamiento agravado para el ejercicio de la prostitución”.
Otras condenas fueron a Luna y Andrada, como “partícipes necesarios”, con 17 años. A Márquez le dieron 15; Derobertis recibió 12, y a Bustos y Gaitán les sentenciaron a 10 años de prisión. Si bien la sentencia fue en 2014, les condenades comenzaron a cumplir sus penas a fines de abril del año 2017.
Por su parte, les hermanes Rivero fueron absueltes en primera instancia; mientras que el resto de las personas acusadas fueron absueltas y juzgadas por otra causa ajena. Actualmente están cumpliendo penas que van desde los 6 hasta los 10 años de prisión.
La carta de Susana Trimarco a Marita
“La garganta poderosa” es un medio comprometido en la lucha por los Derechos Humanos y en la búsqueda de las personas olvidadas por los medios hegemónicos. Al respecto, publicó la carta de Susana Trimarco para su hija. La carta comienza de la siguiente manera:
“Mi amada hija, ya pasaron 20 años desde que no estás y todavía te extrañamos, te amamos y te esperamos. Te cuento que Sol Micaela, tu hijita que tenía tan solo dos años cuando te secuestraron, ya es una mujer independiente, inteligente, una hermosa persona.” Y continúa: “Es tu réplica: amorosa, cariñosa, alegre, le gustan las plantas, los animales, cocinar, es fuerte, inteligente, solidaria, ¡me recuerda a vos a cada instante!”
Susana demostró en cada palabra el sentido de justicia y su perseverancia en encontrar a su hija: “Siempre te espero, Marita. Cada hora de mi vida, cada minuto, cada segundo…”; y concluyó: “Si desde algún lado podés leer esta carta, espero que sepas que te amo con todo mi corazón. Hija, mamá no va a descansar: voy a seguir buscándote”.
Para leer la carta completa podés acceder al posteo original.
Repercusiones del caso Marita Verón
El director del Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas, Gustavo Vera, se expresó en Télam al respecto de los 20 años de la desaparición de Marita. Aseguró que, con este caso, “la sociedad argentina tomó conciencia de la aberración de la trata de personas; y el Estado tuvo que legislar y comenzar a ocuparse del tema”. Así, afirmó que la desaparición de Marita y la lucha inagotable de su madre, significaron un “antes y un después en la lucha contra la trata de personas en la Argentina”.
Al respecto, remarcó que la búsqueda llevada adelante por Susana Trimarco “puso en primer plano de la agenda pública uno de los delitos más graves contra la dignidad humana: la trata de personas”. Asimismo, señaló que el caso reveló la corrupción estatal, política y judicial que encubren a las redes de trata.
Gracias al trabajo de la Fundación María de los Ángeles y de la familia de Marita, el caso fue una de las causas que llevaron a la sanción de “las leyes 26364 en el 2008 y su reforma 26842 en 2012, para prevenir y perseguir el delito de trata y proteger y asistir a sus víctimas”, detalló Gustavo Vera. “Desde la sanción de esas leyes se han rescatado más de 17 mil víctimas por trata con fines de explotación sexual o laboral en Argentina”, concluyó.