La escalada de la guerra entre Ucrania y Rusia a nivel mundial ya es innegable y una nueva guerra fría se comienza a tejer en todo el mundo. Y en medio de este conflicto, empiezan a tejerse nuevos acuerdos políticos de retroalimentación económica. Según pudo saber el medio Nikkei Asia, China está en búsqueda de no depender más de sus rivales geopolíticos para la provisión de gas. Y comienza a avanzar en un nuevo proyecto en conjunto con Rusia.
El nuevo oleoducto se ubicará en la Isla de Sajalín, un punto estratégico fundamental a lo largo de la historia. Con un tamaño superior a Irlanda y situada a 43 km al norte de la isla japonesa de Hokkaido, Sajalín ha sido históricamente objeto de las ambiciones territoriales de China, Japón y Rusia. Su posición geográfica, cercana a mercados tan grandes como el de China, Japón y Corea, en conjunto con sus importantes recursos naturales, demuestran su potencial económico como ventana de Rusia al Pacífico.
Los preparativos para el nuevo gasoducto están en pleno apogeo, esperando que pase el crudo invierno. Según Nikkei Asia, una fuente familiarizada con el proyecto aseguró que: “La construcción se recuperará tan pronto como llegue la primavera”.
La Corporación Nacional de Petróleo de China, de propiedad estatal, acordó importar más gas natural proveniente de la importante empresa rusa Gazprom. Fue anunciado al margen de la cumbre del mes pasado entre el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin.
Una solución para China y una oportunidad para Rusia
El nuevo gasoducto ampliará en gran cantidad el gas proveniente de la isla y sería muy beneficioso para ambos países. China, por su parte, con una contaminación asombrosa (a pesar del reemplazo del carbón por gas natural), continúa dependiendo de las importaciones de casi la mitad del gas que consume. En este rubro superó a Japón como el mayor importador de combustible del mundo.
El país asiático importa alrededor del 40% del gas desde Australia, y un 10% proveniente de Estados Unidos. Según Nikkei, el objetivo de China es alejarse del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD), un foro estratégico que busca frenar a China. “Nos hemos vuelto más dependientes de los miembros de QUAD, y ese es un problema que necesitábamos resolver” afirmaba un miembro de la industria energética china.
La expansión también beneficia a Rusia. Producto de la guerra con Ucrania, los gasoductos que iban a abastecer a Europa desde los gasoductos rusos fueron cerrados y dejaron de funcionar hace unas semanas. Este vínculo con China ayudará a compensar las disminuciones de las exportaciones a Europa.
Sin embargo, desde China aseguran que no puede arriesgarse a desencadenar otro enfrentamiento económico total con Occidente. “Dependemos de las empresas estadounidenses. No queremos profundizar la ruptura con Estados Unidos y Europa” aseguró el ejecutivo de un funcionario del gobierno chino.
“Tiene que haber inversiones masivas en gasoductos y otras instalaciones para desviar el gas natural destinado a la exportación de Europa a China” señaló en este sentido un ejecutivo de una empresa de inversión China.