Stefano regresa al teatro Andamio 90, ubicado en Paraná 660 en el centro porteño. Una temporada de sólo 8 únicas funciones en atrayente puesta. Se trata de una creación de Rubén Pires. Su versión navega entre la nostalgia y el drama en un musical grotesco que devuelve al escenario el rico texto de Armando Discépolo. Un conventillo de colores tenues en escena cobija a una familia emigrante italiana. El espectáculo transita en tres espacios bien definidos. Subrayado por la exquisita música de clásicos italianos que tiene piezas como “O sole mío” (de Giovanni Capurro y Eduardo Di Capua), y “Lucevan le stelle” (de Giacomo Puccini), entre otras.
Stefano, es un músico italiano deseoso de fama, llega al país a principios del siglo pasado. Es un creativo compositor y director de orquesta. La obra indaga en su caída, cuando pierde el trabajo y, además, se da cuenta que nunca podrá terminar su propia ópera. Una cadena de reinantes conflictos personales, rotas ilusiones y familiares lo envuelven, y se verá atrapado entre la pena y la desconfianza de su tan amada familia.
Lo musical como eje de la pieza
Con la astucia y el ingenio para diferenciar su Stefano, Rubén Pires crea un grotesco musical. Algo que le otorga un poco de aire y rompe el clima de angustia del texto original de Discépolo. La música sí se mezcla con esa rica dramaturgia y potencia aún más la personalidad del protagonista. Donde, por medio de esas melodías, el público puede conocer cuales son las distintas emociones que transmite este personaje.
Para ello el elenco cuenta con el actor Luis Longhi. Gozoso de abanicos matices que, además de poner el cuerpo y voz a Stefano, le suma su talento frente al piano en varias partes de la obra. Algo que crea total empatía con la platea. Así la obra transita entre breves piezas clásicas italianas, más originales compuestas por Sergio Vainikoff para este integro show. También vale destacar al discípulo Pastore, en manos de Gonzalo Javier Álvarez, quien hace unas interpretaciones emotivas con su buena voz, como en “O sole mío”.
El resto del elenco
Una atrapante versión de un clásico que además tiene un maquillaje muy singular de Analía Arcas. Más un vestuario muy bien logrado, llamativo que remarca la época, creación de Nelly Bellomo. El buen elenco se completa con la naturalidad de Maia Francia como la esposa de Stefano. Marcelo Bucossi y Elida Schinocca encarnan a los padres del protagonista, quienes suman simpatía a la puesta. Los hijos del pianista son Mariano Falcón, Nico Cucaro y Lucia Palacios, en total desparpajo suman frescura y cierta cuota de humor al dramático relato.
El grotesco de Discépolo en manos de Pires invita a reflexionar al espectador. Invita a no ocultarse en el silencio, ni postergar los sueños. Propone dejar de lado los mandatos del pasado y enfrentar los problemas que se presenten con emoción y las suficientes ganas de sortearlos.