El 18 de febrero de cada año se celebra el día mundial del síndrome de Asperger, debido a que “esta fecha coincide con el nacimiento de Hans Asperger”, quien fue “un psiquiatra austríaco, que describió por primera vez este síndrome”, explicó la Psicopedagoga.
Vale mencionar que, según los criterios actuales de diagnóstico, se identificaría bajo la denominación de “trastorno del espectro del autismo (TEA) sin discapacidad intelectual asociada”.
¿En qué consiste el síndrome?
La licenciada, Karina Pérez puntualizó que el síndrome de Asperger “es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista”. Por consiguiente, “afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal”. Asimismo, presentan “una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrecho y absorbente”, resaltó.
Por otro lado, dicho síndrome presenta similitudes con las personas que sufren Autismo. Ya que “en primer lugar, los dos tienen problemas a la hora de integrarse socialmente”, aclaró Pérez. Sumado a que «tienen dificultades para entender normas sociales, para ajustar su comportamiento a lo que la sociedad les demanda, o para crear relaciones de amistad/pareja».
En esa misma línea, explicó que “ambos presentan limitaciones en la comunicación y el lenguaje”. Producto de que «les cuesta entender los dobles sentidos o la ironía, y sus gestos tienden a ser poco expresivos”.
El tercer punto en común entre las personas que sufren Asperger y autismo es que “tienen conductas repetitivas o movimientos compulsivos”. Además, “necesitan muchas rutinas para funcionar y su rigidez cognitiva les provoca que sea difícil que cambien de opinión”, ejemplificó la licenciada.
Diferencias entre el síndrome de Asperger y el Autismo
La psicopedagoga, apuntó que “también hay un abismo de diferencias entre el Asperger y el Autismo”. Consecuentemente, subrayó que “La principal diferencia es que las personas con síndrome de Asperger no tienen tan marcados los síntomas que se detallaron anteriormente”.
Posteriormente, señaló que presentan “un grado mucho menos severo que una persona que padece autismo clásico”. Con relación a “los problemas para integrarse socialmente, dificultades en la comunicación y en el lenguaje y muestran intereses y comportamientos compulsivos”.
Otro rasgo que los diferencia notablemente es “el cociente intelectual”, recalcó. Ya que “mientras en el autismo está, normalmente, por debajo de la media, en las personas con Asperger suele estar en la media o incluso superarla”
Sin embargo, eso no quiere decir, que todas las personas con síndrome de Asperger tienen altas capacidades. Sino que presentan una gran capacidad para el lenguaje. Motivo por el cual, “Suelen utilizar un lenguaje rico en expresiones, muy formal y con gran elaboración lingüística”, develó Pérez.
¿Cómo les afecta a las personas que sufren este síndrome la escuela?
Con respecto a su implicancia en la educación, la psicopedagoga señaló que “los niños con Síndrome de Asperger tienen una imposibilidad de relacionarse de forma normal con sus compañeros”. Debido a que, “su conducta social y emociones pueden parecer inapropiadas, y por ello suelen ser excluidos del grupo, sobre todo en el colegio”.
Cabe destacar que, “en la mayoría de los casos su inteligencia es normal o superior, por lo que son niños que muestran un gran interés y conocimiento sobre algunos temas”. Sumado a que “tienen facilidad para aprender y un lenguaje fluido, aunque a veces utilice expresiones que pueden parecer pedantes”.
De esta manera, “su forma de pensar es rígida y concreta, lo que le ayuda en actividades que requieren atención a detalles y repetición de patrones”. Aun así, presentan “dificultades en tareas que requieren flexibilidad o búsqueda de alternativas para la resolución de situaciones”
Otro rasgo que presenta es que tienen “problemas para mostrar empatía o ponerse en el lugar del otro”. Lo cual, “dificulta entender las emociones o intenciones de los demás”.
Consecuentemente, “suelen mostrar un lenguaje muy formal y con tecnicismos independientemente del contexto”. Y también utilizan un volumen de voz muy alto o muy bajo con un mismo tono.
No obstante, “son niños inteligentes, cariñosos y sensibles”, hizo hincapié la licenciada. Asimismo, sumó importancia al “papel de la familia, con el de los educadores, ya que es fundamental para lograr el bienestar del niño”. Ya sea “en distintos contextos donde se vincule, como lo es la escuela”.