
Una importante columna de gente recorrió las calles correntinas detrás de una carroza que partió desde el Museo de Bellas Artes, Juan Ramón Vidal. Se trató de la muestra performática que homenajeó a la diosa Taragüí, idea que fue creada y diseñada por la profesora de artes visuales y gestora cultural, Guadalupe Morlio.
El recorrido transitó distintas calles en medio de la noche, y contó con el acampamento de espectadores que pudieron ser parte de la performance portando gigantes sombreros rojos en formas de conos y danzando al compás de la música. “Es una obra que la pensé así porque reinterpreta a la taragüí, ícono de la mujer correntina, y con esta obra, también, quise reivindicar el canon guaraní”, dijo Morlio.
Además, la creadora de la obra dijo a Nota al Pie que su propuesta fue pensada como monumento móvil performático “porque incluye la participación de cuatro actores, dos de los cuales interpretan personajes de mi autoría y los otros dos están inspirados en el pueblo guaraní”. El recorrido concluyó a metros de la costanera correntina, donde se encuentra una estatua de tamaño real revestida de bronce que también recuerda a la taragüí.
Los personajes fruto de su creatividad reciben el nombre de Libertino y Bermeshon. En este sentido, Morlio señaló que “ambos representan al mundo actual, contemporáneo, y muestran durante la performance su deseo de volver al origen, de conectar con lo guaraní”. Además, agregó que “de eso se trata toda la obra, del diálogo entre el presente y el pasado. Es el deseo de encontrar el camino en el origen para poder ver el futuro”.
Los otros dos personajes son El Agüero y en Jaguar Azul, quienes convocan a la danza, para juntos, homenajear a la diosa. Así, la figura tallada de “la guaraní” hace referencia a la escultura homenaje a la mujer guaraní de Amado Puyau.
Origen Guaraní
En referencia a la obra, la artista visual dijo que la muestra fue el resultado de mucho tiempo de trabajo, pero admitió que el concepto de la misma surgió en febrero de este año. “Siempre quise hacer una carroza y llevarla fuera del contexto tradicional que no sea en un cosmódromo”, señaló Morlio.
En la carroza se erige una enorme escultura de color rojo que simboliza a una mujer. A su alrededor, algunas plantas y siluetas de animales autóctonos de la región. Los cuatro personajes danzaron durante todo el trayecto. Cantaron, recitaron y adoraron a la diosa del taragüí.
“Quería que sea una carroza con un concepto, no solamente mis personajes y caracterizar a personas vestidos como personajes, sino que, tengan un concepto y acá la cultura que nos rodea es la religiosidad, y bueno eso es lo que entra en diálogo, la religiosidad, la cultura y la historia popular”, manifestó la artista.
Asimismo, Morlio reconoció que en principio la idea era que la carroza sea una construcción solamente de ella. Sin embargo, ante todo el trabajo que demanda y el poco periodo de tiempo con el que contaba, la realización final estuvo a cargo de un equipo, que se encargó de estar en cada detalle.
También dijo que “por suerte los artistas que elegí tienen mucho que aportar, tenemos bailarines, cantantes, escritores, y cada uno puso lo suyo en cada performance”. Entre les artistas, estuvo la interpretación y poesía de Lucas Collantes, escritor no binarie. “Lo convoqué y le pedí que escriba en base a todo este concepto, y fue un poema que se leyó en la performance. Por eso se trata de un trabajo en conjunto, a partir de donde se va tejiendo la obra”, aseguró la creadora.
Expectativas de arte sin igual
Corrientes tiene infinidades de muestras artísticas. Sin embargo, son pocas las que llevan su atractivo por las calles. La propuesta de Morlio fue pensada desde el inicio como arte interactivo, tal es así que la gente que concurrió pudo ser parte de misma portando bonetes rojos y velas encendidas.
La artista destacó que lo más importante fue “ver las reacciones de la gente que no vino exclusivamente a ver la obra, sino que se cruzó con nosotros y se sumó”. En este aspecto, aseguró que “me asombró mucho es que la gente estaba de pasada y se caminó hasta el final, eso es lo que me llevo. Además de que no sabía de qué se trataba la obra, no tenían ni idea, vinieron, siguieron y esa también era la idea”.
Este tipo de intervenciones le dio la posibilidad de conectar con la gente de otra manera. Lejos de las salas de muestra, y del arte estático, Morlio reconoció que “para mí esto es un orgullo, es un placer conectar con la gente. Realmente es algo que no lo puedo explicar, pero siempre me sirvió el arte para hacerlo, porque me comunico mejor a través del arte que dialogando, y tener este recibimiento me llena el alma y me reconforta”.
Animarse a vivir del y a través del arte
Guadalupe Morlio tiene 29 años, es profesora de arte y gestora cultural. Durante la entrevista afirmó que su mejor expresividad se da a través del arte, y consultada sobre los prejuicios que muchas veces giran en torno a ella, aconsejó que uno tiene que hacer y poder vivir de lo que realmente le apasiona.
“Si no lo hacen ahora no lo van a hacer más y después se van a arrepentir por no haberlo hecho. Hay que arriesgar y de eso se trata, no es un camino fácil, es bastante duro, pero cuando uno se dedica de lleno van surgiendo las cosas y todo se va acomodando”, reflexionó Morlio.
Finalmente, la artista destacó que que no hay que tener miedo “porque al principio cuesta, incluso va a doler, pero se van a notar los frutos cuando se encuentren trabajando y haciéndolo, porque realmente lo quieren hacer u porque lo sienten, de eso se trata el arte, y si no, no sería arte”.