El domingo ocurrió un accidente en la Unidad Penitenciaria N° 8 de Los Hornos. Pablo Martínez, privade de su libertad, sufrió una descarga eléctrica en una celda que no estaba habilitada para ser ocupada. Una persona evitó un desenlace fatal al desenchufar la corriente porque la térmica nunca saltó.
Como si fuera poco, pese a tener una orden médica para ser atendido en un hospital, Martínez tuvo que esperar dos horas porque “no habían móviles disponibles” para su traslado. Desde una fuente reservada por posibles amenazas, denuncian las alarmantes condiciones carcelarias que hay, tanto en La Plata como a nivel nacional. Según la fuente, la situación es de hacinamiento; hay pésimas condiciones edilicias; falta agua potable, medicación y “atención médica, tanto psicológica, como para cualquier episodio como el que le pasó a Pablo ayer”.
En un audio que se viralizó, señalan que en el “supuesto pabellón trans” se habían hecho refacciones que incluían el cambio de toda la instalación eléctrica. Sin embargo, el lugar todavía no estaba en condiciones. “Este buzón está clausurado porque todavía no se habilitó y siguen trayendo gente” detallan. “Enfrente de nosotros hay tres chicas en una celda que se les llueve todo, incluso el agua se filtra por los enchufes. No está en condiciones de estar habilitado”.
Una condena infinita
Pablo y otra persona están hace un año en lo que en la jerga carcelaria se conoce como “buzones”, o sea, celdas de castigo. En junio de este año, ese sector había sido cerrado tras las denuncias que presentaron un conjunto de organismos de derechos humanos por las pésimas y peligrosas condiciones edilicias. Sin embargo, en la parte de adelante, con paredes comunes a este sector, se monta lo que se nombró como: “Pabellón trans”. Es ahí en donde Pablo y otre recluse están encerrades en condiciones peligrosas y denigrantes.
“El año pasado mataron a un chico trans y su caso quedó en la nada”, señala la fuente reservada. “También mataron a Micaela”. Denuncian los abusos policiales apuntan que de las cárceles “sale la gente muerta”. Advierten que “Si denuncian los abusos que ocurren ahí adentro, les hacen malos informes, como a Pablo que es un defensor de sus derechos”. Enfatizan, además, en las difíciles condiciones que tienen les recluses si quieren estudiar o trabajar, porque dependen de los informes de buena conducta.
Para finalizar, la fuente vinculada al hecho reflexiona que la descarga eléctrica que tuvo Pablo “fue una desgracia con suerte”; porque ella que estaba presente pero que podría haber tenido un desencadenante fatal. Hoy Pablo se encuentra estable, aunque con algunas secuelas como, por ejemplo, arritmia cardíaca. “La única responsable es la directora Vanina Caturetti”, apunta.