El proyecto “Las nadies” fué lanzado por el INADI (instituto nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo) el pasado viernes 19 en el Museo del Libro y la Lengua en CABA.
El mismo, se hizo gracias al trabajo en conjunto de la ilustradora Romina Ferrer, de Carina López Monja– politóloga y periodista y de Dina Sánchez -secretaria General Adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras.
Cabe destacar que, las micro-historietas están basadas en mujeres que sostuvieron los comedores populares durante la pandemia y fallecieron por la misma. En ese sentido, estarán ilustradas Gladys Algarañaz, quien a principios de los años 90 fundó el “Comedor Comunidad Organizada”, en el barrio 31 de Retiro.
Asimismo, estarán también Susana Campos del Frente Popular Darío Santillán quien promovió el comedor “La Hora Feliz” del barrio Lanzone en San Martín.
Por otra parte, también estará Carmen Canaviri, vecina del barrio Padre Ricciardelli -ex villa 1-11-14- y referente de la organización social Barrios de Pie.
Además de Ramona Medina, habitante de la villa 31 y referente del área de salud de la Casa de las Mujeres y las Disidencias de la Asamblea de La Poderosa. De la misma forma, Cristina Penoni, quién desde Villa Fiorito impulsó los cambios en el sistema de recolección de la Ciudad de Buenos Aires y mejoró el trabajo de los cartoneros y cartoneras.
Si bien ya están definidos solamente cinco nombres, en los próximos meses se sabrá los otros restantes ya que se espera que sean de otras partes del país. Cabe destacar que en total serán 7 las ilustradoras en este proyecto, ya que se intenta mostrar diversos modos de dibujo.
Nota al pie dialogó con la ilustradora Romina Ferrer, para conocer detalles del proyecto y quien, además habló sobre la importancia y el significado de ilustrar.
-¿Cuál fue la primera impresión a la hora de saber que ibas a ilustrar a estas mujeres?
– En el momento en el que se planteó la idea de hacer estas microhistorias de “las nadies”, yo estaba trabajando como ilustradora en el INADI. Ahora estoy trabajando en la Secretaría de Mujeres, Género y Diversidad de Avellaneda, ciudad en donde vivo desde que nací.
Hablar de esas mujeres, que le ponen el cuerpo a la vida para ayudar al resto y que la verdad suele ser invisibilizadas, silenciadas. Son las mujeres que se quieren ver, las mujeres de los barrios populares, las mujeres racializadas. Me encantó esta propuesta y obviamente ser parte de ella y prestar el lápiz es un lujaso.
Cada vez que dibujo, yo sé que ese dibujo una vez que sale deja de pertenecerme en algún punto, aunque yo le haya dado un sentido o haya querido generar cierta cosa en las demás personas, después como que cada persona recibe eso que dibuje es individual.
La verdad es que me di cuenta con el tiempo, que no hay modo de controlarlo ni de dirigirlo. Porque cada quien está atravesado, atravesada y atravesade por sus circunstancias, por lo aprendido, por el lugar que vive, por su color de pie, por la posibilidad de acceder a algunos derechos o no.
Entonces ya me parece que lo importante es simplemente largar el mensaje como sea. Y después cada quien hará el proceso que pueda, con las herramientas que tiene o con las ganas que tiene de analizar lo que está dibujado.
-¿Cómo fue la labor de ilustrar? ¿Tuviste que investigar sobre la vida de estas mujeres?
– Esto fue un trabajo en equipo, Dina Sánchez y Carina López Monja habían hecho una nota sobre la historia de Gladys Algarañaz, que fue lo que nos acercaron al equipo de cultura del INADI. Allí junto a Cecilia Szperling y también hablando con Franco, el hijo de Gladys, hubo como un ida y vuelta. Y armamos un guión y posteriormente a eso es lo que yo dibuje.
Como ya estaba toda esta historia y teníamos el contacto también con Franco […] si lo que tuvimos que hacer fue investigar sobre los lugares, buscar imágenes para que tratar de que sea lo más fiel posible.
– ¿Qué importancia tiene para vos ilustrar este tipo de historias?
– Van a ser diez historias con mujeres que sostuvieron los comedores populares. Especialmente durante la primera etapa de la pandemia y que tampoco se tenía tanta información, que había tanto miedo. Más allá de eso, siguieron poniendo el cuerpo y hasta abrieron más espacios muchas de ellas.
Crédito: INADI
Creo que el reconocimiento a su laburo, tiene que ver con mostrar todas estas realidades invisibilizadas. Desde el racismo estructural hasta el clasismo estructural. También entender que hay políticas públicas que van dirigidas a mejorar la calidad de todas las personas, en el acceso de las personas de manera equitativa.
-¿Qué significa ilustrar en tu vida?
– Ilustrar para mi es casi como comer, ya es parte de mi vida, siempre lo fue. Dibujo desde chica y es el modo en el que siempre pude expresar lo que me pasaba y sanar también. Empezar a ponerle nombres a esos ruidos que yo había sentido en algún momento de mi vida y después definí como violencia.
Ilustrar es un arma muy poderosa, es poner, construir o desarmar sentidos de todo esto que nos plantearon como incuestionable. Y en el momento en que te das cuenta que se te están escapando y eso que creías que nos e podía repensar no era tan cierto o tan incuestionable, te hace seguir queriendo profundizar mucho más en todo lo que nos enseñaron desde la niñez: los roles, los estereotipos, los mandatos de género.
Para mi dibujar es una herramienta poderosa de comunicación para bajar conceptos, para hablar de otras realidades, es todo. Yo dibujando realmente me encontré, el dibujo fue creciendo conmigo y creo que igual me queda un montonazo por aprender. Lo mío no es la técnica, la verdad es que es bastante intuitivo, nunca fui a aprender dibujo, pero si siempre me encanto.