En una nota publicada en Télam Gabriela Ensinck, integrante de la Red Argentina de Periodismo Científico, analizó los aspectos de cada uno de los proyectos que se están llevando a cabo en nuestro país.
Son “vacunas de segunda generación”, así llamadas porque servirán de refuerzo de las actualmente disponibles. Su desarrollo nace en alguna de las plataformas o tecnologías ya existentes para el diseño de vacunas”, explicó.
Y agregó que: estas plataformas se pueden dividir en dos grupos: las basadas en proteínas (proteínas, fracciones de proteínas y virus completo muerto); y las basadas en ácidos nucleicos (vectores virales, y ARN, ácido ribonucleico, que es la tecnología más moderna y nunca antes se había usado en vacunas).
La especialista detalló a Télam que entre las vacunas disponibles actualmente en Argentina, la Sinopharm (China) utiliza virus inactivados; Sinovac (China) proteínas virales; las Moderna (Estados Unidos) y Pfizer/BioNtech (Estados Unidos y Alemania) se basan en ARN.
“En tanto, Sputnik V (del Instituto Gammaleya, Rusia); y la británica AstraZenaca/Oxford usan vectores virales: humanos en el primer caso, y de chimpancé en el segundo. En tanto la CanSino (China) también usa vectores virales humanos, y es de una sola dosis”, clasificó.
A continuación las características de cada una de las vacunas en desarrollo analizadas por la especialista:
Arvac Cecilia Grierson de la Universidad Nacional de San Martín
Esta vacuna lleva el nombre de la primera médica argentina (Cecilia Grierson) y fundadora de la Escuela de Enfermería, estará disponible para 2022 y servirá como refuerzo de las actuales. Es uno de los desarrollos de vacunas nacionales más avanzados en el país.
Superados los ensayos preclínicos, un equipo liderado por la investigadora Juliana Cassataro; junto al laboratorio Cassará, trabajan actualmente en el desarrollo de un prototipo y en el diseño de los ensayos clínicos en personas voluntarias. Su fórmula se basa en proteínas recombinantes; una tecnología que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B o el Virus de Papiloma Humano (VPH).
Desarrollo en la Universidad del Litoral.
Otra vacuna en fase preclínica que obtuvo financiamiento de la Agencia I+D+i, es la que están desarrollando investigadores del CONICET en la Universidad del Litoral, junto a Cellargen Biotech SRL y Biotecnofe SA.
Su fórmula se basa en proteínas recombinantes, que son más estables y menos dependientes de la cadena de frío. Esto las vuelve más económicas, fáciles de producir y de distribuir.
Este proyecto se basa en una plataforma tecnológica ya instalada en Santa Fe para investigar partículas similares a virus (VLPs, del inglés virus-like particle). “Estas partículas imitan la conformación del virus y permiten vacunar a las personas o los animales con vacunas bioseguras, basadas en cultivos de células recombinantes”, comentó a Télam el investigador Claudio Prieto.
“Lo que hacemos es, mediante ingeniería genética, modificar el genoma de las células productoras de la vacuna, para que solamente expresen un gen codificante de una proteína clave del virus, que al ser utilizada como vacuna, es capaz de generar anticuerpos en animales o en humanos”, agregó el investigador.
Monodosis del Instituto Leloir
El proyecto de investigadores del Conicet en el Instituto Leloir, junto a la biotecnológica Vaxinz diseñó una fórmula monodosis; que generó inmunidad de 100% en pruebas preclínicas en ratones.
Además de anticuerpos, esta vacuna despertó inmunidad celular que, a diferencia de éstos; perdura por varios meses en el organismo, comentó a Télam elcoordinador del proyecto, jefe del Laboratorio de Terapia Molecular y Celular de la Fundación Instituto Leloir e investigador del Conicet; el doctor Osvaldo Podhajcer.
La fórmula de esta vacuna está basada en vectores de adenovirus humano, similares a los de la Spuntik V.Y se adapta a las necesidades de países como Argentina y otros de latinoamérica. Al ser de una sola dosis, reduce los costos de logística y aplicación.
Argenvac221, del CONICET y la Universidad de La Plata
El proyecto Argenvac221, del CONICET y la Universidad de La Plata;fue impulsado por el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA – UNLP/CONICET) y el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP-UNLP/CONICET/CIC). Surgió de trabajos de colaboración que desde 2018 realizan en conjunto ambos institutos platenses. En los que se sumaron capacidades complementarias para el desarrollo de inmunoterapias para enfermedades inflamatorias e infecciosas.
Esta vacuna se basa en nanopartículas de fracciones de proteínas del SARS-CoV-2. Actualmente se encuentra en las primeras etapas de la fase preclínica y aún no cuenta con socios en el sector privado.
INTA Bariloche y laboratorios Bagó
El INTA junto a laboratorios Bagó avanzan con otra vacuna basada en una tecnología patentada en 2018 por el INTA Bariloche que generó inmunidad ante el coronavirus en ratones.
El médico veterinario y virólogo Sebastián Pappalardo; que además es responsable del Laboratorio de Nanomedicina Veterinaria de INTA Bariloche, declaró a Télam que “el siguiente paso será “comprobar que esos anticuerpos logren neutralizar el coronavirus y verificar que la respuesta inmunológica sea duradera”.
Esta vacuna utiliza como vehículo un gen que codifica para una porción de la proteína Spike del SARS-CoV-2 que activa la respuesta inmune del organismo. Pappalardoseñaló que antes de fin de año se espera comenzar con la fase clínica de investigación con voluntaries.
Desarrollo internacional: Córdoba, San Pablo y París
Investigadores argentinos del CONICET en la Universidad Católica de Córdoba participan junto a colegas de la Universidad Federal de San Pablo y franceses de la Universidad de la Sorbona, en el desarrollo de una vacuna oral contra el Covid-19.
El investigador del Conicet y de la Universidad Católica de Córdoba, Hugo Luján, lidera la iniciativa junto con Jorge Kalil, de la Universidad Federal de San Pablo, Brasil; y David Klatzmann, de la Universidad de la Sorbona, en Francia.
Las ventajas de este tipo de vacunas, que se administran como pastillas, son su amplia aceptación, y que no requieren personal especializado para suministrarlas.
Sin embargo, una de las principales dificultades para el desarrollo de vacunas orales es que, para llegar al intestino; los antígenos, despertadores de la respuesta inmune, deben superar un ambiente hostil. Incluyendo altas temperaturas, el pH gástrico y los jugos biliares y pancreáticos.
El desarrollo de la vacuna cordobesa, consiste en la combinación de moléculas de varios virus que no infectan a humanos y que se recubren con proteínas de superficie llamadas VSP, que a modo de escudo resisten las “inclemencias” del tracto digestivo.
“Bajo esa capa protectora, insertamos moléculas del nuevo coronavirus que apuntan a generar una fuerte respuesta inmune”, explicó a Télam el investigador cordobés Hugo Luján. Al igual que todas las mencionadas, ésta también se encuentra en fase de investigación preclínica.