Pasaron doce días del asesinato de Ayelén Jara Gutiérrez por parte del esposo de su amiga; Hugo Ayala, quien aún se encuentra prófugo gozando de total impunidad. La joven, previamente a haber sido asesinada, huía de su pareja, otro varón violento. En ese entonces su refugio fue el barrio llamado “La Lucha”, correspondiente a Guernica.
El 3 de junio se cumplen 6 años del surgimiento de Ni una Menos. Según el observatorio Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá); del primero de enero al 30 de mayo de este año “hubo 143 muertes violentas de mujeres; travestis y trans en la Argentina. Una cada 25 horas, 94 son femicidios, femicidios vinculados y trans- travesticidios”.
El 71% de los femicidios se produjeron en las casas de las víctimas o las casas compartidas. Este dato no es menor. La necesidad de un refugio para las mujeres y las disidencias es urgente. Ayelén Jara Gutiérrez no lo pudo tener como tantes otres quienes habitaban Guernica en busca de un hogar para poder vivir dignamente.
Censos en Guernica
En diálogo con Nota al Pie, Lorena Ojea, integrante del Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social (MULCS) y maestra de primaria, habló sobre los censos realizados en Guernica.
En ese sentido afirmó que hubo dos censos. En el primero los grupos del Ministerio de la mujer acompañaban a los censistas “y si alguna mujer se animaba hablar de la situación ellas les tomaban los datos y después las llamaban. En algunos casos les han gestionado la asignación, pero no ha sido más que eso”, señaló Ojea.
Por otro lado, Yamila Rodríguez, integrante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y trabajadora social; dialogó también con Nota al Pie y sostuvo que “el protocolo fue bastante mal llevado”.
Las mismas entrevistas a personas que estaban sufriendo violencia de género se realizaban delante del violento. Por lo que “hubo muchísimas que no informaron su situación de violencia”, detalló.
A su vez mencionó que “no tuvieron intervenciones reales en cuanto a las situaciones de las mujeres violentadas. Hubo posterior contacto por el programa acompañar que termina exigiendo y vulnerando aún más. El cobro es de un potenciar trabajo que demora 30 días con una denuncia de por medio”.
Asimismo, afirmó que hubo una intervención de parte de varias instancias del gobierno que terminó siendo nula o represiva ya que se veían “doblemente violentadas las mujeres y las familias en sí”.
Los refugios
En relación a los refugios se comentó sobre la dificultad para conseguirlos. La integrante de la Consejería Panambí, Ojea, manifestó que generalmente terminan “cayendo en organizaciones, cayendo en el buen sentido». Afirma que las mismas “están colapsadas y que por ahí te dicen, tengo un lugarcito”.
Se coordina con Tatagua, la consejería de San Vicente o con organizaciones que están en los territorios.
Por otro lado, Gutiérrez sostuvo que “son bastantes limitados los refugios”. Debido a que debe haber un proceso previo donde “existan varias denuncias, un juzgado te asigne y demás y eso lleva mucho tiempo”.
En el conurbano existe uno puntualmente abocado a esas situaciones. Sin embargo, “el año pasado en medio de la pandemia un violento irrumpió en el espacio y violentó a las cuidadoras. Si lugares de resguardo están así de expuestos para con las mujeres y disidencias y también trabajadoras, que nos queda”, dijo Gutiérrez.
Por otro lado, Ojea remarcó que “siempre sería mucho menos riesgoso para la mujer y para sus hijes enseguida tener otro lugar donde ir; después que hagan todo lo que sea y le den la casa, pero digo, eso no pasa”.
Femicidio de Ayelén Jara Gutiérrez
Con respecto al caso de Jara Gutiérrez, Ojea comentó que “es re difícil, incluso para las organizaciones a veces; intervenir en casos así”. Debido a que el femicida Hugo Ayala es un “tipo armado que vende drogas y seguramente está arreglado con la policía, con narcos más grandes”.
La integrante del MULCS explicó que “Ayala sigue prófugo, lo que calculamos que a esta altura sino cruzó está por cruzar el Paraguay porque es lo que hacen muchos; porque es fácil cruzar sin controles, entonces es muy posible ya que es paraguayo; que haya ido ahí con algún familiar”.
La joven “no hizo ninguna denuncia porque tenía mucho miedo y cuando está en la recuperación de tierras; el tipo aparece. Hubo una situación ahí donde intervienen también las compañeras que estaban en el barrio La Lucha”.
Luego del desalojo Jara Gutiérrez parte a Quilmes, “que es donde estaba viviendo antes. Ahí hay incluso otra amiga que también estuvo en la toma con ella que es la que más la estuvo acompañando y ahora es la que está ayudando también con el bebé”, remarcó la docente.
Con respecto al femicidio, Ojea manifestó que “él la acusó a ella de robarle el celular, ahí empezó todo; ella primero antes de que le pegue el tiro se defendió verbalmente, él le pegó un cabezazo y después le pega el tiro”.
Por otro lado, Gutiérrez, dio su opinión y sentir al respecto. “Estamos en una situación de bronca, indignación, de dolor; nos encontramos con cuestiones tan anunciadas; seguimos sin una solución para personas víctimas de violencia de género”.
Logros luego del desalojo en Guernica
Luego del desalojo violento en Guernica se logró, según Ojea, “reorganizar un grupo de familias; y logramos el mes pasado que terminaran de firmar por un subsidio y por un lote con servicio, una preadjudicación”.
Asimismo, Gutiérrez, acerca del presente detalló que “el reclamo en este momento es que nos reconozcan como barrio o como un único barrio; y que tengamos una finalidad como barrio comunitario y colectivo”.
El presente
La integrante del MULCS manifestó que “hoy tenemos un montón de compañeras y mujeres que están mucho más conscientes de un montón de cosas.”
En relación a la justicia dijo que “tendría que haber un cambio terriblemente profundo. No digo solamente la cuestión de género sino ahí está la cuestión de clase en la justicia; hay que desarmar muchísimo y empezar de nuevo ahí”, resaltó.
Luego también sostuvo que “no podemos descansar en que existe una ley y se va a cumplir, nos pasa con la del aborto; acá en Guernica no hay lugares que te atiendan; entonces estamos ahí tratando de armar algo para empezar a luchar por eso”.
Sin embargo, “si uno mira hacia atrás se lograron tantas cosas, yo creo que no hay otra que seguir avanzando como venimos. Con mucha lucha y conciencia de género. Seguir laburando y metiéndonos en esos lugares donde más le duele al sistema, rompiendo y volviendo a armar”, reflexionó Ojea.
A su vez Gutiérrez incluyó que se deben “destinar los recursos para esta problemática”. “En nuestro caso nos toca verlo desde una situación económica y de tierras”, afirmó la trabajadora social. “Es muy difícil salir de esos círculos cuando no tenés el acceso económico y habitacional para hacerlo”, concluyó.