La banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (Los Redondos, para les amigues) surgió en La Plata en 1976, en plena dictadura cívico-militar, para contestarle desde el underground a la censura del régimen. En sus inicios, el grupo liderado por Carlos “El Indio” Solari y Eduardo “Skay” Beilinson fue un adalid de la contracultura: les hablaba a les intelectuales de la época La Cofradía1 de rebeldes que resistían contra un imperio tiránico que pretendía eliminar las expresiones de tintes ideológicos considerados subversivos.
Pero en 1982 sucedió algo que cambió el curso de la historia: la escena del rock nacional, que a principios de los años ‘80 estaba en crisis, resurgió inesperadamente durante la Guerra de Malvinas. La censura a la música en inglés se tradujo en más apoyo a los artistas nacionales y la creación de un circuito de bares, boliches, revistas y discográficas que favorecieron la expansión de más bandas argentinas de rock, cuya resurrección se concretó con el fin de la dictadura en diciembre de 1983. Fue así como Los Redondos saltaron a la fama, comenzaron a crecer y se volvieron cada vez más populares.
A mediados de los ‘80 la agrupación publicó su primer álbum de estudio, corriéndose finalmente del circuito alternativo e ingresando a la escena dominante. Ahora La Cofradía debía compartir el capital cultural con otres consumidores de procedencia popular.
Siguiendo la propuesta de Sarmiento en el Facundo, se puede leer esto como una fractura del “movimiento ricotero” en términos de civilización y barbarie: de un lado se posicionaron les fans “ilustrades” que creían ser les úniques poseedores del capital intelectual necesario para interpretar la obra de Solari y Beilinson, mientras que en la vereda opuesta quedaron “les otres”, las clases populares que hasta ese momento habían sido invisibilizadas, marginadas y expulsadas del mercado cultural.
Tanto en Sarmiento como en Solari “la pluma y la palabra fueron el arma a empuñar para combatir aquello que se oponía a la construcción de la nación, en términos de liberalismo y progreso”2. Asimismo, en ambos se registró un acercamiento a la masa popular porque la concibieron como portadora de movimiento (Carlos Manuel Vicente, 2016).
Como el sanjuanino, Los Redondos comprendieron desde un principio que cualquier persona podía apropiarse de su obra, interpretar el mensaje de lucha y revolución y difundirlo. Si bien las letras de sus canciones nunca dejaron de ser crípticas, el grupo adoptó algunos símbolos de la cultura popular que les fueron útiles para acercarse a ese público nuevo y numeroso; fue así como los graffitis, las banderas y las bengalas se volvieron un clásico de las “Misas Ricoteras”.
Desde sus comienzos la banda buscó construir un sujeto políticamente despierto y socialmente comprometido, por lo que la masificación de su obra no significó para ellos una pérdida de sentido sino la materialización de su ideario. Podría afirmarse que un deseo similar motivó a Sarmiento a forjar “las condiciones para que la educación fuera un bien común, un derecho básico para todos”3.
Como lo hiciera el Maestro sanjuanino en el siglo XIX, Los Redondos incentivaron la participación popular y el desarrollo democrático de la comunidad desde sus inicios en La Cofradía y hasta el día de hoy, veinte años después de su disolución. Es por eso que la división entre “civilización” y “barbarie” que intentaron instalar algunes fans no prosperó: Solari y Beilinson entendieron que la unión hace la fuerza para enfrentarse a la tiranía opresora que pretende al pueblo dormido y dominable.
1 La Cofradía de la Flor Solar era una comunidad de hippies de La Plata que, a su vez, formaron un grupo de rock psicodélico y que estuvo activa desde fines de los 60 hasta principios de los 70. En La Cofradía había artesanos, intelectuales, artistas plásticos, músicos, todos muy influidos por la cultura flower power, el pacifismo y los movimientos contraculturales que desembocaron en el Mayo Francés. Muchos de sus antiguos miembros formaron luego otras bandas, como Billy Bond y la pesada del rock and roll, Miguel Abuelo et nada y Patricio Rey y sus redonditos de ricota.
2 Vicente, C. M. (2016). Facundo: la pluma y el ideario de Sarmiento. Sociales y Virtuales,3 (3). Recuperado de http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/dossier/dossier-literatura-argentina/facundo-la-pluma-y-el-ideario-de-sarmiento
3 Pineau, P. (s.f.). Nada de lo educativo me es ajeno. Boletín de noticias de Filo. Recuperado de http://novedades.filo,uba.ar/content/nada-de-lo-educativo-me-es-ajeno-por-pablo-piseau
Referencias bibliográficas:
Pineau, P. (sin fecha). Nada de lo educativo me es ajeno. Boletín de Noticias de Filo. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
Sarmiento, D. (1845). Facundo. Civilización y Barbarie. Buenos Aires: Grupo Editor Altamira.
Vicente, C. M. (2016). Facundo: la pluma y el ideario de Sarmiento. Sociales y Virtuales,3 (3). Bernal: Universidad Virtual de Quilmes.