
La sexta edición de la Feria del Libro de Flores se lleva a cabo este sábado en las calles del barrio porteño y se consolida como un espacio de encuentro entre editoriales independientes, colectivos culturales y vecines.
La propuesta, impulsada por el Centro de Formación Profesional 24 (CFP24), Tinta Limón Ediciones y un conjunto de editoriales y distribuidoras, apuesta a “romper el aislamiento” y recuperar la dimensión pública de la cultura.
Diego Skliar, creador de la feria, explicó que el objetivo es “poner en la calle un montón de prácticas que a veces tenemos puertas adentro en proyectos editoriales cooperativos, en una escuela pública de oficios, distintos colectivos culturales que organizamos la feria, y darle una dimensión pública y también un debate público”. Para él no se trata sólo de la compra-venta de libros, sino de “un diálogo entre autores, editores y lectores”.
En esta edición la feria contará con una charla con la autora Alejandra Kamiya, titulada “La magia lenta”. Además, estarán presentes Jorge Fondebrider, Verónica Gago, Luci Cavallero, Itai Hagman, Natalí “La Inca” Incaminato y Lily Galeano, entre otros.
Libros, música y feria popular
La jornada reúne a más de 30 editoriales como Bajo Tierra, Biblioteca Nacional, Nocturna, Archivida, En el Margen, Leviatán, Criatura, Mansalva, Akal, Caja Negra y Tenemos las Máquinas, entre otras.
Además de los stands de libros, participan emprendedores de la Feria de Artigas, el Mercado Compa de la Asamblea de Flores y el proyecto agroecológico de Mujeres Trabajadoras de la Tierra. También se ofrece un taller de reparación de bicicletas.
La programación incluye música en vivo con Proyecto Gomez Casa, Flopa y La Dinastía del Ritmo. Por primera vez, se suma la peña folklórica La Tempranera del Centro Cultural Roberto Arlt, en la esquina de Morón y Bolivia.
A su vez, por segundo año consecutivo, la Cazona de Flores abre sus puertas para una serie de conversatorios sobre el mundo de la edición. Allí también se exponen dos muestras: una de dibujos sobre el genocidio en Gaza, curada por Sergio Langer, y otra con material del archivo del Bloque Migrante.
Una feria para salir del algoritmo
La consigna de esta edición gira en torno a “romper el aislamiento”, una invitación a salir de las pantallas y apostar al encuentro presencial. “Creemos que implica la posibilidad de un diálogo donde pueda suceder lo impensado, donde sentemos el cerco algorítmico y nos encontremos con cosas que a veces no sabemos, con debates que nos parecen urgentes y que deben ser públicos”, explicó Skliar.
La feria, comentó su creador, propone “la celebración, la fiesta real, no la reacción inmediata de la red social”. En este sentido, busca que los encuentros sean “más lentos, duraderos y más acordes al ser humano que a la máquina”.
En un comunicado, los organizadores afirmaron: “Hace tiempo que habitamos la paradoja de estar hiperconectades pero incomunicades”. Para los organizadores, “tanta conexión y contenido para consumir en velocidad nos paraliza, anestesia la sensibilidad y genera una mezcla de violencia, desconcierto y cansancio”.